El globo espía chino derribado el pasado 4 de febrero en aguas del Atlántico tras atravesar todo el territorio estadounidense pudo transmitir información e imágenes en tiempo real a Pekín, según fuentes de la cadena CNN.

Sin embargo, los servicios secretos estadounidenses no están muy preocupados por la información cosechada, ya que los aparatos que portaba el globo no tenían tecnología que pudiera recopilar datos mucho más amplios que los que ya obtiene Pekín con los satélites en órbita.

Además, la fuente ha destacado que al conocer la trayectoria del globo pudieron proteger los lugares más sensibles y censurar algunas señales para evitar su detección.

Mientras, el FBI continúa investigando el propio globo, los algoritmos del software, los sistemas de energía y el diseño general del aparato.

Estados Unidos contaría además con un sistema de seguimiento capaz de localizar y vigilar a toda una flota de globos chinos desplegados en todo el mundo.

Washington cree que la flota de globos espías tiene su base en la isla de Hainán, en el sur del país, y que en el último año ha realizado al menos dos docenas de misiones en los cinco continentes. Seis de estos vuelos habrían sido en el espacio aéreo estadounidense, pero no necesariamente sobre su territorio.

China mantiene que se trata de una sonda meteorológica que se desvió por accidente, pese a que el aparato contaba con un sistema de dirección de vuelo que fue utilizado cuando se encontraba sobre el estado de Montana.