No solo el agua de mar es salada, también existen corrientes que circulan por el interior de la superficie continental cuya concentración de cloruro de sodio invita a denominar esos caudales como "ríos salados". De hecho, en casi todas las ocasiones los pobladores de las riberas de esos ríos los bautizaron bajo el nombre de "Río Salado". Y aunque sea un fenómeno muy poco frecuente en la geografía mundial, en España tenemos trece ejemplares de Río Salado.

El origen de la salinidad en los ríos puede ser natural, debido a la geología del terreno o a la climatología, o bien antropogénico, es decir, generada por vertidos domésticos e industriales, por la actividad minera o por residuos agrícolas y ganaderos fundamentalmente del ser humano, entre otros.

Los trece ríos Salados de la península son de origen natural y surgieron porque el agua subterránea fluye en contacto con las capas de sal. Sin embargo, muchos de estos ríos son salados solo en parte de su curso, ya que al mezclarse con otras aguas dulces en forma de afluentes y efluentes las corrientes lo hacen salobre o casi dulce.

Pese a los flujos de agua dulce con poca concentración de cloruro de sodio que llegan hasta estos ríos salados, la densidad de este mineral ha sido suficiente para aprovechar al máximo los ríos y arroyos que, por arrastrar clo­ruro sódico desde sus manantiales subterráneos, podían proporcio­nar abundante sal en el interior del territorio y así dejar de depender de la sal de las explotaciones marinas. Es el origen de las salinas continentales o salinas de interior.

De hecho, España representa una gran variedad y abundancia de paisajes salinos y se han llegado a contabilizar hasta más de 250 salinas de interior que llegaron a estar en explotación en lo que es la Península Ibérica, aunque, a día de hoy, son muy pocas las que siguen funcionando.

Las salinas de Imón, nutridas por el río Salado, en la provincia de Guadalajara. freepik

Así, en las riberas o en el propio curso de estos trece ríos Salado encontramos multitud de salinas, donde se deja evaporar el agua salada, para de esta manera dejar solo la sal y poder extraerla para su uso. En el caso de las salinas de Salinas de Oro, explotación que surge en esta localidad navarra aprovechando las aguas del Río Salado, antes de que desemboque en el Río Arga.

En la provincia de Guadalajara, las salinas de Imón fueron durante décadas las salinas con mayor producción de la península, y su sal también se extraía del Río Salado. Lo mismo ocurre en las provincias de Zamora, La Rioja, Cádiz, Córdoba, Sevilla o Jaén; todas tienen una corriente de agua bautizada como Río Salado por su concentración de cloruro de sodio.

Río Salado, trece copias peninsulares

A pesar de la rareza primigenia en la concentración del cloruro de sodio, es muy frecuente que una vez identificada la salinidad del agua, se bautice a los ríos como "río Salado". Lo han hecho con el curso del río Salado, al norte de Argentina, que discurre por las provincias de Salta, Santiago del Estero y Santa Fe, con el río Salado de Bolivia, un río endorreico en el departamento de Potosí, con el río Salado en Arizona (Estados Unidos) y con el río Salado en Chile, un afluente del río Loa. Existen muchos ejemplos en el mundo, pero en ningún país hay tantos como en España. Ahí van los trece ejemplares de río Salado.

  • En Navarra, el río Salado, que nace en la Peña de Echauri y desemboca en el río Arga en Mendigorría, tras atravesar el Embalse de Alloz donde recibe las aguas del río Ubagua por la margen derecha.
  • En Zamora, provincia de Castilla y León, el río Salado nace en San Esteban del Molar, a unos 740 metros de altitud y desemboca a 635 metros, cerca de la localidad de Molacillos. 
  • En la provincia de Guadalajara existen dos ríos Salado. El río Salado, antiguamente denominado Gormellón, que nace en las proximidades de Paredes de Sigüenza y desemboca en el el río Henares y el río Salado de Linares, en la serranía del Alto Tajo.
  • En La Rioja, el río Salado sirve de afluente al río Jubera.
  • En Cádiz, río Salado de Espera, de unos 25 km de longitud. El río Salado de Rota, que nace en el término municipal de Rota y desemboca en la Bahía de Cádiz y el río Salado de Conil, que desemboca en el municipio de Conil de la Frontera.
  • En la provincia de Córdoba, el río Salado de Priego perteneciente a cuenca hidrográfica del Guadalquivir.
  • En la provincia de Sevilla, el río Salado de Lebrija, que fluye hasta desaguar en el río Guadalquivir, siendo el penúltimo afluente por su margen izquierda antes de la desembocadura y el río Salado de Morón, que también desemboca en el Guadalquivir.
  • Y en Jaén, el río Salado de Arjona, que discurre íntegramente por la provincia de Jaén y el río Salado de Porcuna, que discurre por Jaén y Córdoba.