tudela - Alrededor de 150 repartidores de Panrico y Donuts de la zona Norte (Navarra, País Vasco, Aragón y La Rioja) llevan nueve días en paro sin trabajar y continuarán así hasta el próximo día 11 de marzo como forma de protesta ante la posibilidad de perder, según sus cálculos, alrededor del 40%-50% de ingresos una vez que Bimbo, que compró ambas marcas el pasado mes de julio, separe la bollería de la venta de pan de molde. Si bien el resto del Estado negocia por su cuenta, hace años lo que se denominó la Mesa de Tudela consiguió que sus representantes en la zona Norte pudieran tener contacto directo con la empresa y negociar las condiciones.

El constante cambio de dueños de la firma y el del Tribunal de la Competencia a Bimbo de que no se podía quedar con Panrico porque acapararía todo el mercado deja a estos trabajadores en una situación muy precaria que podría acabar con la mitad de los 1.500 repartidores de todo el Estado en la calle en noviembre. Hasta entonces la imposibilidad de repartir juntos Donuts y Panrico (ya que se ha vendido Panrico a otra marca a instancias del Tribunal de la Competencia) les obliga a perder la mitad de los ingresos que perciben como autónomos dependientes.

origen del conflicto Uno de los representantes de los trabajadores Fernando León explicó ayer el proceso que ha vivido la firma. “Un empresario catalán unificó en todo el Estado las marcas Donuts y Panrico y lo vendió. Desde entonces hemos ido de manos de una empresa de capital de riesgo a otra y han ido sacando en activos lo que podían. Hace dos años una empresa londinense la compró, llegamos a un acuerdo para un año con condiciones de rebaja importantes y finalmente en julio de 2016 la vendió a Bimbo”. León explica que con esta compra “Bimbo se ha quitado la competencia de un plumazo y ha cogido las marcas líder, Donuts, Bollicao, Donetes, Qé...”, si bien el Tribunal de la Competencia “le ha dicho que se tiene que deshacer de la parte de Panrico, es decir, del pan de molde”.

Para ello, Bimbo ha llegado recientemente a un acuerdo con Adam Foods (Nutrexpa, dueña entre otros de Aneto o Phoskitos) y la venta se hará efectiva el 1 de marzo, momento en que Bimbo deberá deshacerse del pan y los repartidores de Donuts y Panrico verán cómo sólo podrán repartir la bollería por lo que, al trabajar a comisión por venta de producto, sus ingresos se reducirán en un 40% o 50%. “Nos vamos a juntar los repartidores de Donuts (1.500) con los de Bimbo (900) por lo que es seguro que en noviembre, que se hará efectiva la unión, va a haber despidos”, explicó León.

Las negociaciones se iniciaron el pasado mes de julio de 2016, tras la operación de Bimbo, pero nada se ha avanzado. “Estamos dispuestos a negociar las salidas porque sabemos que las tendrá que haber pero no nos han dado ninguna solución para la gente que se quede y no sabemos cómo nos vamos a mantener desde el 1 de marzo, que se hará efectivo, hasta el mes de noviembre con la mitad de los ingresos”. Al ser trabajadores autónomos dependientes (con exclusividad de trabajo para Donuts y Panrico) buena parte de su sueldo depende de las ventas y si les retiran el pan de molde caerá a la mitad.

Por este motivo, los supermercados de la zona Norte están comenzando a ver cómo sus estanterías están vacías de productos de ambas marcas (sucede en los grandes centros de Eroski y Carrefour), una situación que, si no hay cambios en el silencio de Bimbo, continuará hasta el 11 de marzo. La unidad de acción de los repartidores es total y el viernes 3 de marzo comenzarán a hacer acto de presencia en las puertas de los hipermercados para comunicar a los clientes su situación. En Navarra trabajan actualmente una treintena de repartidores, unos 14 en Tudela y otros tantos en Pamplona.

excedente Fernando León argumentó ayer que “el problema son estos 8 ó 9 meses entre marzo y noviembre en que no podemos mantener esa situación. Cuando se junten los 1.500 repartidores de Donuts-Panrico con los 900 de Bimbo, van a sobrar entre 800 o 1.000 personas seguro. Eso lo negociaremos cuando llegue. Lo que creemos e intuimos es que quieren que la gente se vaya por la situación de precariedad en que nos dejan para luego tener que hacer frente a menos indemnizaciones”.

Desde este colectivo señalaron que en los últimos años, cada venta de una firma a otra ha significado una pérdida de sus condiciones laborales. “Todos han sacado su beneficio, en unas ocasiones con la venta de activos de la compañía y cuando ya no había nada que vender despidiendo o recortando salarios. En la última negociación hace cuatro años dejamos en el camino gran parte de nuestras condiciones laborales y económicas, porque según ellos era la única solución para seguir adelante”.