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El benjamín de la mano

El 20 de mayo de 1995, Rubén Beloki venció a Inaxio Errandonea por 15-22 y se convirtió en el campeón más joven del Manomanista, récord que todavía conserva el pelotari burladés.

El benjamín de la manoFoto: firma

Hasta la irrupción de Beloki en el Manomanista, el récord de precocidad estaba en posesión del alavés Ogueta, txapeldun a los 22 años. Pero Beloki rebajó sensiblemente esa plusmarca, ya que se alzó con el título con apenas 20 años, 9 meses y 12 días.

Apenas llevaba tres años como profesional y su experiencia en el Manomanista era muy reducida -la final de aquel día en el Atano III de San Sebastián era tan sólo su séptimo partido oficial en la competición, pero Beloki llegaba en estado de gracia a la edición de 1995, y así lo demostraba en los dos duelos previos a la final: 22-11 ante Patxi Eugui (tras arrancar 9-0) y 22-12 ante el vigente campeón, Fernando Arretxe (tras comenzar 8-0). La exhibición ante el Potro de Valcarlos en semifinales había sido tan espectacular que las apuestas iban a salir a su favor.

La final no tuvo nada que ver con esos paseos triunfales previos, porque Errandonea sabía que tenía la mejor ocasión de su carrera para ganar el Manomanista y plantó cara hasta el final: igualdad en el marcador hasta el 8-8; primera tacada de Beloki (8-12); réplica contundente del pelotari de Bera (15-12); y apoteosis final del burladés (15-22).

Julián Retegui resumía el sentir general del mundillo de la pelota: "Si un chaval gana su primer título con 20 años, debemos pensar que tenemos campeón para mucho tiempo". Y Martín Alustiza tampoco escatimaba los elogios: "Beloki es un superdotado físicamente y va a ser difícil que alguien pueda quitarle la txapela".

La victoria de Rubén Beloki en aquella final supuso, ante todo, un drástico relevo generacional. En el lustro anterior habían logrado el triunfo Joxean Tolosa (en 1989, único año que pudo con Retegui); Galarza III (que enhebraba sus dos títulos en 1991 y 1992); Retegui II, que alcanzaba en 1993 su undécimo y último título; y Fernando Arretxe (1994).

Eran casi los últimos estertores en el Manomanista de todos esos veteranos ilustres, porque comenzaba el dominio de dos chavalines: Patxi Eugui, nacido en 1971, y Rubén Beloki, de 1974. Entre ambos -y con la única excepción de 1997, cuando Arretxe repitió éxito- se iban a repartir las txapelas hasta 2001, abriendo el camino que seguirían pelotaris aún más jóvenes que ellos -Barriola, Patxi Ruiz, Martínez de Irujo, Olaizola II-.

Pero todo eso, aquel 20 de mayo de 1995, estaba aún por suceder, y Rubén Beloki se limitaba a disfrutar de su txapela en una cena de 60 personas -familiares y amigos- en una sidrería de Zizurkil abierta expresamente para la ocasión.