Si piensa que la factura fiscal de los últimos años se le ha encarecido probablemente esté en lo cierto. El Gobierno de Navarra batió en 2022 todos sus registros recaudatorios, al borde ya de los 5.000 millones de euros ingresados, y esto se traduce en que la presión fiscal, medida en relación al Producto Interior Bruto, ha acelerado tras la pandemia. En el caso de la Comunidad Foral, y sin tener en cuenta las cotizaciones sociales y los tributos municipales, se situó en un 23,4% el punto más elevado de su serie histórica.
El incremento en la presión fiscal es una constante durante la última década. Desde que en 2012 los ingresos tocaron suelo en lo más profundo de la recuperación económica, la capacidad recaudatoria de Navarra ha crecido más rápido que su economía, con lo que su peso respecto al PIB se ha incrementado. Hasta 2019 de manera muy suave, con un aumento de apenas dos puntos, hasta el 18,3%, pero a toda velocidad desde entonces. En 2020, por el hundimiento del PIB, que cayó mucho más que los ingresos, pero posteriormente por el extraordinario comportamiento de la recaudación, que el año pasado creció casi un 19%, con una subida neta de 809 millones de euros, hasta los 4.979,45 millones. Tanto el IRPF, como consecuencia de la creación de empleo y de su mayor estabilidad, como Sociedades e IVA, mejoraron sensiblemente respecto a 2021, mientras que el PIB creció solo un 4,3%. La inflación explica una parte de esta mejoría, que es general en todo el Estado, pero según la ministra de Hacienda, apenas lo hace en una cuarta parte.
El dato de la presión fiscal, comúnmente aceptado para medir la capacidad que tiene un estado para recaudar, apenas sirve para evaluar el mordisco individual del fisco. Las estadísticas públicas de Hacienda Tributaria de Navarra ofrecen en todo caso otro indicador relevante: el tipo medio efectivo que pagan los ciudadanos en concepto de IRPF. También se ha incrementado, aunque en mucha menor medida, con un alza de apenas un punto en la última legislatura, desde 15,17% del año 2018 hasta el 16,16% de la campaña del año pasado, la última con resultados públicos.
El tipo efectivo se mide, que se mide comparando la cuota diferencial previa con la base liquidable, ha crecido en paralelo al tipo medio del gravamen, ya en el 25,11%. Y es también superior al tipo medio que paga el contribuyente medio en España, algo lógico si se tiene en cuenta que tanto los salarios como las pensiones, las dos vías de ingresos principales que computan en el IRPF, son más elevados en Navarra.
En 2023, las previsiones de incremento de los ingresos no son tan elevadas, si bien en los dos primeros meses del año, las dos variables principales (las retenciones del trabajo y la recaudación del IVA) crecen a mayor ritmo que el PIB.
APUNTE
Más ingresos y menos deuda
Exigencia desde Europa. La consolidación fiscal iniciada en 2012, cortada por la pandemia, y que se retomará a partir de 2024 tiene dos vías. La del recorte de gasto fue la aplicada en la anterior crisis. Pero el incremento de los ingresos es la vía seguramente más eficaz y no tiene que ver tanto con unos impuestos muy elevados, como con la eficiencia y la capacidad recaudatoria del sistema fiscal. Y en esto tanto Navarra como el conjunto de la economía española se encuentran rezagados respecto a la Unión Europea, que va a reclamar una reducción de la deuda pública en relación al PIB, un camino que Navarra ya ha comenzado.
LAS CIFRAS
43 millones, deducción por vivienda
Esta deducción se encamina lentamente hacia su desaparición. Y pese a que su volumen total se ha reducido a la mitad en la última década, pero supone todavía unos 43 millones de euros de recaudación fiscal perdida.
1.989, pago medio
En las declaraciones a pagar del año pasado, el saldo medio que hubo que abonar a Hacienda fue de 1.989 euros, 90 euros más que en la campaña anterior.