Ni amoniaco ni lejía: esto es lo que hay que echar en el cubo de la fregona para que el suelo quede reluciente
Un producto económico que destaca por su propiedades antibacterianas y antimicrobianas
La limpiezaes esencial para mantener un ambiente saludable, ordenado y agradable en el hogar. Y es que un espacio limpio no solo mejora el bienestar físico al reducir la acumulación de polvo, ácaros y bacterias, sino que también contribuye al equilibrio mental al proporcionar un entorno organizado y libre de estrés visual.
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Una tarea doméstica fundamental con la que también se prolonga la vida útil de muebles y electrodomésticos. Para realizarla de manera eficiente, es útil planificar las tareas, dividirlas por zonas, usar productos adecuados y, si se vive con más personas, repartir las responsabilidades para hacer el trabajo más rápido y equitativo.
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Entre las labores de limpieza hay una a la que hay que dedicar especial atención, se trata de fregar. Una acción especialmente importante en zonas como la cocina o el baño, donde la acumulación de grasa, restos de comida y humedad puede generar suciedad y malos olores. Fregar no solo elimina manchas visibles, sino también bacterias y gérmenes que no se perciben a simple vista. Para ello, es recomendable usar productos adecuados para cada tipo de superficie y asegurarse de cambiar regularmente el agua para evitar extender la suciedad.
Esto es lo que hay que echar en el cubo de la fregona para que el suelo quede reluciente
Hay dos productos de limpieza que se utilizan de forma habitual para fregar. Son, nada más y nada menos que, la lejía y el amoniaco. La lejía destaca por su capacidad para eliminar bacterias, virus y hongos. Es especialmente útil en superficies que necesitan alta desinfección, como baños y cocinas, ya que elimina manchas orgánicas y blanquea. Los especialistas recalcan que debe manejarse con precaución, ya que es corrosiva y puede liberar vapores irritantes.
La alternativa al amoniaco y la lejía que recomiendan los expertos
El amoniaco, por su parte, es eficaz para eliminar grasa, suciedad y residuos difíciles, como manchas de alimentos en suelos y superficies duras. Se utiliza principalmente en cocinas o para limpiar cristales, ya que no deja residuos opacos. Eso sí, es menos agresivo que la lejía, pero aún requiere ventilación adecuada al usarse.
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Pero hay vida más allá de la lejía y del amoniaco. Hay un ingrediente del que cada vez hablan más especialistas como la alternativa perfecta para echar en el cubo de la fregona para que el suelo quede reluciente. El ingrediente en cuestión es el ácido cítrico del limón. Un componente natural que, empleado de manera correcta, desinfecta, elimina grasa, manchas, cal y bacterias, dejando un brillo limpio.
Sus propiedades antibacterianas y antimicrobianas y su poder abrillantador hacen posible que al mismo tiempo que se elimina la suciedad, también se deje un olor agradable, al contrario de lo que ocurre con el olor fuerte de la lejía y del amoniaco.
Para utilizarlo solo hay que echar una solución de ácido cítrico de limón con agua tibia al cubo de la fregona. Se puede optar por adquirir la solución de ácido cítrico de limón en el mercado o por exprimir el jugo de 1- limones en el cubo de la fregona. Al agua y al jugo se le puede añadir un poco de vinagre blanco para desinfectar con mayor profundidad.
Una combinación con la que se pueden fregar suelo, limpiar superficies como la vitrocerámica, la encimera, la mesa del comedor, el lavabo o los azulejos del baño, entre otras.