El lavavajillas es uno de esos electrodomésticos que está presente en las cocinas de casi todas las casas y que, pese a no ser imprescindible, una vez que lo tienes ya no puedes vivir sin él. Se trata de un aparato cómodo, rápido, sencillo de manejar y que nos ayuda a ahorrar en la factura del agua y de la luz. 

Llegó en los años 70 a los hogares españoles para quedarse y para hacernos la vida un poco más fácil, pero hoy es el día en el que muchas personas siguen cometiendo errores al utilizarlo. Algunos de los más habituales son:

1- No retirar los restos de comida. Los trozos de comida más grandes o más pegados deben quitarse con una esponja húmeda o con una servilleta para que no obstruyan el desagüe o los rociadores del lavaplatos.

2- Enjuagar los platos. No hay que pasar por agua la vajilla y menos frotarla con estropajo y jabón antes de meterla al lavavajillas. El detergente necesita suciedad para limpiar porque si no sus enzimas serán mucho menos eficaces y limpiarán peor.

Una mujer aclara un plato antes de meterlo al lavaplatos. Freepik

3- Poner demasiado detergente. La mayoría de los lavaplatos tienen un cajetín para colocar el detergente y en él aparece marcada la dosis que hay que emplear. Poner más cantidad de la cuenta no hará que la vajilla salga más limpia, sino que los restos del producto no disueltos se acumularán en el aparato y generarán mal olor. 

4- Meter vajilla delicada. Hay que evitar meter objetos como copas, vajilla pintada a mano, platos con decoraciones metálicas, recipientes delicados de plástico, de madera, de hierro fundido o de latón que podrían dañarse con las altas temperaturas. 

5- Lavavajillas demasiado lleno. Lo recomendable es utilizar la carga completa pero siempre respetando los espacios y no superponiendo objetos que puedan chocar entre si o dificultar su limpieza o la de otros útiles. La media carga supone un desperdicio de agua, luz y detergente por lo que merece la pena esperar a poner el lavaplatos cuando esté lleno.

6- Utilizar mal los espacios. Los objetos grandes como cacerolas o bandejas deben colocarse en la parte de abajo del lavavajillas, al fondo o a los lados, y nunca en la de arriba, ya que podrían bloquear el rociador superior o impedir que el agua llegue a todos los útiles por igual. La parte de arriba está destinada a vasos, cuencos, tazas, tuppers y cubiertos para servir. Los cubiertos más pequeños deben ponerse en el cesto, los cuchillos con el mango hacia arriba, los tenedores con el mango hacia abajo y las cucharas intercaladas, unas hacia arriba y otras hacia abajo, y separadas para que no tapen a otros cubiertos.

Un hombre coloca la vajilla en el lavavajillas. Freepik

7- Recoger primero el compartimento superior. Al terminar el ciclo de secado es posible que tazas y cuencos acumulen en su base agua y si no nos damos cuenta al ir a recogerlos verteremos todo el líquido sobre los objetos de la parte de abajo.

8- No cerrar la puerta del detergente. El detergente debe liberarse en el momento oportuno del ciclo de lavado. Si este se derrama, caerá al fondo del electrodoméstico, se irá por el desagüe sin tocar la vajilla y esta quedará sucia. Si colocas la pastilla fuera del compartimento, se disolverá en el prelavado y tampoco limpiará. 

9- Utilizar jabón de fregar a mano. Este tipo de detergente hace muchísima espuma así que evítalo si no quieres que tu cocina se convierta en una auténtica fiesta de la espuma

10- Creer que es mejor lavar a mano. El lavaplatos consume menos energía y agua (entre 10 y 16 litros por lavado) que si lavamos los platos a mano. Además, este electrodoméstico hace que la vajilla quede más limpia y desinfectada debido a las altas temperaturas que alcanza en el lavado y el secado.

Evitar todos estos errores a la hora de utilizar el lavavajillas unido a su correcto mantenimiento nos permitirá ahorrar agua, dinero y sobre todo tiempo con un electrodoméstico cuya inestimable ayuda no valorarás del todo hasta que se estropee.