- Si en mitad de la noche surge la idea, este economista y abogado se levanta de la cama y camina hasta su despacho para escribirla en su cuaderno. Antonio Monzó Boronat (19 de diciembre de 1956, Valencia), conocido por todos como Toni, ha sido el rostro visible de la Asociación de Transportistas Autónomos de Navarra (Tradisna) estos 20 años. Pisó por primera vez estas tierras en 1977 con el servicio militar, y aquí conoció a Cristina, con la que comparte su vida desde 1978. El 8 de abril pone fin a su etapa laboral. "Me invadirá una alegría inmensa en mi último día por el deber cumplido. Pudimos coser la fractura social de Tradisna hasta lograr una asociación cohesionada. Lo peor fue perder la cooperativa de consumo", rememora. A partir de ahora ocupará su puesto Alberto Latorre, socio desde 1997.

Concluye su trayectoria en Tradisna en plena crisis del coronavirus, ¿le resulta extraño terminar así?

-Hace años anuncié que me jubilaba este 8 de abril, y lo repetí durante la celebración del 40º aniversario de la asociación en septiembre. Mantendré el teléfono abierto, pero no me gustaría que me llamaran porque todo ha quedado hilado. Tradisna cuenta con un gran equipo humano, compuesto por 14 personas y dos externas, que ayuda al socio.

El sector está envejecido, ¿le preocupa la falta de relevo?

-Mucho. La media de edad del socio asciende a 50,8 años, con la mitad de ellos enmarcados en la franja de entre los 46 y 60 años.

¿Cómo se resuelve esta situación?

-Debemos dignificar esta profesión, que a su vez es vocacional. Casi nadie quiere que su hijo conduzca un camión. El año pasado lanzamos una campaña para animar a los jóvenes a que se decanten por esta actividad y para sensibilizar a la sociedad de la importancia del sector. Sin transporte no hay economía, y se ha demostrado en la actual crisis sanitaria al calificar el Estado nuestro sector como servicio esencial.

Usted se marcha, pero las reivindicaciones continúan. ¿Puede enumerar las más importantes?

-Eliminar la competencia desleal de empresas buzón y la presencia de falsos autónomos; suprimir la cláusula salvo pacto contrario; activar un régimen sancionador para las empresas morosas; establecer la jubilación anticipada, con el cobro del 100% de la prestación; impulsar áreas de descanso seguras; reconocer las enfermedades profesionales; mejorar la imagen y reputación del sector para asegurar el relevo generacional; y evitar los peajes, entre otras peticiones.

Durante su etapa en Tradisna, ¿cómo califica las relaciones con el Gobierno de Navarra?

-Correctas, aunque con claros y oscuros en estas dos décadas.

¿Cómo ha evolucionado el transportista autónomo desde su etapa de coordinador en Tradisna?

-La tecnología ha aportado comodidad al profesional, pero también ha provocado ausencia de compañerismo y solidaridad en el colectivo. Eso es lo que perciben los asociados.

¿Cómo ha evolucionado Tradisna en estos 20 años?

-Aprovecho esta cuestión para homenajear a aquellos profesionales que han fallecido durante estos años en accidente de tráfico o por muerte natural, que conocí a través de Tradisna. Cuando me incorporé en 2000 había unas mimbres asentadas pero que había que tejer para confeccionar el cesto. En estas dos décadas, hemos logrado establecer una paz social en el colectivo; involucrar al socio con su participación democrática en la gestión y en la toma de decisiones. El grado de solvencia de las cuentas es satisfactorio. Creemos en la comunicación, en la información y en la transparencia, y por eso mantenemos buenas relaciones con los medios. Hemos puesto en marcha servicios para el transportista, y hemos conservado las relaciones institucionales. Sabemos adaptarnos a las circunstancias, con mucho trabajo y dedicación.

¿Cómo recuerda su primer contacto con Tradisna?

-Cristina, mi mujer, trabajaba como abogada en la asociación. Una tarde de 1996 me acerqué hasta la sede, situada en aquel entonces en río Alzania, y coincidí con su secretario general, Miguel Ángel Idoate, que casualidades, era cliente en el Banco Vizcaya de la calle Castillo de Maya, en mi etapa como empleado en la entidad. Este me propuso colaborar como asesor externo a través de mi asesoría contable y fiscal; y ya en 2000, Tradisna me propuso coordinar la asociación. El primer objetivo consistió en coser la fractura social interna.

¿Qué hitos destaca de su primera década al frente de la asociación?

-En 2001 lanzamos la revista para los socios, fundamental para mantener una comunicación fluida con ellos. En 2007, pusimos en marcha la correduría de seguros. En junio de 2008 afrontamos un paro potente en el sector para lograr mejoras en la profesión y para rechazar el encarecimiento del gasóleo. Fueron días históricos.

¿Y de la segunda etapa, entre 2010 hasta ahora?

-En plena crisis económica, planteamos iniciativas para facilitar la actividad al transportista. Tuvimos que reinventarnos. Como teníamos liquidez en la asociación, pudimos disminuir las cuotas a los socios y ofrecerles servicios gratuitos en diferentes áreas como la formación. Constituimos una asesoría laboral y contable, pusimos en marcha Tradisna Energía para que el transportista comprara a menos precio el gasóleo desde 2011. Dos años más tarde, logramos mantener los módulos del transporte en 150.000 euros; y en 2014 y 2017 conseguimos que se suprimiera el céntimo sanitario, medida recaudatoria que fomenta el descenso de combustible de gasóleo en las estaciones de Navarra, ya que los transportistas repostaban en comunidades que carecían de este tributo. En 2018 potenciamos la marca de Tradisna. Y, ahora mismo, debemos retomar la petición de que el Estado apruebe la jubilación anticipada con el 100% de la pensión. Hemos preparado la carta para enviar a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pero toda actividad se ha paralizado con la pandemia del coronavirus.

¿Qué hará a partir de ahora?

-Muchas cosas en este cambio de ciclo, como volver a estudiar. Me gusta Geografía, Historia y Etimología. Retomaré el aprendizaje de idiomas (inglés, francés y alemán), viajaré y dedicaré tiempo a la familia, sobre todo a mi mujer.

¿Añadiría una última pregunta a esta entrevista?

-Sí.

¿Cuál?

-¿Por qué un transportista autónomo debe asociarse a Tradisna?

Entonces le pregunto: ¿por qué un trabajador por cuenta propia debe darse de alta en Tradisna?

-Porque llevamos 40 años dando voz al transporte ante las administraciones públicas siendo interlocutores con el Estado y con Navarra; porque fomentamos la unión a través del asociacionismo; porque ponemos en valor la profesión del transportista y su reputación; porque innovamos para aumentar la satisfacción del transportista, contribuyendo al éxito con servicios que hacen su negocio más rentable; porque tenemos la visión de ser referente en Navarra y en España; porque damos importancia a la comunicación; porque disponemos de un equipo humano cualificado y especializado que apoya al colectivo; porque velamos por la competencia leal; porque ofrecemos servicios integrales; porque nos gusta el trabajo bien hecho anticipándonos a los problemas con soluciones y porque apostamos por la formación.

"La solidaridad y el compañerismo entre los transportistas se ha perdido por la tecnología"