Causante de cerca de un 40% de la contaminación mundial, el sector de la construcción trabaja para intentar reducir su huella con la investigación de nuevos procesos, la implementación de nuevas tecnologías y el empleo de nuevos materiales. Dentro de esta búsqueda destaca Precom, una ingeniería especializada en la fabricación industrializada en madera, que apuesta por el diseño y la construcción de estructuras y edificios de este material para todo tipo de usos, tanto residencial como de oficinas, infraestructuras, etc. 

Esta empresa con sede en Bedia cuenta con dieciséis años de bagaje a sus espaldas y cientos de proyectos realizados. Dan empleo a cerca de cincuenta personas, doce de ellas de forma directa en un equipo de profesionales formado por ingenieros, arquitectos, mecanizadores de madera y carpinteros especialistas en estructuras de madera. 

“Desde Precom estamos abogando por un material sostenible como es la madera, que tiene una mínima huella de carbono, lo que lo convierte en poco contaminante. Además, utilizamos madera procedente de bosques sostenibles y que ya ha absorbido CO2 durante su fase de crecimiento. Esto hace que si en el futuro hay que demoler esas viviendas o estructuras, la madera retirada podrá ser utilizada como combustible o como biomasa”, advierte Fernando Larraza, Gerente de Precom. 

Passivhaus. Sara De Diego / Arkialbura / PRECOM.

Siguiendo la tradición europea de las últimas décadas, desde Precom optan por maderas laminadas, normalmente extraídas de coníferas. En ocasiones utilizan alerces de Euskadi o especies frondosas, como el roble, de procedencia navarra u originarios del sur de Francia, pero en su mayor parte emplean coníferas. Esto se debe,explica Larraza, a que “tienen un crecimiento más rápido, su aprovechamiento es mayor y al estar normalizadas y muy extendidas, son piezas que ya están ensayadas en fabricación y eso hace podamos conocer su resistencia y durabilidad con gran precisión”. 

Proyectos integrales a la carta En Precom participan en los proyectos de forma integral, es decir, desde el diseño, pasando por su fabricación y terminando con la instalación in situ. Realizan todo tipo de estructuras de madera, de obra de uso residencial en un 75% de sus clientes, pero también de obra destinada a otros usos, para empresas e industrias, de rehabilitación y proyectos públicos.

Son construcciones industrializadas, pero a la carta. “No puedes colocar la misma edificación en dos parcelas distintas, con distinto soleamiento, con distinta orientación y para usos distintos porque no funcionarían igual. Entonces le damos mucha importancia al diseño previo porque la edificación puede estar muy bien hecha pero si está mal diseñada no va a ser eficiente ni práctica”, advierte Larraza. En este sentido, es muy importante estudiar cómo incidirá el sol en la futura construcción a lo largo del día y a lo largo del año para saber cómo se va a calentar y para poder calcular qué necesidades de aislamiento van a necesitar paredes y cubiertas. 

Ventajas de la fabricación industrializada

El concepto de la industrialización hace referencia a su construcción prefabricada, pero esta característica está muy lejos de la concepción que se tenía antiguamente con respecto a las construcciones prefabricadas. “Antes se creía que las casas prefabricadas tenían menor calidad y eran baratas porque efectivamente se construían de manera precaria. Eran caras para las características y robustez que ofrecían”, critica Fernando Larraza, Gestor de Precom. 

Sin embargo, en la actualidad, los estándares de calidad, la ingeniería y el proceso que se realiza es el mismo o superior que el de una construcción convencional. De hecho, es difícil diferenciar a simple vista una casa industrializada en madera debido a que en muchos casos la normativa municipal obliga a integrarlas, explica Larraza.

 “Entonces no sólo se eligen las construcciones de madera por su componente estético, sino por otros motivos. Una vivienda de madera tiene una serie de bondades que no tienen las de hormigón ni las de ladrillo. No sólo se debe a su plazo de construcción, que es inferior, sino a otros factores, como que son casas que transpiran y regulan mejor la humedad. En otros países de Europa se recomiendan para personas con enfermedades del aparato respiratorio”, añade. 

Con respecto a los plazos, está claro que una construcción de este tipo es mucho más rápida al estar todo industrializado y previamente fabricado. “Llevamos ya todo fabricado y preparado para que su montaje y ensamblaje sea muy rápido y preciso porque además trabajamos en milímetros y no en centímetros”, apunta. “Se trata de hacerlo en el menor tiempo posible porque vivimos en Euskadi y aquí llueve mucho y hace muy mal tiempo, así que trabajamos en un entorno muy controlado, bajo cubierto, teniendo en cuenta que no se trabaja en las mismas condiciones en un andamio en una grúa con mal tiempo que en un taller cerrado”, asegura.  

No sólo se debe a su plazo de construcción, que es inferior, sino a otros factores, como que son casas que transpiran y regulan mejor la humedad

Y así, al minimizar el tiempo de trabajo en obra, se reducen mucho también los riesgos laborales. Para una casa de entre 200 y 250 metros cuadrados estaríamos hablando de unos seis o siete meses aproximadamente para poder entrar a vivir, teniendo en cuenta el proceso completo desde la concepción del proyecto hasta llave en mano. 

Con respecto al coste, se trata de un presupuesto mucho más controlado, en el que no van a producirse incrementos inesperados que encarezcan el proyecto. Los precios varían mucho en función del tipo de proyecto, lo que hace que el presupuesto deba valorarse de forma individualizada. No obstante, “son precios similares a los de una obra de construcción tradicional, siempre competitivos y de alta calidad”, indica el gerente de Precom.