La construcción industrializada es una realidad cada vez más asentada. Asistimos a un cambio de paradigma como consecuencia, por una parte, de la creciente tecnificación de la actividad constructiva y, por otra, de la irrupción de un nuevo marco de desarrollo sostenible que tiene en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la ONU.

La construcción industrializada no es, por tanto, una moda pasajera. Supone un importante paso hacia adelante en la modernización del sector de la construcción. Una transformación que está dejando atrás los métodos tradicionales para introducir técnicas más innovadoras que automaticen los procesos.

Este modelo de construcción no es nuevo y lleva presente desde los años 70 en países como Suecia, Finlandia, Alemania y Reino Unido. Aunque el volumen en España es todavía minoritario -representa tan solo un 2% del conjunto del sector- se espera que en 2030 alcance el 30%. Un punto de inflexión importante en el mercado inmobiliario, no sólo como modelo de producción de obra nueva, sino también en los ámbitos de rehabilitación y regeneración urbana.

De hecho, la Comunidad Foral ya cuenta con este modelo en su hoja de ruta, concretamente está incluido en uno de los seis ejes que conforman la Estrategia de Transición Ecológica Navarra Green, alineada con los fondos europeos del Next Generation EU, que nace con la vocación de crear alternativas sostenibles al modelo productivo actual y de estimular cambios sociales para responder a la emergencia climática y a la crisis sanitaria actual. Se trata de un plan de transformación que abarca 74 proyectos de sostenibilidad medioambiental, económica y social, alineados con el Pacto Verde Europeo o Green Deal.

En cada uno de los ejes estratégicos destacan, entre otros, los proyectos de Navarra Social Housing o la promoción de la madera en el ámbito de la edificación eficiente y sostenible, así como la creación de un Centro Nacional de Industrialización y Robótica de la construcción, una instalación de formación e investigación que no tiene precedentes en este sector y que aspira a ser un referente europeo en esta materia.

De esta manera, los fondos de recuperación europeos Next Generation supondrán el impulso definitivo que el sector necesita para transformar su modelo productivo basado en la industrialización, la digitalización y la sostenibilidad.

La industrialización de un sector que supone el 7% del PIB en países como España abre, sin duda, un nuevo abanico de oportunidades para el mercado. Y más en el contexto que vivimos desde hace unos meses, en el que cada vez más existe un creciente interés de los consumidores por un tipo de vivienda donde la sostenibilidad -tanto en la ejecución, como en el empleo de materiales- juegan un papel protagonista.

El mayor conocimiento de las ventajas de la construcción industrializada, las demandas cada vez más exigentes de los compradores de vivienda, en cuanto a rapidez, sostenibilidad y calidad y, de forma colateral, los efectos de la pandemia, han propiciado que la construcción de vivienda industrializada se expanda en este 2021.

Innovación constructiva

La construcción industrializada trabaja en el desarrollo de proyectos en los que los procesos, tanto de diseño como de producción, son totalmente automatizados. ¿Esto qué significa? Pues que se utilizan técnicas innovadoras que pasan por fabricar los componentes estructurales en un taller y después se transportan hasta la ubicación en la que se realizará la edificación para su ensamblaje final. Frente al sistema convencional, la construcción industrializada parte de elementos modulares, flexibles y acoplables. Este enfoque permite adoptar formas de trabajo propias de otros sectores industriales más avanzados a nivel tecnológico y organizativo.

Una de las principales características de la construcción industrializa es la agilidad de los procesos. Generalmente, la fabricación se realiza mediante metodologías lean manufacturing que permiten reducir tiempo siguiendo un control exhaustivo. Asimismo, tiene otras ventajas tales como la reducción de plazos, su precio cerrado, su menor afectación al entorno o su mayor eficiencia energética. Todo ello sin merma alguna de la calidad constructiva.

En concreto, la vivienda industrializada soluciona dos de los grandes problemas que adolece ahora mismo el negocio promotor: la dificultad de cumplir con los plazos de entrega y el aumento de los costes de construcción.

Edificación sostenible

El ahorro de tiempo y, por ende, de dinero, no son las únicas ventajas que ofrece la construcción industrial frente a la clásica.

Construir de manera sostenible es uno de los pilares que rige la industrialización en el sector. La reciente Cumbre Climática celebrada en Madrid ha puesto de manifiesto cómo la manera de trabajar en base a procesos preindustrializados en el sector de la construcción resulta enormemente favorable para la conservación del medio ambiente frente al modelo tradicional.

El uso de materiales renovables, como por ejemplo la madera, o de aislantes térmicos como la celulosa, contribuyen, por ejemplo, a reducir estos elevados niveles contaminantes, reduciendo la huella de carbono.

En cuanto a las cuestiones energéticas, la construcción industrializada busca también el ahorro energético, incluyendo las últimas innovaciones y certificados de eficiencia. Para ello suele utilizar sistemas de energías renovables, como la energía solar o la aerotermia.

En este sentido, el Gobierno de Navarra ya ha asentado las bases para afrontar con garantías la construcción con madera en altura; una oportunidad de negocio que consideran que será “estratégica en los próximos años”.