"EL turismo rural ha cambiado mucho y probablemente más entre nosotros que entre los visitantes; ahora estamos mucho más y mejor preparados, y nuestra oferta también es más completa que cuando empezamos", afirma Joxepi Mihura, titular con su esposo Fermín Iparraguirre de la casa rural Urruska de Elizondo, una de las pioneras en el campo del agroturismo en Navarra y una de las más prestigiosas. Para sus propietarios, la casa rural es un complemento bastante importante para la economía familiar y ofrece además "muchas satisfacciones y oportunidad de hacer grandísimas amistades".
La casa rural Urruska, que los naturales dicen con X (Urruxka) que es una forma de expresar cariño y amistad muy baztandarra, se abrió al público en 1991. "Fuimos de los primeros, aunque ya antes, en el Valle de Roncal existían desde 1990 casas que alquilaban habitaciones y es cuando el Gobierno de Navarra empezó a elaborar una legislación y a establecer determinadas condicioes y requisitos", explica Joxepi. La etxekoandre es una mujer lista y cultivada, de las que ven "crecer la hierba", ocupó la presidencia de la Federación Navarra de Casas Rurales y la asociación Hiruak Bat que agrupa a las existentes en Xareta (Urdax y Zugarramurdi), Baztan, Bertizarana, Malerreka y Bortziriak y sigue siendo una referencia imprescindible en el turismo rural de Navarra.
"En nuestro caso fuimos despacio, comenzamos con dos habitaciones y al año siguiente ampliamos a cinco y fuimos mejorando la casa y los servicios", comenta, aunque asume que el mejor ambiente es casi siempre el que se crea en la mesa o alrededor del subazter (el fuego bajo o chimenea) en cuyos estantes cercanos nunca faltan libros y revistas que hablan de Baztan y del País del Bidasoa. "La gente viene ya mucho más informada y cada día más con las nuevas tecnologías, pero siguen buscando el contacto humano y les gusta conocer y zambullirse en la historia, el folklore y las costumbres del país".
En 20 años, han conocido a mucha gente y hecho muchos amigos, pero en Urruska siguen con toda la amabilidad y atenciones para que sus clientes se sientan "como en casa, que es lo que ofrecemos aquí". Una cosa que Joxepi reconoce que no podría hacer es "darle las llaves un cliente y dejar que se busque la vida".
casa edronekoa en Unanu
Tranquilidad y naturaleza a los pies de San Donato
Edronekoa, en Unanu, es la primera casa rural de Sakana y la quinta de Navarra. "Entonces se registraban como casas de labranza", recuerda Fernando Etxauri. Él y su mujer, Itziar Lizarraga, conocieron esta antigua casona ubicada en el centro de Unanu y se embarcaron en una aventura que comenzó hace 25 años. Y siguen con la misma ilusión.
En este cuarto de siglo ha llovido mucho. "Ha evolucionado sobre todo la oferta de alojamiento, pero no va en la misma proporción que la demanda", observa Etxauri. En este sentido, señala que "el boom de los 90 fue un tirón importante. La espuma va bajando, pero se está consolidando". De igual modo, afirma que ha variado el perfil del turista. No obstante, el cliente tipo de Edronekoa es una pareja de entre 25 y 45 años, de profesiones liberales que acuden para pasar el fin de semana o para estancias cortas. Durante el año, proceden de Navarra y de provincias limítrofes. Pero en los meses de verano y en Semana Santa vienen de otras comunidades autónomas, principalmente, de Cataluña y Valencia.
Con una clientela fiel, Etxauri señala que a la hora de gestionar una casa rural es importante el factor humano. "Hay que ponerse en la piel del otro, en la del cliente, para que se vaya pensando que ha recibido más de lo que ha pagado. La calidad hay que trabajarla siempre". Este pionero del turismo rural también destaca la importancia de las nuevas tecnologías y la gran ventana al mundo que supone Internet. "Mas del 90% de las reservas son a través de la Red. Además, la mayoría de la gente viene informada, sabiendo lo que quiere ver y hacer", señala.
En los tiempos que corren, es inevitable hablar de la crisis. "Se está notando, sobre todo en 2010. Otros años, para estas fechas, ya estaba reservado todo para Semana Santa. Ahora, va más lento. Se espera al último momento", afirma.
Las sierras de Aralar y Urbasa, sus pueblos así como su privilegiada situación geográfica son los grandes atractivos de Sakana. No obstante, el turismo no acaba de despegar en la comarca. "A Sakana le queda mucho camino para que sea destino turístico. Hace falta que las entidades locales, Mancomunidad y ayuntamientos se crean esto del turismo rural", observa Etxauri. Por ello, y con el fin de promocionar este modelo de turismo en la comarca, se creó en 2006 la Asociación de Casas Rurales de Sakana, en la que están asociadas 27 de la 30 existentes.
casa urederra en baquedano
Estar como en casa
La casa rural Urederra de Baquedano es una de las 33 del sector rural que se ofertan en Tierra Estella. En activo desde febrero de 2008, es un edificio de arquitectura tradicional, pero que cuenta con todas las comodidades y servicios de las viviendas modernas para que, según su dueña Beatriz San Martín, "los visitantes disfruten del inmueble en sí". Ésta se encargó de levantarla para darle un uso común: convertirla en la casa familiar además de ofertarla como casa rural y recuperar así el antiguo espíritu que caracterizaba a estos alojamientos donde casero y huésped compartían el mismo techo. La localidad también dispone, desde 2000, de la casa rural Aialusa, una antigua edificación que pertenecía al Ayuntamiento y que la estellesa Yolanda Echarri se encargó de rehabilitar para entrar en este negocio y tenerlo como vivienda particular.
Beatriz San Martín, con la construcción de la casa Urederra, pensó en fomentar el turismo rural de la zona y afianzar el atractivo de una pequeña localidad que, como asegura esta vecina de Baquedano, es "tranquila, acogedora y con unas vistas para recordar a la sierra de Urbasa". Los turistas nacionales, venidos de comunidades cercanas como la CAV y La Rioja y la zona de Pamplona, además de madrileños y catalanes, son los que más pasan por esta casa compartida, llamados por la ubicación privilegiada y las diversas actividades que pueden desarrollar en los alrededores.
La casa se encuentra en el núcleo urbano de Baquedano y es el punto de partida para visitar el nacedero del Urederra. Además, desde allí se pueden realizar excursiones de montaña, etapas en BTT, visitar bodegas o yacimientos arqueológicos como la Villa de las Musas de Arellano, o dar una vuelta por las localidades contiguas que conforman Tierra Estella. San Martín dice que la casa Urederra ofrece un ambiente familiar a la vez que libre, y, por ello, esa oferta se asemeja tanto a parejas y a familias con niños como a grupos de jóvenes. "Yo les enseño la casa y después los turistas son los que, con su propia llave, entran y salen cuando quieran y se preparan la comida a la hora que quieren", aclara.
Ante la palabra crisis, la dueña de la casa Urederra dice que el sector ha sabido salir adelante porque ella ha conseguido los mismos beneficios que cuando abrieron en 2008. "A pesar de que la temporada alta viene en julio y agosto, ahora estamos teniendo muchas reservas", dice. Aún así, Beatriz San Martín asegura que hay "mucho interés" por el turismo rural "porque es diferente, acerca al visitante a la naturaleza, ofrece un cambio de aires, y es como si estuviese en su propia casa".
Pero, pese a la demanda, la vecina de Baquedano se queja de la poca ayuda que recibe el sector por parte del Gobierno foral. Añade que los baremos para obtener subvenciones son cada vez "más exigentes". Lo mismo pasa con el certificado de calidad que, según afirma, "es una burocracia desmesurada y un proceso muy largo y costoso". "Lo que deben valorar más es el trato humano y el grado de satisfacción de los clientes".
casa azparren
En el corazón de Aibar
"Estamos contentos. La verdad es que llevamos tres años y, a pesar de la crisis, a nosotros nos va bien". Alberto Azparren, dueño de la casa rural Azparren de Aibar hacía esta reflexión, teniendo en cuenta que han sido estos tres últimos los años en los que se ha acusado un descenso de movimiento en el sector de las casas rurales, no tanto en la comarca de Sangüesa, con menos tiempo de experiencia, pero sí en otras zonas que fueron de las primeras en abrir sus puertas a este tipo de turismo. También en Aibar ahora es temporada baja, pero comienzan a moverse las reservas para Semana Santa que, junto con los meses de verano hasta finales de septiembre, y todos los puentes del calendario, se cuelga el cártel de completo.
Casa Azparren recibe un turismo predominantemente familiar, con o sin niños. Sus tres habitaciones dobles se prestan para ello y son ocupadas, sobre todo, por clientes procedentes de Barcelona, de Madrid y la CAV. Como novedad, las pasadas navidades contaron con inquilinos franceses.
Considera Alberto Azparren que atenderles es muy sencillo, porque "la mayoría de ellos llegan más o menos con los planes hechos sobre lo que quieren visitar". Lo que no quita, para que él, que atiende la casa prácticamente solo aunque habla en plural, les asesore y les facilita los folletos que Turismo deposita en los establecimientos de la Red. Iglesias, castillos de Javier y Olite, Leyre, Sos del Rey Católico, la Selva del Irati o la Foz de Lumbier son algunos de los lugares más visitados. Además, apunta que "si quieren montar a caballo, les enviamos a Hípica Arbayún, en Usun, e incluso en una hora, pueden llegar hasta Figarol, para practicar con quad". Azparren destaca estas actividades, pero reconoce que disfrutan también del propio pueblo y de sus instalaciones, sobre todo en el verano en las piscinas. "Les llama la atención la poca gente que encuentran, el frontón, el precio, y la paz".
Mirando a la vieja casa de sus padres, el aibarés Alberto Azparren, de 30 años, pensó en montar una casa rural. En la primavera de 2008, la inauguró y está catalogada con dos hojas. Compagina esta gestión con su trabajo en Viscofan. "No me arrepiento, no es ningún problema. He cogido práctica con naturalidad y no me siento atado, porque si en un momento dado no puedo, me ayuda mi familia". En realidad, declara que su tarea comienza y acaba con la acogida, una pequeña explicación y cuidar de que no les falta nada. En pleno corazón de Aibar, Casa Azparren, en la calle Mayor, 14, por 175 euros la noche, 350 el fin de semana, se presta a disfrutar del tiempo de ocio. El precio incluye luz, leña, gas calefacción? Completan la oferta de Aibar, otra casa y un hotel rural, cuyas cartas de presentación se encuentran en Internet y trípticos que reparten por la zona, con grandes posibilidades.