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El primer autómovil

El 29 de enero de 1886, Carl Benz patentó en Berlín el primer automóvil del mundo. No sabía cómo su invento iba a cambiar el mundo, ni mucho menos que daría origen al deporte del automovilismo.

El primer autómovilT.O.

Tenía sólo tres ruedas, y en vez de volante una manivela, y apenas sitio para dos personas, y los ocupantes y el motor expuesto a las inclemencias meteorológicas, y su velocidad era de apenas 16 kilómetros por hora, y funcionaba con un combustible (éter de petróleo) que entonces se vendía en las farmacias... pero está reconocido mundialmente como el primer automóvil de la historia.

No era un carro con un motor añadido, sino una unidad en la que se integraba motor, chasis y tren de tracción, por lo que abría el camino a la imparable evolución del automóvil.

El invento del ingeniero alemán Carl Benz fue el primero de los miles de avances tecnológicos que nos han llevado al automovilismo actual, tanto el de transporte como el de las numerosas competiciones deportivas existentes.

Y por ser la especie humana como es, desde la invención de un nuevo medio de locomoción hasta hacer carreras con él no transcurrieron muchos años. Según algunas fuentes, la primera fue entre París y Versalles, en 1887. Según otras, que parecen más fiables, el deporte del motor arranca el 22 de julio de 1894, con la carrera París-Rousen, convocada por el diario Le Petit Journal, en la que 21 pilotos se dieron cita. Sus automóviles tenían que cumplir los requisitos de no ser jalados por caballos, y ser seguros, maniobrables y económicos.

La carrera constaba de 126 kilómetros por caminos de tierra, y el vencedor fue el marqués de Dion, con el mecánico Georges Bouton de copiloto, aunque después fueron descalificados, no se sabe por qué motivo. De Dion tardó más de 6 horas en cubrir la distancia (en torno a 19 por hora) y, aunque diez de los 17 coches que acabaron la prueba funcionaban con gasolina, el coche del marqués era impulsado por un motor de vapor.

El éxito de esa carrera supuso el banderazo de salida para competiciones de todo tipo, especialmente las de largo recorrido: París-Madrid (1903), París-Nueva York (1908), panamericanas, transasiáticas... Un tipo de carreras cuyo máximo exponente actual es el París-Dakar.

En paralelo, se fomentarían los rallys (el decano es el de Montecarlo, creado en 1911) y los grandes premios en circuitos -primero improvisados y luego permanente-, en los que el público podía ver todo el desarrollo y desenlace de la prueba, con la Fórmula 1 como máxima categoría. No es mala descendencia para un triciclo que iba a 16 por hora.