pamplona. Más de cien personas tomaron parte el domingo 3 de marzo en la primera edición de la Alta Ruta Pyrene/Pyreneko I. Goi-Mendi Ibialdia de esquí de montaña, heredera de la mítica Alta Ruta Belagua que durante 40 años organizó el Club Deportivo Navarra, en una jornada que será recordada por los participantes por las excelentes condiciones en las que se disputó la prueba y el buen ambiente que presidió la cita montañera, que pretende afianzarse en años posteriores como hizo su antecesora.
Con nieve en una abundancia difícil de recordar y una temperatura idónea para la práctica de esta modalidad, los asistentes se dieron cita en el valle de Linza (Huesca), para disfrutar de un fin de semana completo, donde hubo espacio para el ocio y la competición, pero con matices, ya que los organizadores han querido preservar el espíritu no competitivo de la prueba.
A las siete de la mañana comenzó el desafío con un recorrido total de 21 kilómetros y un desnivel de 2.128 metros, en el que se tenían que superar el collado de Acherito, el puerto de Acherito y el collado de Petrechema, desde la vertiente de Bearn, y la ascensión opcional del Acherito (2.378 m.) y Petrechema (2.371 m.). Un atractivo trazado circular que comenzó en el refugio de Linza (1.340 m) esperaba a los esquiadores procedentes de Navarra, la CAV, Aragón, Galicia, Polonia o Francia que tenían por delante siete controles de paso durante el recorrido, bastante más duro de lo que era habitual hasta ahora.
Los frontales luminosos que los participantes llevaron al inicio de la prueba rápidamente desaparecieron ante el sol radiante que comenzó a asomar por todo el valle, lo que no hizo sino aumentar la indescriptible belleza del paisaje nevado del Pirineo. El pelotón se mantuvo muy agrupado en el inicio, pero nada más salir del bosque cercano al refugio comenzaron las primeras subidas que por si solas rompieron la unidad del grupo. Hubo momentos en los que los esquiadores se vieron obligados a equipar los crampones, pero en general el recorrido no fue muy dificultoso (no hubo que registrar ningún incidente durante la prueba, que contó con la asistencia de un equipo médico permanente).
Aunque no se establecieron tiempos, la mayoría de los participantes llevó un buen ritmo a lo que sin duda colaboraron las condiciones de la nieve y la excelente temperatura. Hubo tramos difíciles, que conforme pasaban los kilómetros se hicieron imposibles para muchos de los competidores, aunque alguno de ellos fue capaz de terminar el recorrido en cinco horas y 20 minutos. Los organizadores, como comentó la semana pasada Ángel Pardo, ya están pensando en la segunda edición de la Pyrene dado el gran recibimiento que ha tenido la iniciativa.