Tan antigua casi como el ser humano, la actividad constructora afronta desde ya uno de los cambios más importantes de su historia. Y Pamplona quiere convertirse en la capital que genere las ideas, pruebe las tecnologías y capacite a las personas que seguirán ocupándose en un oficio que se va a transformar en una industria.

Lo hará desde el Centro Nacional de Industrialización y Robótica de la Construcción y la Arquitectura, que se ubicará en las antiguas naves de la Transportes Iruña, en la calle Tajonar de Pamplona, reformadas tras un proyecto de Patxi Mangado, y que debería entrar en funcionamiento en 2024 o, si los plazos se agilizan lo suficiente, desde 2023. El objetivo es lograr un sector más eficiente y más sostenible, que adopte sistemas constructivos de menos impacto y mayor velocidad, con lo que, finalmente, se reduzcan tanto los residuos, la huella de carbono, los plazos constructivos e incluso el precio de la vivienda nueva. Un problema para capas amplias de la población y que se está viendo agudizado por el incremento de las materias primas como de los propios costes salariales.

"No es una respuesta a corto plazo, sino con la vista en el medio y largo plazo", matizan desde el Gobierno de Navarra, que firmó recientemente un acuerdo con el Gobierno central para financiar una iniciativa que nace con una inversión cercana a los seis millones de euros y que debe ofrecer respuestas en el medio plazo a un sector que a finales de 2021 empleaba a unas 18.000 personas, que afronta años de crecimiento, pero también incertidumbres.

Impulsado por Nasuvinsa desde 2017, con José Mari Aierdi al frente entonces de la empresa pública, el Centro Nacional aspira a dar servicio a empresas de todo el país. "Si no cambiamos el modo de hacer las cosas el sector se muere", dice el actual director gerente de Nasuvinsa, Alberto Bayona, quien admite que la industrialización antes era una opción, pero hoy "es una necesidad". "Lo estamos viendo con el alza de los precios de los materiales y con las dificultades para encontrar mano de obra con las que se encuentra el sector. Si solo podemos hacer viviendas de 500.000 euros, no se venderán viviendas. Industrializar significa construir más rápido, con lo que se ahorra dinero y reducir también los desperdicios y el material que se emplea", dice.

Capacitar al sector

De este modo, el centro, cuyas obras deberían arrancar en los próximos meses, nace para capacitar al sector, tanto a las empresas, como a jóvenes "que quizá hoy no lo consideran atractivo". Asimismo, desarrollarán labores de investigación y generación de patentes y, finalmente, aplicará este conocimiento en proyectos reales, tanto del propio centro como a iniciativa del sector privado.

"Con este centro, estamos apostando por potenciar la formación profesional dual para lograr la tecnificación del sector, una formación que sea atractiva para todas las personas, apoyando la inclusión de la mujer y reduciendo así la notable brecha de género que caracteriza aún a este sector", dijo Raquel Sánchez, ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el día que se anunció de forma oficial la puesta en marcha del centro, que contará con financiación estatal y autonómica.

Para desarrollar su labor formativa, el centro no solo se ubicará en las proximidades de la Universidad Pública de Navarra, sino que prevé mantener acuerdos de colaboración tanto con esta entidad -especializada en ingenierías- como con la Universidad de Navarra, que cuenta con la Escuela de Arquitectura.

Asimismo, prevé contar con profesorado procedente de la Universidad Politécnica de Zurich (ETH) y se inspirará en modelos formativos punteros, como el del MIT estadounidense, donde los alumnos cobrarían por desarrollar proyectos reales para empresas y podrían así pagar su formación.

El centro, por sí mismo, tendrá capacidad para generar empleo cualificado y estable. Y aspira asimismo a cambiar el perfil de la mano de obra de un sector donde el peso de los oficios tradicionales irá disminuyendo de forma progresiva.