Pocos fichajes han generado tanta ilusión como el de David Silva por la Real Sociedad. La dirección deportiva ha dado un golpe maestro y ha acabado la depresión en la que estaba sumida la parroquia txuri-urdin desde que Martin Odegaard se despidiera.

El club realista no está acostumbrado a realizar operaciones tan mediáticas, ya que los futbolistas que incorpora no suelen tener un palmarés de ese calibre, con el título de campeón del mundo a la cabeza. La incorporación de Silva tuvo una repercusión mundial. Su contratación se fraguó casi en 24 horas, ya que el primer contacto se produjo el fin de semana. La dirección deportiva mantuvo una reunión el sábado para volver a plantearse la planificación tras el adiós de Odegaard.

No eran muchas las personas del club que conocían que habían tomado la decisión de abordar la contratación de Silva al considerarle su sustituto ideal por delante de otros objetivos. La situación no era nada sencilla, ya que el canario había apalabrado ya su contratación por la Lazio. Uno de los que ha jugado un papel clave en la operación ha sido su agente, Amadeo Rengel, con el que la directiva realista mantiene una gran relación. Su mujer también prefería venir a Donostia.

Silva guarda un gran recuerdo de su paso por el Eibar y el siguiente verano, en 2005, se pasó muchas semanas esperando la llamada de la Real, pero Amorrortu optó por seguir con Gabilondo y Barkero. Fue al Celta y se salió.

Fuentes de la negociación destacaron a este periódico que Silva está donde quiere estar; que todos han tenido que poner de su parte para que se cerrase y que el hecho de que no hubiesen trascendido las conversaciones había resultado clave. La operación se cerró en un día. La Real no quiso dar con nocturnidad su refuerzo estrella a pesar de tener todo preparado. Una filtración tuvo la culpa. Silva firma por dos años más otro opcional y se colocará entre los mejor pagados. Su camiseta fue la más vendida ayer en las tiendas y los aficionados silvaban felices...