La construcción de vivienda protegida en Navarra atraviesa un largo declive. Los datos oficiales lo muestran con claridad: mientras la vivienda libre ha recuperado el pulso tras la crisis financiera y avanza con cifras notables, la vivienda protegida no ha vuelto a acercarse, ni de lejos, a los niveles de principios del siglo XXI. La consecuencia es un mercado cada vez más desequilibrado y una oferta pública claramente insuficiente para atender la demanda de vivienda asequible.

Durante el auge urbanístico de los primeros años de los 2000, Navarra llegó a construir más de 2.000 y hasta más de 3.000 viviendas protegidas al año. Fue el caso de 2003 (2.875), 2004 (2.924), 2005 (3.651) y 2006 (2.986). En ese periodo, la vivienda protegida representaba entre un 30% y un 35% del total de las viviendas construidas en la Comunidad Foral.

Sin embargo, la llegada de la crisis financiera de 2008 supuso un punto de inflexión. Aunque al principio el desplome afectó más a la vivienda libre, la recuperación posterior ha beneficiado de forma casi exclusiva a la iniciativa privada. En 2007 apenas se levantaron 842 viviendas protegidas, y desde entonces, salvo excepciones puntuales, la cifra ha ido cayendo hasta niveles históricamente bajos. En 2013, por ejemplo, solo se construyeron 141. En 2019, apenas 219. En 2022, tan solo 249. En 2023 la cifra repuntó hasta las 728, pero en 2024 –último año del que Nastat ofrece datos– ha vuelto a caer, con 446 viviendas protegidas construidas.

LA VIVIENDA LIBRE REMONTA

En contraste, la vivienda libre ha protagonizado una remontada mucho más visible desde mediados de la década pasada. Si en 2013 apenas se registraron 478 nuevas viviendas libres, en 2019 ya fueron 2.684, y en 2024 alcanza las 2.235. A pesar de las fluctuaciones, la tendencia general muestra un sector privado que se ha reactivado, frente a un sector público que no ha recuperado su papel.

La brecha entre ambos modelos de vivienda es cada vez más evidente. Si en 2005 por cada vivienda protegida se construían menos de dos viviendas libres, en años recientes la relación se ha disparado. En 2019, por ejemplo, hubo más de doce viviendas libres por cada protegida. Y aunque en algunos años esa desproporción se ha moderado –en 2024 la diferencia fue de cinco libres por cada protegida–, la tendencia es que cada vez haya menos vivienda pública.