Hasta la llegada de la reconversión industrial de la década de los 70 y 80 del siglo pasado, una de las señas de identidad de Bilbao y de Bizkaia fueron los altos hornos y la industria metalúrgica. Y el material con el que se alimentaba esta fuente de riqueza era al mineral de hierro que salía de las entrañas de los Montes de Triano, repartidos entre Meatzaldea -la Zona Minera- y parte de Ezkerraldea -la Margen Izquierda del Gran Bilbao.

La riqueza mineral de esta zona, por su calidad y su abundancia, ya era conocida en tiempos de los romanos, siendo explotada desde entonces en ferrerías y pequeñas minas. Pero fue con la llegada de la Revolución Industrial y los ingleses, a finales del siglo XIX, cuando comenzó la minería a cielo abierto y a gran escala que acabó transformando profundamente el entorno.

Vista de los montes de Triano desde un alto.

Pero todo tiene un fin y las minas fueron cerrando en la década de los 90 del siglo XX, desmantelándose los viejos trenes mineros, las vagonetas y toda la infraestructura que tanta riqueza llevó al territorio. Ahora queda un peculiar paisaje modelado por la actividad humana que se está convirtiendo en un auténtico polo de atracción para actividades al aire libre y en una naturaleza que poco a poco, y con ayuda humana, ha ido recuperando lo que era suyo, pero conservando las cicatrices de la actividad humana. 

Los antiguos trazados de los trenes mineros se han convertido en vías verdes, abandonados pozos mineros se han rellenado de agua y son nuevos lagos y zonas de esparcimiento. Numerosas rutas recorren el terreno sorprendiendo a los visitantes con las vistas sobre la costa y la capital vizcaína mientras se recorren interesantes paisajes donde biotopos peculiares albergan especies de flora y fauna de enorme interés.

Poblado minero de la Arboleda

Se puede llegar al Centro de Interpretación de Peñas Negras en coche directamente desde Trapagaran, pero por entrar en ambiente minero, se puede dejar el coche en la zona baja de este municipio y acercarse hasta la estación del funicular de La Reineta, uno de los barrios de la zona alta y que da acceso al poblado minero de La Arboleda, el mejor conservado de la zona.

El funicular tiene una historia centenaria y es un popular medio para subir a La Arboleda.

Merece una parada este núcleo, pleno de vida y con numerosos locales de hostelería donde reponer fuerzas tras una excursión por esta zona minera o simplemente tomar un aperitivo contemplando el entorno. 

El paisaje verde que no oculta, pero sí suaviza, un pasado de hierro. El parque de Zuhastieta rodea el pozo El Ostión, que se abre casi en la linde urbana. Tras el cierre de la mina, dentro de los planes de recuperación, este pozo se llenó de agua y ahora es un estanque rodeado de una frondosa arboleda en el que, entre otras actividades deportivas, se puede pescar. 

Un funicular mercante

El funicular de La Reineta comunica las zonas alta y baja de Trapagaran, los barrios de La Escontrilla, abajo, con el de La Reineta, en la zona alta y entrada al territorio minero. Inaugurado en 1926, es el único de los funiculares que no tuvo en el turismo su razón de ser. El objetivo era facilitar el transporte de mercancías, vehículos y trabajadores entre la zona minera y la cabecera del valle. La carretera existente era de 8 km y se tardaban casi 2 horas en recorrerlo. El nuevo funicular salva en 10 minutos los 342 m de desnivel y 1.179 m de trazado. 


Varias son las peculiaridades de este transporte. De entrada, su recorrido no es recto ya que tiene una curva para llegar a la estación de arriba. Es de plataforma horizontal para poder transportar vehículos. Esta función se completa con cajas desmontables para poder introducirlos. 


En la actualidad, y tras 97 años de servicio, únicamente se dedica al traslado de pasajeros, que en sus dos vagones puede transportar a 70 personas. 


Desde el año 1994 lo gestiona Eusko Trenbideak. Los viajes son cada 30 minutos, a en punto y a las medias. Desde el año 2014 está declarado como Bien de Interés Cultural.


Centro de Peñas negras

Para llegar hasta el Centro de Interpretación Ambiental de Peñas Negras, una de las Ekotxeas de Meatzaldea, hay que atravesar La Arboleda y pasar por delante del colegio público La Arboleda. El trazado no llega a tres kilómetros, está bien señalizado y es de fácil recorrido. Se puede hacer en coche o andando y se bordea el Laberinto Natural de la Arboleda, una de las pequeñas vías que salpican esta zona de los montes de Triano. Se trata de un paraje kárstico en la que la combinación erosiva natural y la mano del hombre han creado rincones mágicos de roca y árboles. Sus tres kilómetros de longitud se puede recorrer en una hora.

Las torres de las carretillas aéreas que se pueden ver en el entorno de Peñas Negras.

El Centro Peñas Negras es un edificio con equipamiento de educación, información y sensibilización ambiental, dependiente del Gobierno Vasco. Cuenta con una exposición permanente y algunas temporales. Desde aquí parten muchos de los itinerarios señalizados que recorren este entorno. Abre todo el año. Su objetivo también es concienciar a la población acerca del cuidado que merecen los espacios naturales.

Alto Galdames y pico de La Cruz

Para llegar a las cimas que rodean el entorno de Peñas Negras se puede seguir el itinerario número tres que propone la Ekoexea, el que está marcado en color rosa. Al igual que el resto, parte de este edificio. Comparte parte del trazado con la GR-281 y los itinerarios 4 (morado) y 7 (naranja). Todo el camino está señalizado, así que es difícil salirse de él. Los muy andarines, o los aficionados a los monumentos megalíticos, pueden seguirlo al pie de la letra e ir ascendiendo otras pequeñas cumbres que se incluyen en el itinerario 3, conocido como la Ruta Prehistórica y que da fe de la antigua ocupación humana de esta cordillera. 

Los restos megalíticos confirman la presencia humana desde la Prehistoria.

Volviendo a la carretera, a través de una pista de tierra se llega al alto de Galdames, una de las principales cimas de los montes de Triano. Son unos dos kilómetros y medio, que a pie se hacen en algo más de media hora. Siguiendo la ruta se pueden encontrar indicadores y y paneles explicativos, como el del biotopo de Meatzaldea (‘Zona Minera’). Además, es también un buen mirador hacia el sur de esta zona de Enkarterri. Tras esta curva de casi 180 grados se sigue la pista hasta llegar al pie de la Peña Pastores, que se puede ascender o bordear por cualquiera de sus dos laderas. En poco tiempo se llega al alto de Galdames, también conocido como Alta Galdames o monte el Cuadro. 

Cumbre rocosa del pico La Cruz.

Cumbre rocosa del pico La Cruz.

Desde su cima, a 713 m de altitud, se aprecian impresionantes vistas de la cuenca del Ibaizabal, así como la crestería de los montes de Galdames. Muy cerca, en el collado de Eskatxabel, podemos observar los restos del dolmen del mismo nombre. Si se mira hacia Bilbao, la desembocadura de la ría protagoniza la vista. Tras haber contemplado el paisaje, se retoma la marcha en dirección al pico de La Cruz. Es otro paseo fácil de algo más de 45 minutos y 3,5 km. 

Tras descender del Galdames, se puede seguir por el bosque o bordearlo hasta llegar a las estribaciones del Picomenor, que puede esquivarse o ascender. Una vez sobrepasado, se llega a las laderas del monte Ganerantz. El pico de La Cruz queda un kilómetro más adelante. 

Numerosas vías permiten acercarse al legado industrial de la minería.

Para llegar hasta él hay que buscar y seguir las indicaciones del itinerario 3, marcado en color rosa, que se separa de la GR-281 y a través del cual se llega hasta la base de este macizo. No hay un camino marcado para ascender entre las rocas, pero es fácil aunque con cierto cuidado. En lo alto de la cima, a 803 m de altitud, espera una reproducción a menor escala de la cruz del monte Gorbea. Este es el tercer monte más alto de esta zona, le superan el Eretza, con sus 883 m y que se alza justo enfrente; y el Ganerantz, que se ha dejado a un lado, de 822 m.

La vuelta se hace por el mismo camino hasta llegar al cruce de los cinco caminos al pie del monte Picomenor. Allí hay que tomar el segundo por la derecha, el que aparentemente sigue de frente, y dejando a la izquierda los otros dos, los que llevan hacia Alta Galdames. Este camino lleva directamente hasta la Ekoetxe Piedras Negras, que está a unos tres kilómetros. Y desde aquí se vuelve a tomar la carretera hacia La Arboleda y La Reineta. Un plan mañanero que se puede alargar lo que se quiera subiendo otras cumbres o recorriendo otras rutas. 

Vía Verde de los Montes de Hierro

Para los aficionados al cicloturismo, una de la vías verdes que recorren la geografía vizcaína aprovecha también este pasado minero. El transporte del mineral de hierro exigió la construcción de ferrocarriles para llevar el mineral hasta los altos hornos. Este origen tiene la Vía Verde de Montes de Hierro, un recorrido de 42 kilómetros, el más largo de Bizkaia, que sale de Traslaviña hasta Kobaron y que se divide en tres tramos. Es un itinerario de gran valor natural que pasa por enclaves tan importantes como el Biotopo Protegido de los Montes de Triano y la playa de La Arena, en plena ría del Barbadun.


A este valor ecológico se une el interés por el pasado industrial al ir encontrando vestigios del pasado minero como cargaderos, ferrerías, minas y hornos de calcinación, que la convierten en un recorrido singular. Para que los interesados puedan informarse, esta vía cuenta con dos puntos de turismo activo. El de Traslaviña ofrece un servicio de información y alquiler de bicicletas, así como un área de descanso y avituallamiento. El otro se encuentra junto al área recreativa de la Aceña, en Galdames.


Esta vía verde, que nace de la unión de otras dos ya existentes anteriormente, se divide en tres tramos. El primero, de 27 kilómetros, va de Traslaviña a Gallarta y correspondería a la vía verde Galmesana, que se amplió hasta Traslaviña. El segundo tramo empieza en Gallarta y enlaza la vía Galmesana con la vía verde Itsaslur a través de un bidegorri que llega a Pobeña tras pasar por la playa de La Arena. El tercer tramo recorre parte de la vía Itaslur hasta Kobaron. Los más animosos pueden enfilar hacia Castro Urdiales, en Cantabria, terminando la vía Itsaslur y enlazando con la vía verde del Piquillo.