sta vez, el golpe no ha llegado de lejos. La sede de CAF, donde se ha decidido el cierre de Trenasa, se ubica en Beasain. al otro lado de Aralar, en el Goierri guipuzcoano. Y con esta empresa, un gigante industrial, acordó el Gobierno de Navarra, a través de Sodena, una de las inversiones públicas más relevantes de los últimos años, con la que pretendía obtener resultados en un sector, el del movilidad eléctrica, en el que compiten empresas, regiones, países e incluso continentes enteros.

Hoy, todo parece en el aire. El comité de Trenasa espera noticias del Gobierno foral, pero los sindicatos apuntan con claridad a Sodena, sociedad pública que habría aportado alrededor de seis millones de euros a una compañía, Vectia, de la que apenas hay noticias en Navarra. De momento, ni inversiones, ni empleo ni la fabricación de autobuses que parecía anunciarse hace poco más de un año.

La apuesta se formalizó hace apenas dos años y medio. En febrero de 2018, Sodena anunció que iba a aportar 5,7 millones de euros en Vectia, para impulsar su desarrollo y su presencia internacional. Con esta inversión, que suponía el 30% de la ampliación de capital, la empresa pública navarra se asociaba en el proyecto can CAF, que se hacía cargo del otro 70%. “Sodena refuerza su apuesta por Vectia, centrada íntegramente en el desarrollo de soluciones de transporte urbano basadas en la electromovilidad, considerando la creación de valor que la compañía puede aportar a Navarra”, explicaba entonces Sodena.

Las previsiones eran entonces optimistas. El año se iba a cerrar con 60 autobuses eléctricos entregados y el mercado apuntaba al alza. Se estima que el crecimiento previsto puede arrojar un importante efecto inducido en proveedores navarros que podría situarse en una horquilla estimada entre los 72,6 y los 122 millones de euros para el periodo 2018-2024. En ese momento, Vectia daba empleo a unos 30 trabajadores y se preveía “llegar a 400 en 2024”.

Un año más tarde, sin embargo, las previsiones ya no eran tan optimistas. Sodena anunciaba que Vectia se integraba en Solaris, empresa polaca adquirida por CAF en septiembre de 2018 y que contaba entonces con 2.500 trabajadores y una facturación de 450 millones. La sede de la nueva sociedad se quedaba en Navarra, con 26 trabajadores, pero ya nadie aseguraba que la fabricación de los autobuses fuera a acometerse en Castejón. “Sodena y CAF han acordado trabajar en un plan que analice la viabilidad para la producción en Castejón de alguno de los modelos de Solaris”, explicaba la nota. “El resultado positivo del plan de viabilidad, supeditado a términos de competitividad industrial, podría suponer un significativo impacto económico en la localidad ribera que podría situarle como uno de los referentes industriales europeos este tipo de vehículos”, explicaba entonces Sodena, que ayer prefirió guardar silencio.

Solaris, en crecimiento. Mientras sobre la planta de Trenasa pende el cierre, CAF destaca en sus comunicaciones públicas los pedidos millonarios que llegan a su empresa de autobuses eléctricos y de hidrógeno, con destino sobre todo al mercado centroeuropeo, el más dinámico.

I+D+i, sin noticias. Hace un añó Sodena recordaba que la inversuón hecha situaba también a Navarra como lugar preferente ante posibles procesos de descentralización de actividades de I+D+i que lleve a cabo Solaris Bus & Coach.