En el Violeo, el último puerto de la Vuelta a Asturias, Iván Ramiro Sosa, el líder, se instaló en la torre de control para contemplar el vuelo de Simon Yates. El inglés, el favorito que se quemó las alas un día antes, no era ningún problema para el colombiano. Con la calma como aliada, Sosa presenció la escena con condescendencia en la jornada de cierre de la carrera. Era una etapa exprés, de apenas 120 kilómetros, un kilometraje más propio de aficionados.

El Movistar arropó a Sosa y gestionó los tiempos. Yates se llevó la alegría del día, su segunda conquista en la Vuelta a Asturias. Con esos dos jirones de dicha concurrirá al Giro, que arranca el viernes en Budapest. Sosa también acudirá a la cita italiana.

El colombiano llegará con la sensación de la victoria barnizándole la moral. Nada como ganar para intentarlo de nuevo. Yates alcanzó la meta en solitario con una renta superior al medio minuto, ni un rasguño para Sosa, que dominó la carrera sin alterarse ni un ápice. No le inquietó.

MIKEL BIZKARRA, CUARTO

"Hemos sabido gestionar bien las fuerzas y la colocación, que era importante, para asegurar ese objetivo que teníamos con la general. Teníamos la tranquilidad, cuando ha arrancado Yates, que podíamos dejarlo ir porque no era un peligro para la general, así que podíamos subir a nuestro ritmo en el Violeo, mantener controlados a los otros rivales y llegar bien a meta", resumió el colombiano.

A Sosa le acompañaron Fortunato y Edet en el podio final. Mikel Bizkarra rozó el cajón de la prueba asturiana. Obtuvo la cuarta plaza el escalador de Mañaria, uno de los puntales del Euskaltel-Euskadi, que lo intentó hasta el final.