Josu Chueca (Lerín, 1956) fue profesor titular de Historia Contemporánea en Lejona. Se expresa con una mezcla de agudeza y claridad, y combina en sus respuestas sobre la Gamazada el análisis histórico del pasado con comparaciones con la situación política y sociológica actual.
Este jueves dio una charla en la Fundación Sabino Arana sobre la Gamazada, los euskaros, napartarras y euskaldunes.
–Sobre la Gamazada todos hemos bebido del relato continuamente reproducido fundamentalmente de Hermilio Oloriz y Gervasio Etayo. El jueves, para dar otro punto de vista, planteé el papel de los euskaros en Navarra, que se habían estructurado como organización, pero que existían de una forma difusa bastante antes. Algunos miembros de la Asociación Euskara de Navarra participaron en las movilizaciones de la Gamazada. También en los años posteriores en el levantamiento del Monumento a los Fueros, que se terminó para 1903, con sus inscripciones como la de Gu gaurko euskaldunok, nosotros los vascos de hoy, o la escrita con una grafía de elementos ibéricos o tartésicos, pero que también era un texto en euskera. Algunos euskaros, como Estanislao Aranzadi, serán los primeros napartarras; algo muy interesante, porque vinculó a Navarra, a los navarros y a los napartarras, con los bizkaitarrak en Bizkaia y los gipuzkoarrak en Gipuzkoa, configurándose enseguida una nueva corriente política, la de los nacionalistas vascos.
¿Y la referencia a los euskaldunes?
–La metí por eso que tampoco se suele recalcar en Navarra al hablar del Monumento a los Fueros. Todos conocemos la historia de la estatua, incluso en los últimos tiempos se ha sacado quién era la mujer que hizo de modelo. Con todo lujo de detalles lo ha explicado Joseba Asiron, precisamente en los artículos que saca en DIARIO DE NOTICIAS. Pero es muy sintomático que esas inscripciones prácticamente no se menten, y de cinco hay dos que dicen euskaldunok. Por eso lo metí en la charla, para ver la dialéctica entrecruzada que hubo entre euskaros, euskaldunes, napartarras, y cómo todos estuvieron en torno a la cuestión de la defensa de los fueros y de la defensa de una identidad y de una estructura política administrativa que venía del pasado, pero que luego, en el siglo XX se intentó actualizar y que lleva a nuestros días.
¿En qué sentido?
–Cuando llegó la Transición ya no se habló de cuestión foral, pero sí autonómica o nacionalitaria. En el caso del País Vasco se cerró con el Estatuto de Autonomía de Gernika, y en el caso de Navarra, con el Amejoramiento. Esa cuestión autonómica o nacionalitaria es un tema de actualidad superpotente en el País Vasco, incluida Navarra, y en Catalunya.
Este 18 de febrero se conmemora el recibimiento de Castejón.
–Estuvo Sabino Arana junto a su hermano y un grupo de bizkaitarras, que habían venido de vísperas a Pamplona. Aquel día previo, el 17, diseñaron y confeccionaron una especie de estandarte, que hoy llamaríamos pancarta, con la que aparecerían en Castejón. Lo hicieron en el Café Iruña, y la tejió Juana Irujo, mujer de Aranzadi, anfitrión de estos vizcaínos.
No era la ikurriña.
–No. Tenía la cruz de San Andrés, uno de los elementos de la ikurriña diseñada poco meses más tarde. Pero era una pancarta que decía: Bizkaitarrek naparrak agurtzen deutse. Los vizcaínos saludan a los navarros.
“Nadie cuestionó en las primeras décadas del siglo XX la vasquidad o vasconidad de Navarra, hasta los años treinta”
Citaba a Estanislao Aranzadi.
–Pasó de euskaro, mientras duró la Asociación Euskara de Navarra, a ser uno de los dirigentes del PNV, presidente del primer Napar Buru Batzar. El órgano de expresión de entonces del PNV en Navarra se llamó Napartarra. Por eso se les llamaba napartarras. Compañero de viaje, aunque nunca militante del PNV, pero sí un ideólogo muy próximo, fue Arturo Campión, referente y sustrato en el desarrollo de este partido en Navarra.
El historiador, José Luis Nieva, dijo, a modo de paradoja, que si el Monumento a los Fueros se construyese ahora no se pondrían esas dos placas que acaba de mencionar.
–Exacto. No por el hecho de que una esté escrita en euskera, porque el bilingüismo en Navarra más o menos está asumido, sino por ese Gu gaurko euskaldunok, o por la otra, camuflada en caracteres supuestamente ibéricos: Nosotros, vascos, no admitimos como Señor más que a Dios.
Afirmaciones de vasquidad.
–Eso en la Navarra de hoy día, con su relación de fuerzas, sería impensable. No lo admitirían los sectores hoy día mayoritarios, aunque otros sí, que no solo se reivindican como vasquistas, sino también como vascos.
Un matiz interesante.
–Pedro Miguel Etxenike hace unos meses dijo muy claramente que antes de vasquista es vasco. El elemento de definición de vasco hoy en Navarra es cuestionado por sectores políticos como UPN, PSN y demás, sin embargo no lo era entonces. Es más, se constituyó posteriormente, en 1918, la Sociedad de Estudios Vascos integrada y apoyada por las cuatro Diputaciones. Su segundo Congreso se hizo en 1920 en Pamplona, con al presencia incluso del rey Alfonso XIII y todas las bendiciones oficiales. Nadie cuestionó en aquellas primeras décadas del siglo XX la vasquidad o vasconidad de Navarra.
¿Hasta cuándo?
–En los años treinta, por la pugna política, fundamentalmente en torno al Estatuto de Autonomía, se filtró un elemento diferenciador a nivel político y administrativo entre vascos y navarros que luego se generalizaría en algunos sectores hasta plantear una contraposición entre navarros y vascos. Pero en la época que se construye el Monumento a los Fueros y hasta la Segunda República, hay un elemento bien claro de definición: los navarros son tan vascos como los guipuzcoanos, alaveses y vizcaínos.
La Gamazada, además de ese intento fracasado del centralismo, nos recuerda esa pérdida posterior. Una paradoja.
–Sí, que Navarra, el territorio más grande de Euskal Herria, históricamente siempre definida como el solar de los vascones, ager vasconum, saltus vasconum, quede ahora fuera de lo que se entiende por País Vasco, o en la formulación más moderna, un término que ha sido distorsionado respecto a su origen, Euzkadi, neologismo creado por Sabino Arana para definir el conjunto de los vascos, pero que a raíz del Estatuto de Autonomía de 1979 de la Comunidad Autónoma Vasca pasa a ser sinónimo de País Vasco, diferente de Euskal Herria, el pueblo vasco, que puede estar en todos los territorios: Navarra, Gipuzkoa, Bizkaia, Álava y por lo que llamamos País Vasco francés: Lapurdi, Zuberoa y la Baja Navarra. El concepto político de Euskadi ya solo se vincula a lo que es la CAV, pero eso no nos puede llevar a cuestionar el sustrato, el origen y el mayor peso demográfico del pueblo vasco estaba en Navarra.
“En la época de construcción del Monumento a los Fueros, la definición es clara: los navarros son tan vascos como los hoy territorios de la CAV”
Hay también desconocimiento de la foralidad, ligada durante años por un amplio sector al marco de la derecha.
–El tema de los fueros es, por así decirlo, un lugar común, un comodín, para todas las corrientes político ideológicas operantes aquí. A nivel simbólico, por ejemplo, la Estatua de los Fueros es un lugar de encuentro, de cierre, de manifestaciones y de referencia icónica para todas las corrientes políticas. Han hecho un icono, motivo de cartel, desde UPN hasta Euskal Herria Bildu, pasando por el PNV, el Partido Carlista y por todas las fuerzas políticas que han operado en Navarra. Los fueros se han cuestionado normalmente desde Madrid. Aquí todos han hecho de ellos una plataforma, con distintas orientaciones y salidas.
Muy diferentes.
–Para unos la foralidad sirve para imbricarla con España, como UPN, PSN y demás. Para otros significa un elemento de un estatus anterior o situación de plena soberanía o independencia o autonomía que Navarra tuvo respecto a Castilla y respecto a España. Esta fue menguando desde 1512 y desde 1839 y 1876. Por lo tanto también un elemento diferenciador y en cuanto a identidad para los cuatro territorios, homogeneizador. No nos olvidemos, históricamente estuvieron en la misma singladura, prácticamente, hasta 1839. Cuando la ley de abolición de fueros dijo que se confirmaban los fueros de las provincias vascongadas y Navarra, habla de las cuatro. Sin perjuicio de la unidad territorial, estaba metiendo a las cuatro provincias en la misma singladura.
Volviendo a la Gamazada.
–El artículo 17 de la ley de presupuestos que dio lugar a la Gamazada, Navarra siempre se cita en el primer párrafo, pero es que el segundo párrafo, a continuación, habla del resto de las provincias vascas, de las Provincias Vascongadas. Es decir, han tenido una singladura paralela y común condicionada por 1839, por 1841, donde Navarra se desmarca del resto de provincias vascas para coger la vía de la denominada Ley Paccionada, pero en 1876, cuando se produjo la ley de abolición de fueros definitiva para Gipuzkoa, Bizkaia y Álava, fue similar al planteamiento que se tuvo para Navarra, porque se les aplicó el régimen de conciertos económicos parecido al Convenio Económico que Navarra tenía desde 1841. En definitiva, son situaciones paralelas. Y posteriormente hubo una confluencia a partir del siglo XX, a partir de 1917, y sobre todo en la Segunda República, cuando se metió la singladura a favor de la autonomía vasca.