Con la derrota de la final contra la Real Sociedad fresca en la memoria, con un nudo estrujando el estómago y la desolación tratando de enrocarse en la memoria comparece Raúl García. Es la voz del vestuario, modulada por la veteranía que atesora el futbolista de Zizur Mayor, a sus 34 años uno de los baluartes de este Athletic, el que trata de sacudirse la pena de un revés histórico y alzar la moral para encarar con garantías los próximos retos, especialmente la final de Copa del próximo día 17, contra el Barcelona, que se antoja como la bala en la recámara.

"Es un momento muy duro", asegura el navarro, de rostro serio como acostumbra, esta vez con mayor motivo. Apela a lo que considera "lo principal" para comenzar a superar el duelo por la pérdida del título. "Hay que reconocer que no hemos estado como sabíamos que podíamos estar, que no competimos como sabemos, que no se estuvo al nivel", dice, haciendo de la sala de prensa un confesionario en el que admitir los pecados. Porque, considera, solo desde la honestidad se podrá alcanzar la redención. Porque solo así el vestuario será capaz de realizar una introspección para analizar el porqué, a fin de poder mejorar de cara al futuro. "Hay que reconocerlo e ir mejorando a partir de ahí".

Al hablar de sentimientos, Raúl prefiere no asignar calificativos concreto. "Llámalo como quieras", dice. "Siento que pierdes por méritos que has hecho por no estar al nivel. Es lo que más me duele, porque sé que podía haber sido de otra manera. Aunque es cierto que no se elige cuándo las cosas salen mal", explica el navarro, que insta a "pasar página, porque el pasado no sirve de mucho". Aunque deprisa matiza: "Debe servir para tratar de arreglar lo que se ha hecho mal". Y es que, a su juicio, las malas experiencias son las que mejores lecciones imparten.

"Ahora hay que juntarse como equipo, trabajar, ver las imágenes y repasar para ver por dónde ha venido todo esto, entender por qué pasó. No sabría decir por qué ha venido. No es tan fácil expresarlo en palabras. Son muchas cosas las que se unen", expone, con un discurso puro, de clara honestidad, porque el fútbol puede ser simplista o complejo, según se mire, pero es evidente que esconde secretos arcanos sobre el camino hacia la victoria.

Desde su perspectiva, la plantilla ahora debe permanecer "unida" ?"por eso somos un gran grupo", recuerda? para dejar atrás el mal trago y reabastecerse de ilusión de cara a la próxima final. "Me gustaría jugar finales todos los años", dice, concediendo relevancia a los hechos de comparecer en una y de la proximidad de la disputa de otra. "Cuando pierdes es jodido, pero pelearé por llegar a todas las posibles. Sigo confiando en este equipo", comenta, para tratar de despejar posibles dudas en el ambiente.

Con la intención de encarar en condiciones óptimas la cita del día 17 contra el Barcelona, Raúl sostiene que "hay que desconectar, cambiar de chip". "Hay que acordarse de las cosas buenas que ha conseguido este equipo y de las malas, aprender", prosigue. "No hay otra que seguir con el trabajo y tener confianza", añade.

Raúl entiende que la siguiente final trae de por sí alicientes como para llegar con un estado anímico saludable. "Para empezar, el premio es mayor", concreta, por el hecho de que el Athletic, en caso de ganar, obtendría un billete para viajar por Europa. "Todos los años no se juegan finales y este año jugamos tres, y la que viene es la más importante, porque es la siguiente y por la magnitud del premio. Tenemos que ir con todo, como vamos a ir", garantiza.

El zizurtarra considera que el varapalo contra la Real Sociedad, además de lo que pueda suceder en los dos siguientes partidos antes de disputar el duelo copero contra el Barça, no debe tener influencia en la nueva visita a La Cartuja. "No creo que tenga que ver con lo que suceda en la final. Vamos a llegar bien preparados, seguro", anticipa. Y es que, en su mente actualmente está la idea de "redimirme en cuanto pueda", por el bien de uno mismo y también por el de la afición, para quien no cree que haya que dedicar mensajes para imbuir confianza. "La palabra que me sale es orgullo, es lo que siento de mis compañeros y de esta afición. Siento que no es necesario decir nada para hacer creer. La afición ha demostrado que está con nosotros. Cuando las cosas han ido mal, la afición siempre ha estado", evoca.

Ante el compromiso liguero del miércoles, en el que los leones volverán a medirse a la Real, el navarro restó importancia al hecho de que se haga pasillo o no. Si bien, no desveló lo que sucederá. "El pasillo es discusión de bar. Al acabar el partido felicité uno a uno a cada jugador. Le dais demasiada importancia. Las cosas se demuestran como hemos hecho", dice, haciendo alusión al respeto mostrado hacia el campeón, al acercarse sobre el césped de La Cartuja para dar la enhorabuena y aplaudir al rival por su conquista.

En este sentido, no juzga gestos como la celebración de Illarramendi con una trompeta o el vídeo de Remiro en alusión al que en su día grabó Williams tras ganar la Supercopa. "Siento orgullo de mi equipo y sus comportamientos, al ganar la Supercopa o el otro día. Hay que saber ganar y perder. Prefiero no entrar a valorar. Que opine cada uno", apunta.

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El Athletic vuelve al trabajo

Preparación para el nuevo derbi de mañana. Tras la decepción vivida el pasado sábado en la final de Copa, el Athletic regresó ayer al trabajo en un entrenamiento programada para las 18.30 horas. El equipo tardó cerca de una hora en saltar sobre los campos de entrenamientos de Lezama, por lo que se intuye que Marcelino García Toral charló con los jugadores tras la derrota sufrida contra la Real Sociedad. Precisamente la sesión de ayer lunes sirvió para comenzar a preparar el duelo que mañana miércoles (21.00 horas) enfrenta de nuevo a los leones con el equipo txuri-urdin, esta vez en el Reale Arena. Por otro lado, ayer se conoció un nuevo horario. El Athletic-Atlético de Madrid de la jornada 32 será el 25 de abril, a partir de las 21.00 horas.