Formar parte de un gran grupo automovilístico no debe implicar nunca renunciar a la personalidad propia, a la identidad de marca labrada durante muchísimos años. En Citroën son perfectamente conscientes de ellos, por eso el nuevo C5 X refleja a la perfección los valores que desde siempre han adornado a los grandes automóviles de la casa gala. Heredero del espíritu innovador en diseño, confort, dinamismo y elegancia que ya mostraron en otros tiempos modelos como los DS (tiburón), CX, XM o C6, por citar lo más granado y reciente, devuelve a la fábrica francesa al segmento de prestigio, en el que siempre se ha distinguido por su audacia, carácter y estilo.
Sin lugar a dudas, el C5 X es el más Citroën de los Citroën, tan genuino y rompedor como su momento lo fuera el añorado CX, aunque el C4 tampoco le va a la zaga, en sintonía con aquel singular y atractivo GS. Desde su lanzamiento comercial a principios de este año, el Citroën C5 X, que cuenta con tres motorizaciones (dos gasolina de 130 y 180 CV, desde 30.975 euros, y un híbrido enchufable de 225 CV), ha visto correspondido su estilo sofisticado y tecnológico con unas preferencias claramente orientadas hacia la variante más eficiente, la Plug-In Hybrid, que se lleva el 66% de los pedidos. Con sus 225 CV, 360 Nm, 233 km/h, 7,9 segundos en el paso de 0 a 100 km/h y una autonomía en modo eléctrico superior a los 50 kilómetros, el comprador se ha decantado mayoritariamente por esta propuesta, cuyos precios parten de 41.675 euros o con renting desde 300 euros al mes, con una cuota inicial de 8.273,24 euros.
Citroën siempre ha sabido hacerse un hueco en este segmento de mercado claramente conservador apostando por conceptos rompedores. Sus líneas creativas y fluidas, que mezclan estilos tan divergentes como el de los cupés, potentes y aerodinámicos, con otros propios de los SUV, a los que rinde tributo con sus enormes ruedas (llantas de 19 pulgadas de diámetro), tampoco olvidan la elegancia y estatus de las grandes berlinas con un señorial frontal y su novedosa firma lumínica, o de los apreciados familiares con su portón trasero.
Por dentro, este gran automóvil (4,805 metros de largura, 1,865 de anchura, 1,485 de altura y 2,785 de distancia entre ejes) cuenta con un espacioso y amplio habitáculo, especialmente en las plazas traseras, acompañado todo ello por un capaz maletero de 545 litros. Sus cómodos asientos, en los que cabe contar con calefacción, ventilación y hasta masaje, la cuidada iluminación y la gran superficie acristalada ayudan a configurar un alojamiento en el que la baja sonoridad nos trasladará a la característica sensación de alfombra voladora de otros Citroën como los DS, CX o XM –les puedo asegurar que es una sensación que una vez se experimenta ya nunca se olvida-. Y aquí entra en acción una exquisitez que hará las delicias de los entusiastas de la marca, la suspensión activa Citroën Advanced Comfort, con sus tres programas asociados a los cuatro modos de conducción. Todo ello además respaldado por un amplio listado de asistencias a la conducción (semiautónoma de nivel 2) para protegernos ante posibles riesgos y facilitar el manejo, siempre acompañado de la máxima comodidad.
Luego, la sofisticación tecnológica, algo que siempre ha distinguido a los Citroën de gran tamaño, vuelve a hacer acto de presencia con mecanismos como la extended Head Up Display o una conectividad a la última, con sus cuatro tomas USB de tipo C o el cargador inalámbrico de teléfonos móviles, por citar algunos ejemplos. En definitiva, el C5 X brilla con el irresistible poder de seducción de los grandes Citroën de siempre adaptado a los tiempos actuales.