Pernando Barrena (Berriozar, 1965) va de número dos de la coalición Orain Errepublikak, que integra a ERC, EH Bildu, BNG y Ara Més. Barrena ve en el 9-J “el cierre de un ciclo electoral que está resultando muy largo”, especialmente en la CAV y Catalunya. Cree que Bruselas aún “se percibe con bastante lejanía”. A eso se une ahora la “sensación” de que de Europa “vienen problemas serios”. Él mismo ve un panorama “preocupante”, y observa la conformación de una suerte de doctrina del shock, aquella teoría que en 2007 acuñó Naomi Klein. Esta vez para justificar un aumento del gasto militar a un 2%, “una millonada increíble para el Estado Español, que gasta el 1,26%”, en paralelo, señala, “a las políticas de austeridad que se prevén en un futuro cercano” en la Unión Europea. 

Quién iba a decir que el proyecto de Vox se vería convalidado con el panorama existente en Europa. 

–Porque es un fenómeno global. Estamos viendo en la UE el ascenso de grupos de ultraderecha a posiciones de Gobierno o muy influyentes. Antes en Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. Ahora Italia, y, con grandes posibilidades, en Francia.

Ya no es una esquina.

–Exactamente. En el Consejo Europeo los temas estratégicos se deciden por unanimidad. Es suficiente con uno o dos Estados cortados por la ultraderecha, para condicionar enormemente la agenda, aunque no tengan mayoría en la Unión, ni muchísimo menos. Así, el Pacto Europeo de Migración y Asilo ha salido adelante con contenidos totalmente lamentables. 

¿Qué propone su coalición? 

–Abordarlo desde la máxima de que migrar es un derecho humano, como el poder vivir con dignidad. Si las personas migran es porque no pueden vivir en sus países, y huyen de guerras, hambrunas o miseria. 

Se está cortando la empatía. 

–Porque se ha instalado la idea de que su llegada nos resta calidad de vida, y los migrantes se vuelven un blanco muy fácil. Los navarros, los vascos en general, tenemos una historia de migración enorme. Tenemos cierta empatía para entender qué supone.

Se observa dificultad de la izquierda en dibujar una esperanza, y el viento de frente sopla fuerte.

–La izquierda europea, en general, no ha sido capaz, ante este auge de la ultraderecha, de poner sobre la mesa una oferta política más allá del manual ideológico, y aproximarse de forma creíble y factible a las necesidades de hoy de la ciudadanía. El manual necesita una adaptación a la realidad, y hace falta táctica. 

“La izquierda europea no ha sido capaz de dar una oferta política más allá del manual ideológico”

Iglesias ha pedido al electorado de EH Bildu el voto a Podemos, para reforzar alianzas en el Estado.

–No entiendo para qué los votantes de izquierda independentista necesitan a Podemos en el Parlamento Europeo. 

Si Podemos recupera el 9J tiene chance para hacerlo en el Estado.

–¿Y eso es responsabilidad de Euskal Herria Bildu? La petición no tiene mucho sentido. Hace referencia a un emplazamiento que Arnaldo (Otegi) le hizo en 2016, cuando salió de prisión, pero no en clave electoral, sino de análisis político. Ahora se devuelve en medio de unas elecciones. La posición política de fortaleza de EH Bildu es la que le permite avanzar. Podrían pensar que EH Bildu ha posibilitado un Gobierno de izquierdas en Madrid y lo sigue haciéndolo. Eso está en nuestro haber, la consistencia y ser consecuentes en la apuesta política. Podemos tiene el objetivo de fortalecer una izquierda española a la izquierda del PSOE.

¿Más firme que Sumar?

–Son diferentes versiones de objetivos bastante parecidos, es mi impresión. 

Uno de sus socios, ERC, viene de un golpe duro, y está muy presionado. 

–En un momento delicado. Aspiramos en primer lugar a un buen resultado aquí. Lo creemos factible. Nuestro objetivo es ser primera fuerza en las cuatro provincias. Unido al buen posible resultado del BNG, creemos que revalidaremos los tres diputados.

En este contexto complejo, ¿qué planteamiento tienen sobre creación de riqueza y desarrollo?

–Telegráficamente: Europa tiene que jugar un papel relevante en la multipolaridad y en el reparto del poder global. Hay declive de Estados Unidos, aunque sigue siendo una gran superpotencia. Emerge China, y está por decidirse quién más va a jugar. La UE tiene que estar ahí, fomentar la Europa social y la de los derechos humanos, y abandonar esquemas comerciales de carácter extractivo, como el francés en África. Soberanía europea sí. Pero no puede ser autónoma si mantiene una estrategia militar unida a la OTAN, liderada por Estados Unidos, cuyo objetivo es garantizarles el liderazgo en ese reparto del poder. Ese no es el interés europeo.

Sánchez recibió la semana pasada a Zelenski. Fueron críticos con ello.

–Nuestra solidaridad ha sido absoluta con el pueblo de Ucrania. Rusia desde el minuto uno está tardando en irse de ahí. Es una violación flagrante del derecho internacional, una ocupación de un país, pero no creemos que ese conflicto vaya a solucionarse alimentando una escalada armada, en los términos en los que además está empezando a hacerse, lo que puede conducir a una confrontación nuclear. 

La OTAN legitima ataques a objetivos en territorio ruso.

–Sí, y Macron habló de enviar tropas europeas sobre el terreno. Estamos a punto de entrar en una confrontación bélica imprevisible, y eso no lo podemos dar por bueno. 

Pero Rusia no va a renunciar. 

–Y Ucrania tampoco. Estoy convencido de que este conflicto se va a solucionar por una mesa de negociación, auspiciada por la ONU, la OSCE, creada para eso, el Consejo de Europa o la UE. Más que enviar armas procede escalar la solución diplomática y política. Vale también para el conflicto en Palestina. El Estado español sigue enviando armas a Israel, incluso tras el reconocimiento del Estado palestino. La UE debería reconocer al Estado palestino y activar el mecanismo de derechos humanos en el acuerdo comercial con Israel.

“La Unión Europea tiene que ser relevante y fomentar la Europa social y los derechos humanos”

Reprochan a otras izquierdas no haber sido consecuentes en el pasado. Ustedes no están para presumir.

–No es cuestión de presumir o no, yo tengo un pasado del que estoy muy orgulloso. Yo, personalmente.

Han cambiado con los años. Todo el mundo ha evolucionado, en su caso para bien, y así se les reconoce.

–Es cierto, las sociedades cambian, las circunstancias políticas también, y la ciudadanía plantea diferentes exigencias y ve las cosas de otra manera. Las organizaciones políticas son reflejo de partes de la sociedad. La coherencia, en la medida de lo posible, hay que mantenerla y exigirla.

¿Qué aprendizaje sobre los derechos humanos se ha dado para ser consecuentes frente al militarismo?

–Es básico que en las relaciones internacionales se aborden desde el respeto a derechos humanos básicos, entre ellos el derecho a la vida, a vivir en unas condiciones dignas, y otros reconocidos en el derecho internacional.

Eso, tras un viaje ideológico, en ocasiones muy duro, de un colectivo.

–La utilización de la violencia en términos políticos tiene un coste humano que es un desastre absoluto para las víctimas, para los que la practican y para toda la sociedad donde se da. El compromiso ético de EH Bildu, en lo doméstico e internacional, es en primer lugar con las personas que sufren y son víctimas de actuaciones arbitrarias, como la de Rusia con Ucrania, frontalmente agresora de la población y fuera de toda cobertura del derecho internacional. En política doméstica pretendemos reconocer el sufrimiento de todas las víctimas que ha habido en el conflicto político, y que todas ellas sean reconocidas. 

¿Idea extrapolable a Israel y Gaza?

–Cuando estamos hablando de un genocidio que van más de 30.000 muertos palestinos cuesta incluso formular la idea de que en el otro lado también hay víctimas, pero es que las hay. Lo que ocurrió el 7 de octubre fue un desastre humano inaceptable, y que haya rehenes civiles es totalmente inaceptable, pero también lo es y está fuera de la realidad pensar que lo que sucede en Palestina comenzó el 7 de octubre. Es un conflicto mucho más complicado y que dura ya más de 70 años. Hay que intentar buscar soluciones para que ninguna de esas circunstancias se volviera a repetir.