En el mundo de la televisión hay mucha tensión. Por un lado están las televisiones de toda la vida que trabajan con la presión de que su negocio se vaya traspasando a las nuevas plataformas. De hecho, los datos de esta semana señalan que septiembre ha sido el que mes que menos televisión convencional, de la que se recibe mayormente por la antena de tejado, se ha visto de los últimos 13 años. Un dato que habla por sí solo pero que tampoco dice nada. De momento, programas como GH VIP están cosechando audiencias del 30%. Pero ojo que este negocio sobrevive en un precario equilibrio. Lo hemos podido ver esta semana cuando el Supremo ha prohibido a Telecinco programar su concurso Pasapalabra. Un viejo pleito de la cadena que se echó al monte a pesar de no contar con los derechos, e hizo que hoy hayan tenido que borrarla de su programación. Algo que tuvo como consecuencia que los informativos de la cadena que conduce Pedro Piqueras bajaran en casi medio millón de espectadores. Nadie lo creía pero los jueces les han dicho que no; que se olviden de Pasapalabra. Un fallo que afecta a millones de espectadores que afrontaban las noches televisivas consumiendo este concurso presentado por Cristian Gálvez. Seguramente será cuestión de tiempo y también de calcular qué parte de dinero están dispuestos a pactar quienes tienen los derechos y los quienes los explotan. El mismo Gálvez insinuó que no tardarían en volver con sus ruletas y sus roscos. También podría pasar que algún tiburón tipo Netflix esté merodeando la presa y se haga con los derechos. Y ojo porque el día que estas plataformas se hagan con el entretenimiento de los concursos televisivos el panorama pintará muy oscuro para la tele que vemos por las antenas de los tejados.