zaragoza. El montañero vizcaíno Alex Txikon, que sufre congelaciones de segundo y tercer grado en los pies tras una expedición al Karakorum, se recupera con buen ánimo en la mutua MAZ de Zaragoza, pero corre el riesgo de perder parte del dedo gordo del pie izquierdo, aunque no le impedirá seguir con su actividad. Txikon, de 30 años, natural de Lemona (Bizkaia), tuvo que ser evacuado el pasado 22 de marzo tras renunciar una semana antes a la ascensión del Gasherbrum I, de 8.068 metros, situado en la cordillera del Karakorum.
El montañero, experto en ochomiles, aseguró ayer que tuvo "mala suerte" cuando se encontraba a 6.900 metros de altitud y sintió durante la escalada cómo "nieve como azúcar" se le coló por dentro de la ropa y el agua helada derretida le llegó hasta las botas. Este incidente se produjo, relata, con temperaturas extremas de hasta 45 grados bajo cero y vientos de entre 30 y 50 kilómetros a la hora que provocan una sensación térmica de 70 bajo cero.
Al principio, dice, "no me di cuenta" porque "tenía la cabeza en otra cosa", pero cuando notó que la nieve se le derretía entonces sí fue consciente de lo sucedido y pensó en lo que vendría después. "Es más -afirma-, me asusté incluso. Digo: 'Ostras, qué es esto tan frío!'. Y es ahí donde me fastidié". Txikon se lamenta de que "podría haber evitado" las congelaciones si en el campo uno, anterior al de la base, se hubiera quitado las botas y colocado unos calcetines secos, pero dice que esa maniobra no es cómoda porque "hay que quitarse las botas y los crampones y en esas temperaturas no son dos minutos, son quince o veinte".
El neurocirujano Kiko Arregui, que ha tratado lesiones similares en otros montañeros, como Juanito Oiarzabal, Edurne Pasaban o Alberto Iñurrategi, dijo que tiene congelaciones en los dos pies, de segundo grado profundo y superficial en el pie derecho y más profundas, incluso de tercer grado, en la falange distal del primer dedo del pie izquierdo, en términos coloquiales, el dedo gordo. Confiado en su recuperación total, Alex Txikon aguarda impaciente, acompañado de su pareja, a que le den el alta el próximo miércoles para poder pasar así la Semana Santa en casa, "que ya hay ganas", y esperar a que pueda caminar bien en uno o dos meses y salir de nuevo a la montaña "y ver cómo viene el año".
El único momento en que Txikon ensombrece su alegre semblante es cuando recuerda el momento en que perdió de vista en su última expedición a tres compañeros: el austríaco Gerfried Gschl, el suizo Cedric Hhlen y el pakistaní Nisar Hussein, dos de ellos padres de familia, cuando se encontraban a más de 7.700 metros de altitud y de quienes nada se sabe desde el pasado 9 de marzo. Txikon fue el último en verles y asegura que en la semana que pasó solo en el campo base hasta su evacuación no dejó de pensar en ellos y en lo que les haya podido ocurrir, aunque "nunca jamás lo sabremos". "Quizás todavía es demasiado pronto para hablar igual de todo esto... Ha sido una gran pérdida", concluyó.