Navarra impulsa un modelo alimentario más cercano, sostenible y resiliente
Foro Hiria destacó la necesidad de fortalecer la producción interna, fomentar la colaboración público-privada y promover un consumo consciente que refuerce un modelo más ecológico y competitivo
En el marco del Foro Hiria “Sabores de Navarra, la importancia de la alimentación local”, la primera mesa de debate reunió a cinco voces clave para abordar el presente y el futuro de la producción alimentaria en la Comunidad Foral. Representando a distintos eslabones de la cadena —desde la producción hasta el consumo, pasando por la administración y el ámbito municipal—, Rubén Goñi (director general de Desarrollo y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra), Maddi Sarasola (Asociación de Productores Locales EKOALDE), Mikel Armendáriz (Concejal de Promoción Económica del Ayuntamiento de Pamplona-Iruña), Fernando Ustárroz (Asociación de Consumidores LANDARE) y Marta Pérez (Quesería Loperena Gaztandegia) ofrecieron una radiografía del sector basada en la experiencia directa, la reflexión crítica y una visión compartida: la necesidad de apostar por una producción de cercanía fuerte, articulada y sostenible.
En la mesa, moderada por la periodista Zuberoa García, los participantes debatieron sobre relevo generacional, producción ecológica, comercialización y soberanía alimentaria. Rubén Goñi, director general de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, abrió la jornada con un diagnóstico del sector agroalimentario en la Comunidad Foral, seguido de un repaso por las medidas impulsadas desde diferentes niveles institucionales para fomentar el consumo de productos locales. “Navarra tiene un tejido productivo diverso y competitivo, con datos positivos en volumen y valor a pesar de los retos”, subrayó. El director general puso en valor la coexistencia de distintos modelos de producción, desde las figuras de calidad diferenciada hasta la producción artesanal o la ganadería extensiva, pero también reconoció la necesidad de reforzar sectores con dificultades, como el vino —afectado por el cambio climático y la caída del consumo— o el cordero, cuya demanda local está disminuyendo pese a su calidad. “Tenemos que pensar en redes territoriales que fomenten la cercanía y abordar desafíos clave como el cambio climático y el equilibrio territorial”, añadió.
Desde la perspectiva de quienes trabajan día a día en el campo, Maddi Sarasola alertó sobre un retroceso en el consumo de ecológico: “En 2024 ha bajado un 3%”. Y subrayó que, sin condiciones laborales y económicas dignas, no hay posibilidad de futuro para las nuevas generaciones que deberían garantizar el relevo en el campo.
A esa falta de recambio generacional —uno de los grandes desafíos del sector primario— se suman obstáculos estructurales como la escasez de canales de distribución adaptados al pequeño productor y la pérdida de valor del producto en los circuitos comerciales convencionales. “En las grandes superficies el precio manda, y eso invisibiliza la calidad, el esfuerzo y la sostenibilidad que hay detrás”, denunció.
En su intervención, vinculó directamente la defensa del producto local con una cuestión de salud pública, sostenibilidad y equilibrio territorial. “Si desaparece la producción local, perdemos salud, trazabilidad, gestión del territorio y población”, advirtió con contundencia.
Por su parte, Fernando Ustárroz expresó su preocupación por la importación de alimentos, en particular legumbres como las alubias y las bebidas vegetales, productos que Navarra tiene la capacidad de producir localmente. “Debemos impulsar la soberanía alimentaria, ya que nos ofrece una mayor estabilidad y control sobre lo que consumimos”, recalcó.
Apoyo y acompañamiento
Uno de los bloques más relevantes del Foro giró en torno a las políticas públicas. El Gobierno de Navarra ha desarrollado herramientas como la Ley de Canales Cortos, el sello de venta directa o los programas Lurberri y Localtokikoa para impulsar la proximidad, la venta directa y el relevo generacional. “La promoción es importante, pero también lo es alinear estrategias y generar sinergias en torno a Reyno Gourmet, INTIA o la ley de despoblación”, explicó Rubén Goñi. Además, anunció que este año se habilitarán nuevas ayudas para fomentar el consumo de producto local.
Sin embargo, desde el ámbito productor se advirtió que las normativas deben ir acompañadas de seguimiento. “No basta con tener leyes; hace falta fiscalizarlas. Necesitamos, además, estructuras que permitan asegurar el cumplimiento”, reclamó Sarasola. En este sentido, también destacó la importancia de adaptar las exigencias normativas a la realidad de los productores locales: “Las empresas agroalimentarias pueden surtirse de producto ecológico porque existe un pliego que obliga, pero es muy exigente. Para cumplirlo hace falta profesionalización, estructura y volumen. Y eso solo lo lograremos si nos organizamos bien”, señaló.
Impulso local
Desde el Ayuntamiento de Pamplona, el concejal Mikel Armendáriz explicó que la ciudad trabaja activamente en visibilizar el producto local a través de mercados, ferias y eventos. “Hemos detectado una demanda creciente de este tipo de iniciativas y queremos que todos los colectivos se sientan integrados en proyectos como el mercado del Bosquecillo o la futura feria del ganado”, afirmó. Subrayó también la necesidad de implicar a los comerciantes, al sector turístico y a las propias instituciones: “Debemos predicar con el ejemplo. En las escuelas infantiles ya servimos menús con producto de km 0, y promovemos hábitos saludables también en los eventos municipales”.
Armendáriz destacó el papel de iniciativas como Geltoki, “un escaparate de producto local y un punto de encuentro ciudadano” o la recuperación de espacios como Aranzadi, donde se combinan cultivos tradicionales con programas educativos. “Es clave fomentar la economía circular y dar un lugar al producto local en los hábitos cotidianos de la ciudadanía”, insistió.
La mirada desde la producción
Marta Pérez puso voz a las pequeñas explotaciones que sostienen un modelo ligado al territorio. “Elaboramos con oveja latxa y pertenecemos a la DOP Idiazábal. Representamos un modelo sostenible que no se puede deslocalizar”, explicó. Subrayó que la venta directa es fundamental para su viabilidad, pero denunció que la burocracia les resta tiempo y energía: “Necesitamos apoyo para los trámites, sobre todo quienes somos pequeños productores. Agradecemos iniciativas como Localtokikoa, pero la administración debe ir más allá”.
Pérez defendió que producir localmente es una estrategia de resiliencia frente a crisis como la Covid-19, la guerra o la sequía. “Cuanto más dependemos de fuera, más débiles somos. Si desaparece nuestro modelo, habremos fracasado como sociedad”, advirtió. Y concluyó con un mensaje rotundo: “Cuando tomes un queso navarro, piensa en todo lo que hay detrás: tradición, biodiversidad, paisaje, lengua. Consumir local es invertir en el futuro”.
Pacto social
Todos los participantes coincidieron en la necesidad de un acuerdo colectivo para definir el modelo alimentario que se quiere construir. “Urge un pacto social amplio y participativo sobre quién y cómo producirá nuestros alimentos”, reclamó Sarasola. A este llamamiento se sumó Ustárroz, indicando que “debemos garantizar que los productos de cercanía lleguen a todas partes, que sean accesibles y sostenibles. Y eso exige interlocución constante y estructuras organizadas”.
En un contexto global marcado por la inestabilidad, los ponentes reivindicaron el derecho a decidir sobre el propio sistema alimentario y la necesidad de repensar la soberanía alimentaria como un bien común. “Alimentarse saludablemente es un esfuerzo que empieza desde niños”, concluyó Rubén Goñi. “No podemos permitirnos perder la cultura del buen comer, ni dejar escapar la oportunidad de construir desde Navarra un modelo que cuide de las personas y del territorio” porque “Alimentarnos de los productos navarros de calidad y de temporada es alimentar el futuro de las zonas rurales”.
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