- La actividad económica suma ya dos semanas apenas a medio gas en Navarra. Ayer se apagó un poco más. Y a lo largo de esta semana la hibernación será casi absoluta. Un experimento económico sin precedentes, que generará la recesión más aguda desde la Guerra Civil y que a una economía como la navarra, con un fuerte componente industrial y exportador, le cuesta más de 200 millones de euros a la semana.

Los economistas han comenzado a hacer cuentas y las cifras son aterradoras, si bien provisionales. Falta por calibrar el impacto de las medidas de apoyo que va anunciando el Gobierno poco a poco y que podrían ayudar a mitigar una recesión que, de lo contrario, podría rondar el 10% anual. Con unos 20.700 millones de PIB en 2019, la merma podría superar los 2.000 millones de euros en la riqueza de la Comunidad Foral.

Todo va a depender de la duración de un confinamiento que comienza a reducir la cifra de contagios, pero que supone renunciar a cerca del 60% de la actividad económica, con un coste económico desconocido hasta el momento. Mikel Casares, profesor de Economía de la Universidad Pública de Navarra, recordaba ayer mismo que será la duración de las medidas de alarmas por el coronavirus lo que determine la magnitud de una recesión que podría estar "cercana a las dos cifras". "Estamos hablando de que un mes supone una duodécima parte de la actividad anual. Si se funciona dos meses al 40% supondría una caída próxima al 10%", explica Casares, partidario de "anteponer la respuesta sanitaria" con medidas de distanciamiento social, pero que advertía de que saldrán más rápido aquellos que actuaron antes. "Quienes tardaron más van a tener las peores consecuencias sanitarias y económicas", explica.

Ayer, el frenazo en la actividad se hacía todavía más visible, pese a que en muchos polígonos todavía se mantenía cierta actividad. En Landaben, por ejemplo, Saltoki continúa abierto por suponer un servicio esencial y estar abasteciendo de material a centros sanitarios y hospitales de campaña, por ejemplo. Y lo mismo sucede con las empresas del ámbito sanitario, con el transporte de mercancías esenciales y sobre todo con el sector primario y la distribución de alimentos al por mayor y al por menor. "Ahora mismo se está produciendo una transferencia e renta clarísima de la hostelería a los supermercados", explicaba ayer mismo Casares.

Otras muchas analizaban ayer si tenían que cerrar, al formar parte de las cadenas de valor de productos esenciales, pero quizá solo en una pequeña parte de su prodcción. El resto, sin embargo, va a tener que parar, un frenazo, que era defendido ayer por UGT, pero sin el apoyo de las organizaciones empresariales. Por ejemplo, desde CEN, que debía abordar en las próximas semanas el relevo de su presidente. En un comunicado, la patronal que dirige José Antonio Sarría, mostraba su "máxima preocupación" por "el impacto real en la economía navarra porque el peso de la industria en el PIB es muy alto".

Para la CEN, estas últimas medidas del Gobierno central "suponen un freno a la recuperación económica posterior a la crisis sanitaria". Por este motivo, reclamó "implementar acciones extraordinarias para mitigar el desmantelamiento de nuestro tejido productivo, que es lo que durante tantos años ha posibilitado que Navarra haya sido una comunidad próspera en lo social y en lo económico". Desde la patronal navarra defienden que "la salud es lo primero y deben realizarse los máximos esfuerzos para combatir la pandemia". Y destacaron que "la ciudadanía y el empresariado así lo ha entendido y las empresas navarras están actuando con un gran responsabilidad habilitando medidas excepcionales en sus empresas" ."Pero no debe perderse la perspectiva y el problema hay que abordarlo desde la totalidad y buscar el equilibrio dañando lo menos posible el ejido económico", reivindicó la CEN.

Más crítico era todavía ayer Javier Taberna, presidente de Cámara Navarra desde 1991, que criticaba "la improvisación" con la que considera que actúa el presidente Pedro Sánchez. A su juicio, paralizar toda actividad que no sea esencial supondrá en la práctica "dar por perdido el año" para muchos sectores de actividad. Entre ellos el turismo, no solo el procedente del extranjero sino el nacional porque recuperar la convivencia social "será lenta" y la normalidad no llegará hasta que "no haya ni un solo infectado", explicó en declaraciones a Efe, Taberna subrayó además que las empresas hubieran necesitado un tiempo "prudencial" que no se les han dado para proceder a una paralización total que "ocasionará graves perjuicios". Como ejemplo citó a las industrias del metal que facturan dos millones de euros al mes, unos ingresos que pierden.

Por su parte, la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT de Navarra pidió a la patronal que "priorice" la salud pública y "anteponga el interés general a intereses particulares o corporativos, ya que si no se preserva la salud de los trabajadores, no podrán funcionar las fábricas". Ante las advertencias de la CEN sobre el escenario de dificultades para la economía y el empleo, el sindicato responde que "hay un principio fundamental que es que sin salud, no hay trabajo, y que si colapsa el sistema sanitario y se extiende todavía más el problema de salud pública que estamos viviendo, los trabajadores no podrán reincorporarse a sus puestos y el funcionamiento económico no será posible, retrasándose el reinicio de la actividad y entrando, entonces sí, en un escenario muy preocupante".

Recogida de maquinaria. Aunque la mayor parte de las obras grandes habían ido parando en Navarra en los últimos días, las pequeñas continuaban activas. Las empresas deben afrontar ahora la recogida de una maquinaria que puede sufrir daños si queda desprotegida.

Paros desde anoche. Las fábricas que continuaban con su actividad y tuvieron que pararla la mantuvieron hasta la tarde ayer.

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, reprochó este lunes al Gobierno su "precipitación" en la paralización de las actividades no esenciales y el hecho de que el domingo, a las doce menos diez de la noche, no se supiera muy bien qué tenían que hacer determinadas empresas. "Ahora habrá que interpretar el decreto. Hay fábricas donde los turnos empezaban a las diez de la noche. Pensamos que ha habido cierta precipitación. Se nos consultó, pero el sábado a la tarde, y se nos podía haber preguntado cómo se podía hacer y de qué manera. Se podría haber hecho mejor", aseguró Garamendi.

"Quienes han reaccionado más tarde tendrán una peor crisis sanitaria y económica"

Profesor de Economía de la UPNA