A la espera de que el club resuelva la situación de Kylian Mbappé, el hasta ahora jugador del Barcelona, Ousmane Dembélé, marca el nuevo rumbo que quieren dar al equipo los propietarios cataríes del club. El delantero francés ha completado este sábado su fichaje para las próximas cinco temporadas, a razón de un traspaso cifrado por el club blaugrana en 50,4 millones de euros, de los cuales ingresará 35,4 millones, mientras que los 15 millones restantes serán para el jugador, según informaron a EFE fuentes de la entidad.

A la espera de que el club parisino resuelva la situación de Kylian Mbappé, el hasta ahora jugador del Barcelona marca el nuevo rumbo que quieren dar al equipo los propietarios cataríes del club.

A sus 26 años, el conjunto de la capital recluta a un futbolista más maduro que el que salió en 2017 rumbo a Barcelona tras una enorme temporada en el Borussia Dortmund y también más asentado que el que el propio PSG estuvo a punto de fichar en 2021 cuando acababa su contrato con los catalanes.

En ambos casos, los caminos del jugador, nacido el 15 de mayo de 1997 en la localidad normanda de Vernon, y del club de la capital parecían destinados a no cruzarse, pero cuando más improbable parecía que lo hicieran, ahora que Dembélé había encontrado en la Ciudad Condal el contexto adecuado, es cuando se ha concretado.

Con Dembélé, el PSG cumple tres de los objetivos que se ha marcado para esta temporada. Por un lado, fichar jugadores franceses, que incrementen el vínculo entre el equipo, a menudo tratado por la grada de mercenario, y los aficionados.

Además, el atacante francés encaja perfectamente en el esquema del entrenador, Luis Enrique Martínez, deseoso de contar con hombres rápidos y explosivos por las bandas para su 4-3-3.

En tercer lugar, el PSG no desembolsa una enorme cantidad de dinero, 50 millones, lo que le aleja de las sanciones por incumplimiento del "juego limpio" financiero, a la espera de que se resuelva la situación de Kylian Mbappé.

Pero en París nadie oculta las sombras que esconde este jugador que a causa de las lesiones y de cierta anarquía futbolística y personal ha estado siempre por debajo de las expectativas que ha creado.

Lo mejor y lo peor

En seis temporadas con el Barça nunca ha superado los once goles, se ha perdido 119 partidos, por 156 disputados, no ha dejado su impronta en las citas importantes y su relación con el público nunca ha superado la etapa de "capaz de lo mejor y lo peor".

Dembelé aterriza en París con el sabor de un jugador que apenas ha destapado el tarro de las esencias que se le suponen y desde el primer minuto estará bajo la severa lupa de una ciudad que tiene la sensibilidad a flor de piel con las estrellas.

Más aún cuando su nombre aparece en el universo parisiense en plena revolución por el caso Mbappé y con la amenaza de que sobre sus espaldas repose el peso de sustituir a su compañero de selección.

El aterrizaje del exbarcelonista a orillas del Sena dependerá mucho de cómo se resuelva ese contencioso. Si Mbappé sigue un año más, descargará de atención mediática a Dembelé. Si el PSG logra venderlo, tampoco es descartable que utilice ese dinero para fichar a alguna otra estrella de talla mundial que quite algo de foco al normando.

Dembélé se formó en el Rennes bretón, que le fichó con 13 años y donde fue dando muestras de su valía, que le llevaron a integrar las categorías inferiores de la selección francesa.

Tras un intento de salir del club francés en 2015, bloqueado por la dirección, el jugador llegó al primer equipo de la mano del entrenador Philippe Montanier, que lo convirtió en una pieza clave de una plantilla que acabó octava y donde él fue elegido la mejor promesa del campeonato.

Al año siguiente aterrizó en Dortmund, donde descubrió la Liga de Campeones y acabó marcando 8 goles. Con el fichaje de Neymar por el PSG por 222 millones de euros, el Barcelona se fijó en él para invertir esa cantidad y el jugador forzó la mano del club germano para poner rumbo al equipo de su infancia.

El elevado traspaso, 100 millones más 40 en variables, y la alargada sombra del brasileño complicaron su llegada, enturbiada también por las informaciones sobre un estilo de vida poco profesional que le hicieron ganarse duras críticas.

Con el paso de los años se fue asentando, aunque las lesiones le privaron de la continuidad necesaria para dejar una huella importante en el club catalán, donde de la mano de Xavi Hernández había encontrado el respaldo que tanto tiempo buscó.

Su trayectoria en la selección también ha estado marcada por las dudas. Convertido en uno de los fijos de Didier Deschamps, comenzó como titular el Mundial de Rusia, pero tras el primer partido perdió ese puesto y ya no lo recuperó.

Recuperó el puesto de titular en el Mundial de Qatar, aunque no dio el salto decisivo de calidad y peso en el equipo que él mismo se había marcado como objetivo.

Tres ligas (2018, 2019 y 2023) y dos Copas (2018 y 2021) con el Barça y otra más (2017) con el Borussia figuran en su palmarés.