“Somos uno menos ahora, sí. Pero tenemos un motivo más. El reino sabrá que tiene a su león esperando. Un día menos, estamos juntos”. Estas palabras son de Miguel Bañuz, portero de la Cultural Leonesa, después de que el navarro Santy Samanes (Berriozar, 28/07/1995) se lesionara de gravedad el pasado 9 de diciembre. El extremo se encuentra recuperándose de una lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda sufrida en el encuentro que disputó el cuadro leonés ante el Celta Fortuna en Balaídos. Samanes, que celebra los goles como un león por su novia, cayó de pie en la ciudad castellana en verano y la lesión, que le ha provocado alguna complicación (se le infectó la rodilla por una bacteria), le ha parado cuando se encontraba en un momento de forma inmejorable, llegando a liderar al equipo con cuatro goles. Sin embargo, y pese a la lesión, el extremo fue renovado por una temporada más por la Cultural. Un gesto que, unido al apoyo recibido de parte de compañeros y afición, ansía por devolver en forma de esfuerzo, trabajo y goles de nuevo en el campo y, quién sabe, si es en el fútbol profesional en Segunda División.

¿Qué tal se encuentra?

–Bien, creo que ahora he pasado lo peor. Han sido casi dos meses complicados, con todas las complicaciones posibles que pueda haber pasado. Ahora estoy en un proceso en el que puedo hacer más cosas de la rodilla. El primer mes ha sido más duro de lo que me imaginaba.Cuando te pasa, preguntas a compañeros y yo soy consciente de que lo que me está pasando a mí no es lo normal en esta lesión. Se me ha complicado porque tuve covid, por la bacteria, que pasé 25 días seguidos sin dormir, sin comer, con fiebre... Entonces bueno, he perdido mucho peso, 11 kilos, y en todo ese tiempo apenas podía mover la rodilla, por lo que me ha retrasado bastante y he tenido otras complicaciones como que se me han fibrosado las fibras.

Todo eso que comenta no es fácil llevarlo a nivel mental

–Es lo más duro de todo. Te crees que estás preparado para afrontarlo, pero luego la realidad es que no lo estás y la realidad te arrolla. Estoy trabajando ahora con la psicóloga del club y me está ayudando mucho sobre todo a la hora de descansar, de ver las cosas y superar los inconvenientes que te pasan, pero sí, a nivel mental te diría que es muy, muy difícil, en los días para aceptarlo como en los días en los que he pasado tantas complicaciones. Te preguntas por qué tú, no te lo explicas, y eso tampoco te ayuda. Entonces lo estoy trabajando con la psicóloga, que me está ayudando a verlo todo de otra manera, y a estar mentalmente bien, que es lo importante, porque la recuperación sino tampoco avanza.

Esto ocurre antes de que el club anuncie su renovación. Cuando en estas categorías lo normal es firmar año a año, también le habría dado vueltas a su futuro...

–Sí, totalmente. Este era el primer club grande en el que estaba en la categoría. Me ha costado mucho llegar aquí e individualmente estaba haciendo una buena temporada. La lesión me llegó en un momento muy duro para mí y obviamente te cuestionas si vas a tener un contexto como el que estabas teniendo antes de la lesión, si vas a volver a ser el mismo... pero conforme vas avanzando en la recuperación vas visualizando que vas a volver a ser el mismo o incluso más fuerte. 

Una muestra de alivio es, precisamente, esa renovación para el curso que viene

–En ese sentido estoy muy agradecido al club. Se han portado conmigo muy bien, desde el primer momento me mostraron todo su apoyo, pero por temas del club me pidieron anunciarlo después del mercado, pero ya te digo que desde el primer día han estado dándome apoyo muy fuerte con la recuperación, con las complicaciones... desde el cuerpo técnico, la directiva, la presidenta... Y estoy muy agradecido porque estoy sintiendo mucho cariño del club, que no es fácil tampoco, porque a veces se olvidan de que somos personas y estos momentos son duros. Yo estoy muy agradecido porque los siento conmigo. 

En sus redes sociales admitió estar abrumado por la cantidad de mensajes de apoyo que recibió. Cayó de pie en León

–Sí, totalmente. La afición me estaba cogiendo cariño, iba pichichi del equipo, aunque todavía lo sigo siendo y estoy deseando que algún compañero me pase ya. Se sentía muy identificada la gente conmigo por mi forma de jugar, de darlo todo en el campo y a raíz de la lesión sí que es verdad que he sentido un apoyo por redes como por la calle muy grande por parte de todo el mundo y eso es nuevo para mí, porque estoy en un club grande que tiene afición y la ciudad de León es muy futbolera. Ha pasado años regulares, a ver si podemos darles este año una alegría y si estoy el que viene para poder seguir dándoselas. 

Entiendo que, en cierto modo, le dará envidia el buen rendimiento del equipo pero, al mismo tiempo, le aliviará ver que la situación deportiva es buena...

–Totalmente. Es un sentimiento agridulce en su máxima expresión. El equipo va muy bien y en el fútbol es muy complicado encontrarte con contextos tan favorables sobretodo en estas categorías, pero sí que es verdad que disfruto viéndoles competir y disfruto con la tranquilidad que me aporta ver que el equipo, salga quien salga, va a competir.Sí que me da mucha envidia cada fin de semana cuando estoy en la charla antes del partido que se me revuelven un poco las tripas porque lo ves desde tu posición con las muletas y es complicado, pero confío mucho en el grupo.

¿Cuántas veces se le ha pasado por la cabeza el momento de la lesión?

–Al principio me costó aceptarlo pero, para lo grave que ha sido la lesión, pasé dos o tres días malo y a partir de ahí soy un tío muy constante, muy trabajador e intento ser muy positivo me pase lo que me pase. Sí que con las complicaciones no lo era tanto, pero sí que sabes que esta lesión va para largo y mentalmente te preparas para estar tanto tiempo fuera de los terrenos de juego. 

¿Cómo de diferente es ver el fútbol desde la grada?

–Me pongo muy, muy nervioso. Lo paso muy mal y, de hecho, hay días que llego a casa con dolor de cabeza por la impotencia de no poder ayudar al equipo desde dentro y sí que es verdad que en los partidos en los que no salen las cosas se pasa mal. 

En su trayectoria le figura alguna experiencia en el extranjero. ¿Qué ha aprendido que le pueda ayudar para superar este proceso? 

–Estoy más que acostumbrado a estar fuera de casa, a estar lejos de la familia. Sí que es verdad que en momentos así sí que le echas de menos, pero llevo casi diez años fuera de casa y estoy más que acostumbrado a verles cada mucho tiempo, pero ahora sí que es verdad que los necesito más cerca de mí de la manera que sea, con llamadas o mensajes. Siento que el grupo también está conmigo, me están cuidando mis compañeros muy bien.No dejan que me aburra o que le dé vueltas a las cosas.

Estamos hablando de una lesión larga, en la que el futbolista se siente sólo porque está ejercitándose al margen del grupo, metiendo más horas que nunca en la sombra para volver lo mejor posible.

–Mucha gente que desconoce nuestra profesión me pregunta incluso si estoy en Pamplona, pero la realidad es que a las 7 de la mañana estoy en la piscina, luego voy al club, tengo otra sesión a la tarde... Entrenas mucho más que los demás y te enfrentas a situaciones que en el día a día no suceden, como es estar sólo, y te das cuenta de lo malacostumbrados que estamos o lo poco que valoramos el estar bien en el día a día, poder dar lo máximo en el entrenamiento. Yo ahora mismo daría mucho por mañana volver a entrenar con el grupo. Esta soledad te hace ver la suerte de nuestra profesión y valorarla porque no nos da tiempo a ver lo afortunados que somos de poder vivir de esto.

Ha dicho antes que le ha costado mucho llegar a un club como este. ¿Esta lesión puede ayudarle a tener un sentimiento de revancha?

–Creo que he tenido la suerte de que antes de la lesión yo estaba en un nivel personal muy bueno. La afición, el club han conocido a Samanes como futbolista en un nivel muy bueno y eso, lejos de lamentarme o preocuparme por ello, me ayuda a tener la tranquilidad de ver que si recupero la rodilla bien, puedo demostrar por qué estoy aquí.