El mercado libre ha afianzado su hegemonía en la promoción de vivienda para compraventa en los últimos dos años. Apenas el 14,6% de las casas cuya construcción ha arrancado en Navarra desde enero de 2019 tiene carácter protegido, un porcentaje bajísimo en relación a la serie histórica y que amenaza con dificultar el acceso a una vivienda en propiedad a capas de la sociedad que no pueden acceder a unos precios de mercado que en 2020 registraron su primer descenso después de tres años de subidas sensibles.

En total, y según los datos que publica regularmente el Gobierno de Navarra, desde enero de 2019 se ha iniciado en Navarra la construcción de 6.523 viviendas, de las que 954 contaban con algún tipo de protección y 794 eran de régimen general. El resto, 5.569 eran libres.

Este 15% supone el porcentaje más reducido de los últimos años, a pesar de que en el primer cuatrimestre de 2021 parece haberse reavivado el interés por la compra de un tipo vivienda algo más asequible que la libre, pero que tampoco ofrece las ventajas de hace 15,20 o 25 años. Entonces, la promoción de vivienda protegida fue la respuesta a la avalancha de nuevos compradores, generaciones del baby boom que llegaban a la treintena en años de crecimiento económico continuo.

La crisis de 2008, sin embargo, golpeó con intensidad el precio de la vivienda libre, con caídas muy intensas en los precios en determinadas zonas. "Hubo buenas oportunidades para comprar", reconoce Juan Las Navas, presidente de la Asociación de Constructores y Promotores. Los precios fueron bajando hasta 2015-2015 y a partir de ahí se fueron recuperando hasta el estallido de la pandemia de coronavirus.

Esta caída en los precios hizo perder atractivo a la vivienda protegida, que ha seguido vendiéndose, a precio de módulo, en la medida en la que antiguos adjudicatarios decidían cambiar de piso. Pero el número de nuevas promociones se se ha reducido además por otros factores. Y uno de los más importantes, argumentan los constructores, es que "no salen los números". El incremento costes de los últimos años, agudizado en los últimos meses por el alza de la energía y algunas materias primas, y generado también por la escasa productividad del sector, impide que se promueva un tipo de vivienda en propiedad asequible.

Apuesta por el alquiler público

Tampoco lo hace apenas Nasuvinsa. "A partir de 2015 -explican desde el Gobierno de Navarra- se ha priorizado casi exclusivamente la promoción de vivienda de alquiler. Durante la legislatura 2011-2015 no se promovió vivienda pública de alquiler y fue todo destinado a compraventa de VPO y VPO. Ahora, salvo una única promoción en Arrosadia, todas las promociones del plan Navarra Social Housing están destinadas al alquiler". Este plan, en una primera fase, comprende 500 viviendas, de las que 180 se encuentran ya terminadas y otras tantas están previstas para el final de la legislatura en régimen de promoción pública y de derecho de superficie.

El Gobierno defiende la apuesta por el alquiler habida cuenta del perfil de la demanda que recoge Nasuvinsa. "Siete de cada diez reclama alquiler", explican desde el ejecutivo, En la actualidad, el parque público de vivienda contabiliza una 1.100 vivienda en el período 2015-2023 lo vamos a duplicar con otras 1.000. "Es decir, tantas viviendas públicas promovidas en ocho años como en las tres décadas anteriores".

Maristas, VPO en el centro de Pamplona

En 2021 comenzará a cristalizar uno de los proyectos más relevantes de VPO, más por su ubicación que por su volumen, de los últimos años. La construcción de vivienda protegida en el centro de Pamplona (134 en este caso, además de 56 libres) ha sido una especie de tabú en una ciudad que ha puesto en marcha proyectos tan relevantes como el de Salesianos (cero viviendas de VPO), donde se apostó por la vivienda libre y de lujo para financiar el traslado del colegio, o en Iturrama Nuevo (con una representación testimonial de la vivienda protegida).

El proyecto de Maristas, que fue iniciado por UPN y paralizado posteriormente, fue retomado por el Ayuntamiento encabezado por Joseba Asirón (EH Bildu), quien redujo el número total de viviendas para poder adecuarlo a la trama del Ensanche y que dotará de actividad a un local que cumple ya más de una década sin uso y reforzará al Ensanche de Pamplona.