pamplona - “El combate es diferente, no es lo mismo que cuando estás entrenando o haciendo sparring. La adrenalina, los nervios... No ves al árbitro, ni a la gente, solo a tu esquina y al rival”. Quien habla es Artem Sukhanov, un joven púgil ruso afincado en Pamplona desde hace más de una década y por cuyos guantes pasa el futuro del boxeo navarro.
Desde que saltó al profesionalismo, Artem viene pegando fuerte. El pasado 26 de diciembre solventó sin dificultad el combate que le enfrentó al nicaragüense Miguel Aguilar y ya suma un inmaculado 3-0 en su récord. “Me sentí muy bien. El rival era el más duro de los que he combatido pero estuve muy cómodo y me llevé pocos golpes”, manifestó con los nudillos aún doloridos. “Lo hizo bastante bien, no había que ir con la cabeza loca”, resumió Denis, su hermano mayor y entrenador.
Los Sukhanov proceden de Zarechny, una pequeña ciudad a 653 kilómetros al sureste de Moscú que ostenta la singularidad de ser una de las llamadas ciudades cerradas. Localidades de la antigua URSS que, por motivos estratégicos o de seguridad, estaban cercadas y sobre las que existía una cantidad reducida de información, algunas incluso, no salían en los mapas. En Zarechny, los dos hermanos comenzaron a practicar boxeo. El modo de vida que tenían ahí puede sorprender. Artem confiesa que con diez años recibían “justificantes del colegio” para ir a entrenar a la mañana y que los sábados acudían a una sauna rusa para “descansar y relajar”. La sauna rusa se caracteriza por tener una temperatura más elevada que la tradicional y por golpear los cuerpos con ramas para abrir los poros.
nueva vida El padre de los hermanos emigró a España en 1999, y ellos cinco años después, en 2004. Por aquel entonces, Artem tenía once años y Denis doce e iniciaban una nueva aventura fuera de Zarechny, una ciudad donde “había mucha corrupción” y en la que existía un sistema social muy desigual donde “la clase es alta o baja”.
La figura de Denis es fundamental para entender esta historia en su totalidad. Es el hermano mayor y también es boxeador. Su récord es de 2-2 y cuando no se calza los guantes, actúa de entrenador. “Mentalmente sabe cómo estoy. Sabe mis sensaciones. Me anima con buenas palabras antes de la pelea. Me dice: “has hecho todo para ganar el combate”. Me da mucha confianza”, asevera el pequeño de los Sukhanov.
En los entrenamientos también es muy insistente en el aspecto mental. “Me dice: sufre ahora y en el ring disfrutarás”, apunta el púgil que confiesa que él también le dice a su propia “mente” que va a ganar.
El excampeón de los pesos pesados Mike Tyson admitió una vez que su lucha era por alcanzar la perfección. Quizás eso sea lo atractivo del boxeo, la constante pelea con uno mismo tratando de, día a día, añadir una pincelada a una obra que nunca se acabará. “Tengo todo por mejorar. Me gustaría hacerlo en pegada, en movimientos, en fintas... En boxeo no puedes decir: ya se todo. Incluso Mayweather tendrá cosas que mejorar. Será débil en algo, pero no lo sabe nadie”, dice Artem, que para los combates se prepara durante dos meses entrenando de lunes a sábado.
El viaje en el mundo del boxeo puede ser largo, arduo y fatigoso, por eso, para no pagar excesivos peajes y llegar a buen puerto, el luchador ruso cuenta con la ayuda de toda una leyenda de los cuadriláteros: el tres veces campeón de España Rubén El Destructor Díaz. El navarro ejerce de faro y guía para los Sukhanov, ayudando en todo lo que puede y allanando el terreno con su experiencia. “Yo siempre le digo que no tenga prisa”, repite como un mantra Rubén.
A sus 36 años, Díaz ha vivido la cara y la cruz de este deporte. “Mi carrera fue un desastre, me avisaban un miércoles para pelear un viernes. Tuve suerte porque ganaba los combates”, enfatiza para evitar que los jóvenes tropiecen en la misma piedra.
año clave Denis, por su parte, habla de preparar el máximo de combates para este 2016 pero siempre “con cabeza”. Llegar a un récord de 10-0 es el objetivo a medio plazo de los Sukhanov, que persiguen esa meta para rankear mejor y optar a combates más importantes.
Los que han visto pelear al ruso dicen de él que es técnico y muy rápido, virtudes muy importantes en la categoría superwélter. “Soy de la escuela rusa, es un boxeo más estilista. El movimiento de las piernas es el 50% de la victoria”, declara el menor de los hermanos.
No obstante, su campo de mejora todavía es muy amplio. “Tiene que adaptarse al terreno profesional poco a poco, ¿y eso como se hace? Entrenando y peleando. Técnicamente es bueno, tiene condiciones, es joven, está con ganas, posee casi todo para triunfar, pero tiene que hacer las cosas poco a poco, sin precipitarse. El boxeo funciona así”, declara El Destructor Díaz.
Sin prisa pero sin pausa, la carrera de Artem avanza por el camino correcto y ya en 2016 dará el salto a combates de seis asaltos. Rivales más complicados, mayor exigencia física y diferente manera de afrontar la pelea. “Yo creo que los primeros asaltos, como controlo bien la distancia, los podría manejar bien y en los últimos rounds exigirme más”, dice el púgil sobre lo que le espera en este prometedor 2016.
Y mientras la carrera de Artem despega, también lo hace su negocio. Los hermanos llevan el gimnasio Boxrus de la Txantrea, el único especializado en boxeo de toda Navarra. “El gimnasio es un éxito y va a más. Tenemos alrededor de 100 socios y están hablando muy bien de él”, apunta Artem, que junto con Denis, hace de entrenador para aconsejar a todos aquellos que se quiere enfundar los guantes y subir al ring.
Gimnasio, entrenamientos, viajes, combates. Así es el mundo del boxeo profesional por dentro, una profesión atípica y exigente pero también reconfortante y agradecida. “Nuestro sueño se esta cumpliendo”, resume Artem. Un sueño cada vez más palpable. Un sueño cada vez más real.
3-0
récord
Artem Sukhanov ha comenzado su carrera profesional con tres victorias. Su último triunfo fue ante Miguel Aguilar en Olaz.