Maitane Melero Lacasia (20/2/1983) volvió a superar todas las adversidades para acrecentar su leyenda. La fondista del Grupompleo se proclamó campeona de España de 10.000 metros corriendo con una fisura en la vértebra sacra. La mala suerte parecía haberse cebado con la pamplonesa esta temporada: pasó por el quirófano en noviembre para operarse la rodilla, estuvo confinada a causa del coronavirus y sufrió una fractura de la vértebra sacra hace solo tres semanas mientras jugaba con su hijo. Su presencia en el Campeonato de España era casi imposible, pero ella siguió luchando, como siempre, hasta apretar los dientes y cerrar el puño con rabia en la línea de meta de Torrevieja.

A sus 38 años, aguantó el ritmo de sus rivales -Claudia Estévez y Marta Galimany- y las superó con un espectacular cambio de ritmo a falta de 300 metros para el final. Maitane Melero se colgó su undécima medalla en campeonatos nacionales, la quinta de oro después de haberse impuesto en el 5.000 en 2017 y 2018 y en el 3.000 bajo techo en 2018 y 2020. Toda una hazaña para una atleta que compagina el deporte con su trabajo como ingeniera en la planta de energía eólica de Acciona en Barasoain y con el cuidado de Ilai, su hijo de 5 años.

¿Cómo se siente después de haberse proclamado campeona de España de 10.000 metros?

-Estoy muy contenta porque era un campeonato al que hace unas semanas no pensaba ni llegar. Estoy muy satisfecha, lo primero por haber podido estar en la línea de salida y después ya con el resultado. Sí que es verdad que sufrí bastante durante la carrera (ríe), pero es para estar muy orgullosa. Hace tres semanas había tenido un accidente doméstico en el que me fracturé una vértebra, estuve ocho días parada y perdí parte de mi estado de forma. Pero bueno, milagrosamente me he podido recuperar, estar en la carrera y, por si fuera poco, ganarla.

Suma ya 11 podios en Campeonatos nacionales y es su tercer oro. ¿Tiene más valor después de un año tan complicado?

-Sí. Cada competición es muy importante y especial, pero es cierto que esta carrera en concreto la voy a recordar (ríe) y que para mí tiene un valor añadido por las dificultades de los últimos meses. Hace ter semanas no pensaba ni participar y es increíble lo que he terminado consiguiendo.

Sufrió una fractura de la vértebra sacra hace solo tres semanas. ¿Corrió con dolor?

-No. Por suerte no tenía nada de dolor. Me hicieron una radiografía el martes pasado y se veía que no había desplazamiento de la vértebra y que se estaba soldando muy bien. Por suerte, no me pinza ningún ligamento ni ningún músculo y solo me quedaba una fisura por cerrar. Milagrosamente, corrí sin dolor. La verdad es que, curiosamente, lo que peor llevo es estar sentada. Los problemas los tengo al dormir o al sentarme en el colchón, pero tengo la suerte de que me permite correr.

Tuvo que aguantar los arreones de Claudia Estévez y Marta Galimany. ¿Qué tal fue la carrera?

-Mi objetivo era aguantar el mayor tiempo posible el ritmo que pusieran las chicas y a veces iba un poco a remolque. Me faltaba ritmo de competición porque no había competido desde hace varios meses y había perdido algo de capacidad aeróbica. Al final, con el paso de las vueltas, la carrera se me hizo un poco larga (ríe). Pero aguanté los cambios de ritmo de mis rivales y en el último 300 dije: "ahora tengo que darlo todo". Ahí fue donde me distancié unos metros y pude llegar en primera posición.

La carrera de 10.000 metros es muy larga. ¿En qué pensó durante la prueba?

-En nada (ríe). Solo en agunatar, aguantar, aguantar y aguantar el ritmo de las de delante. Luego, a falta de dos vueltas dije: "ahora es cuando hay que darlo todo". Si no te exprimes al 100% en ese momento, luego te echas en cara no haber dado más o no haber sufrido un poco más. Yo dí todo lo que tenía en esa última vuelta y la verdad es que estoy tranquila por eso.

Y al llegar a meta lo celebró con mucha rabia.

-Sí. Pensé en las últimas semanas, en todos los contratiempos que he tenido y en mucha gente. Me acordé de todos los que me han apoyado y también de Patxi Morentin, que estuvo conmigo en el último 10.000. Fue un cúmulo de emociones importante y salió toda la rabia que tenía almacenada en la llegada. Fue un momento muy importante para mí y tenía que celebrarlo por todo lo alto.

Ya había ganado dos oros en 5.000 y uno en 3.000 en pista cubierta, pero hasta este año no había logrado la victoria en el 10.000 en el Campeonato de España. ¿Cuál cree que es su mejor distancia?

-El 10.000 sin duda es la prueba a la que mejor me adapto. Es en la que más cómoda me siento cuando llego en condiciones óptimas y sin problemas físicos (ríe). Me adapto muy bien a los ritmos del 10.000 y es una distancia que me gusta mucho.

¿Cómo se definiría como atleta?

-Competitiva. Soy una persona que se supera en las competiciones, donde siempre doy más que el 100% y soy muy fuerte a nivel mental. Me gusta mucho la competición y siempre rindo muy bien, ahí es donde saco lo mejor de mí misma.

Su fortaleza mental ha sido clave en la recuperación de su lesión, un trabajo que ha llevado a cabo junto a los fisios y los trabajadores del CEIMD.

-En el CEIMD (Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte), los profesionales me han estado dando unas pautas de los plazos en esta recuperación. El tratamiento que he seguido ha sido muy conservador, porque en la recuperación de una fractura no se puede hacer mucho. Me dieron unos plazos de 8 días en los que no pude hacer ningún impacto porque era la fase aguda de la lesión y luego me dieron unas pautas del modo de volver a los entrenamientos. Yo les he hecho mucho caso en la vuelta a los entrenamientos. También he tenido el apoyo de la marca Nutergia, que ofrece suplementos de productos naturales para la recuperación de diferentes lesiones. Los he estado tomando estas tres semanas y me han ayudado muchísimo.

También superó una lesión de rodilla en noviembre. ¿Temió en algún momento no volver a su nivel?

-No, porque la operación de rodilla salió muy bien. El doctor Alfaro es un artista, de los mejores en este tipo de cirugías y ya me dijeron que había salido todo bien y que en poco tiempo podría estar otra vez compitiendo. La verdad es que fue todo muy bien. A las tres semanas comencé a correr, pero el problema es que tuve la mala suerte de que me volvió a tocar otro confinamiento después(ríe). Tenía más miedo con esta lesión, porque la fractura de una vértebra me daba muchísimo miedo. Los fisios también me comentaban que los plazos de recuperación igual eran largos y por eso volver a competir tan pronto ha sido bastante sorprendente.

A sus 38 años, ¿cómo ve su futuro deportivo?

-No lo sé. Ahora mismo, no sé ni lo que voy a hacer en los próximos meses. Yo quiero seguir y, mientras tenga ganas y pueda, continuaré dándolo todo. Mientras disfrute, quiero seguir compitiendo. La competición me gusta mucho, el deporte me encanta, es mi válvula de escape y lo necesito. Cuando me falta, lo noto. Ahora que he estado lesionada, por ejemplo, ver que no podía salir a correr un rato ha sido duro. Yo quiero seguir todo lo que pueda. ¿A qué nivel? Eso ya no lo sé. El propio cuerpo será el que irá marcando el ritmo.

Usted no es profesional. ¿Cómo concilia el atletsimo con el trabajo y con el cuidado de su hijo?

-La conciliación es muy complicada. Hace falta mucha organización, mucha fuerza de voluntad y que la palabra pereza no exista en tu vocabulario. Es muy difícil y más a estos niveles. El descanso no es igual, la recuperación cuesta más y los entrenamientos los tengo que hacer de modo exprés, con prisa. Y eso se nota. Pero bueno, siempre he llevado este ritmo de vida, estoy acostumbrada a él y ya sé cómo gestionar cada una de las situaciones.

¿Todavía sueña con ir a los Juegos Olímpicos este año?

-Hasta que no pasen, las esperanzas van a estar ahí. Pero se me ha complicado mucho la cosa, hay que ser realista. Entre la pista cubierta que no pude hacer bien y ahora en el 10.000 que la marca que he hecho tampoco es del todo buena, lo tengo muy difícil. La verdad es que en el 2020 lo tenía más favorable y que se me ha complicado mucho la cosa a raíz de la pandemia. Mi forma de vida del año pasado no tiene nada que ver con la que tengo ahora y es una dificultad añadida. Pero todavía quedan un par de meses para que se cierre el plazo de clasificación y, hasta que no termine, habrá que intentarlo al máximo. Yo, como siempre, seguiré haciendo todo lo que pueda para estar en los Juegos.