Bego Viñuela Galarraga (1987, Bilbao) ha hecho de la caligrafía su profesión y así lo demuestra a través de su marca, Caligrafía Bilbao (@caligrafiabilbao). Su pasión nació de pequeña, ya que siempre ha cuidado mucho la escritura. “Mi madre siempre ha sido muy insistente con la ortografía, organizar bien la página antes de empezar, respetar los márgenes, etc.
Yo era esa niña que decoraba las agendas y carpetas de las amigas de clase y posteriormente a quien le fotocopiaban los apuntes en la universidad, pero nunca pensé que eso podría ser una forma de vida”, reconoce.
Junto con la escritura, el dibujo siempre ha estado muy presente en su vida y fue por ello que estudió Bellas Artes. Fue allí, en la universidad, donde se “enamoró” de las tipografías y las formas de las letras y decidió buscar un máster para especializarse en ello.
No obstante, a día de hoy continúa aprendiendo. “Cada proyecto es una nueva oportunidad para mejorar. La caligrafía es una disciplina y, como tal, cuanta más práctica, mejores resultados”, destaca. En su opinión, lo importante en el aprendizaje no es tanto el tiempo, sino tener unas buenas fuentes, manuales y modelos donde basar el estudio.
Cada creación requiere su propio tiempo y hay que tener en cuenta también el tiempo de planificación, de creación y, si fuera necesario, el posterior secado de la tinta. Un proyecto de un logotipo, por ejemplo, puede durar meses; mientras que para caligrafiar cien sobres para un evento puede invertir dos o tres mañanas, indica.
Los materiales para hacer caligrafía no son nada caros, ya que lo básico es papel, tinta y pluma. “A partir de aquí te puedes complicar todo lo que quieras, papeles con acabados especiales y tintas de colores o incluso con partículas de oro.
Obviamente nada de esto tampoco es necesario porque incluso se puede hacer caligrafía con una caña y usar el café como tinta”, asegura. Un consejo que le daría a alguien que quiere empezar a hacer este tipo de creaciones sería que disfrute del camino y que no tenga prisa con los resultados. “Estamos acostumbrados a tener resultados inmediatos de casi todo, pero, en este caso, al tratarse de arte y también de disciplina, hay que invertir muchas horas de práctica para ver resultados”, subraya.
Es importante tener unos buenos referentes y copiar modelos bien realizados. “Yo tengo dos cursos online en la plataforma de Domestika que están muy bien para empezar y también de manera puntual imparto talleres presenciales en Bilbao”, indica, con el objetivo de ayudar a quienes estén interesados en dar sus primeros pasos.
Son muchas las oportunidades que esta profesión le ha permitido experimentar, reconoce. “He podido viajar a Perú a impartir un taller; ir Lisboa a la inauguración de la Boutique de Dior para personalizar su colección privada de perfumes; he trabajado con otras marcas de lujo aportando valor añadido a sus productos; he sido seleccionada como calígrafa en varias revistas y libros especializados; he expuesto en la Biblioteca Nacional de España en Madrid; y he caligrafiado la papelería para Casas Reales y también para muchísimos eventos privados que me llenan de ilusión”, enumera.
Y, siguiendo esta misma línea, el futuro es algo que le ilusiona porque ya sueña con los nuevos clientes y nuevos proyectos que vendrán.
Las redes sociales, un escaparate al mundo
Las redes sociales, considera Begoña Viñuela, han sido muy importantes para dar a conocer su proyecto, Caligrafía Bilbao (@caligrafiabilbao). “Las redes son, sin duda, un escaparate al que la gente puede acceder sin ningún coste y de manera muy sencilla. De esta forma, el cliente puede ver muchas propuestas y comparar”, explica. En estos momentos tiene casi 30 mil seguidores y “de verdad que no tengo ninguna clave que garantice el éxito. Yo me dejo llevar por mi intuición y, normalmente, esa no falla”, advierte.
Sin embargo, su día a día no depende “ni mucho menos” de las redes. “Es más, puedo estar semanas sin publicar nada y en una semana publicar todos los días. Intento que el famoso algoritmo no me controle y publicar cuando considero que mi contenido es de calidad y realmente aporte algo en ese mar de imágenes.
Cuido mucho las publicaciones y cuando tengo un proyecto que considero que es interesante mostrar, cuento con amigas videógrafas y fotógrafas, como @curruscu o @martaetxebarria, con las que hacemos una sesión de ese trabajo más especial para mostrarlo y tener imágenes con calidad”, detalla.
200 nombres en la campana de la Ermita de San Roque
Entre los trabajos que ha realizado y más le han marcado se encuentra el de pintar la espalda a Cristina Pedroche o su ‘Manual de caligrafía inglesa -de lo formal a lo expresivo-’
El trabajo que más ha marcado a la calígrafa Begoña Viñuela hasta la fecha ha sido pintar la espalda de Cristina Pedroche y el brazo de Maggie Civantos para la campañas del cáncer de mama de la revista YoDonna.
Pero con respecto al proyecto que más le ha costado ejecutar, recuerda un encargo que realizó a finales del año pasado, cuando caligrafió una campana de bronce de la Ermita de San Roque, en la cima del monte Kolitza, en Balmaseda.
“El proyecto consistía en que yo escribiera el nombre de las personas que habían hecho la aportación para la recuperación de la campana. Al principio iban a ser 75 nombres y acabaron siendo más de 200.
Nunca me había enfrentado a un material tan duro, en una posición tan incómoda y sin opción de error. El resultado, a mi parecer, fue súper bonito, pero la tendinitis no lo fue tanto”, cuenta con una sonrisa.
Y el resultado del que más orgullosa se siente es del de su Manual de caligrafía inglesa --de lo formal a lo expresivo-, publicado con la editorial DRAC, cuya edición acaba de llegar a fin de existencias.
“Tener un manual propio es algo que me hace sentir muy orgullosa. El libro es precioso, tiene unos acabados súper cuidados y además es el resultado de muchos años de trabajo. El manual es muy completo, te enseña desde cero y te permite llegar a niveles más avanzados.
Incluye recursos audiovisuales a los que se puede acceder a través de un QR. Y además es el primer manual de caligrafía inglesa editado en español”, resalta.