El proceso de nominación y selección de candidatos presidenciales de los partidos políticos en Estados Unidos es largo y complejo. Si bien no hay una fecha límite para registrarse, en la primavera del año anterior a las elecciones, los candidatos se postulan a la presidencia en la Comisión Federal Electoral. Desde el verano del año anterior a las elecciones hasta la primavera del año electoral, se organizan las primarias y los caucus.

La mayoría de los estados celebran las elecciones primarias entre seis y nueve meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Los votantes eligen a su candidato y los candidatos obtienen sus delegados para la convención nacional de cada uno de los partidos. En algunos estados no se celebran elecciones primarias sino caucus o asambleas electorales internas a nivel de condado o distrito electoral.

Dependiendo de las leyes del estado y de las normas de los partidos políticos, las primarias y los caucus pueden ser “abiertos”, “cerrados” o “híbridos”. En el contexto de unas primarias o un caucus abierto, los votantes no tienen que estar registrados en un partido político para participar. En las primarias o caucus cerrados, solo los votantes registrados pueden votar. Las primarias y caucus “híbridos” (“semiabiertas” y “semicerradas”) son variantes de los modelos anteriores. Algunos caucus eligen a los candidatos mediante votación secreta mientras que otros requieren que los participantes se dividan en grupos según el candidato al que apoyan y los participantes indecisos forman su propio grupo, generando un debate entre las partes antes de la votación. Al final, el número de delegados otorgados a cada candidato se basa en el número de votos recibidos en el caucus.

El “supermartes”, por lo general el primer martes de marzo anterior a las elecciones presidenciales de noviembre, varios estados celebran las elecciones primarias o caucus a un mismo tiempo, lo que lo convierte en uno de los días más relevantes del proceso electoral ya que un gran número de delegados son asignados en una sola jornada electoral.

La situación de Nevada

Los delegados electos en estas contiendas electorales representan a su candidato en la convención nacional del partido que se celebra entre julio y principios de septiembre. En dicha asamblea los partidos votan y declaran oficialmente a su candidato presidencial.

Pero en Nevada las cosas se han complicado en 2024.

En 2021, el parlamento del estado, controlado por los demócratas, aprobó una ley sobre la celebración de primarias tanto para el Partido Demócrata como para el Republicano. Con anterioridad a esta ley, ambos partidos celebraban sus propios caucus. Esto causó un gran descontento en el seno del Partido Republicano que presentó una demanda contra el estado en mayo de 2023 abogando por la continuación del sistema de caucus para la asignación de delegados. El 14 de agosto de 2023, los republicanos de Nevada declararon su intención de boicotear las primarias organizadas por el estado, al considerarlas “no vinculantes”. En sintonía con el rechazo a la ley, las primarias tuvieron lugar el 6 de febrero, pero el Partido Republicano celebró el caucus interno dos días después, el jueves 8. Allí se asignaron proporcionalmente los 26 delegados a la Convención Nacional Republicana de 2024.

Esta dualidad ha provocado confusión generalizada entre los votantes, y ha ocasionado miles de consultas y protestas.

Para complicar aún más las cosas, desde 1975 la ley electoral de Nevada permite a los votantes seleccionar la opción “ninguno de estos candidatos”.

La dura acusación de Haley

El resultado de todo ello ha sido que el movimiento MAGA ha decidido boicotear las primarias, por lo que Trump ni tan siquiera se postuló. A pesar de ello, Nikki Haley, la única candidata republicana, recibió solo 22.611 votos (30,4%), perdiendo catastróficamente ante la opción “ninguno de estos candidatos”, que obtuvo 47.077 votos o el 63,4% del apoyo electoral. En opinión de Haley, pasar de un 5% a un 30% de apoyo dentro del partido a lo largo de estos meses de campaña ha sido un éxito, mientras que Trump ha expresado que el apoyo de más del 60% de los votantes al boicot le da la victoria de forma rotunda. Y ha añadido que incluso si hubiese ganado las primarias, no la habría servido de nada, porque no habría recibido ni un solo delegado.

El Partido Republicano de Nevada ha decidido desatender los resultados de las primarias y regirse por los resultados del caucus interno. Dado que Trump es el único candidato que participó en los caucus del jueves, el partido lo apoyará si reclama los 26 delegados del estado.

Haley ha acusado al Partido Republicano de Nevada de corrupción. De hecho, los principales líderes del partido fueron acusados de actuar como falsos electores de Trump en 2020. Se ordenó la confiscación de los teléfonos del presidente del Partido Republicano estatal, Michael McDonald, y del vicepresidente, Jim DeGraffenreid, y ambos testificaron ante un tribunal en la investigación federal sobre el intento de Trump de anular las elecciones de 2020. “No hemos gastado ni un centavo ni una onza de energía en Nevada”, dijo el lunes la directora de campaña de Haley, Betsy Ankney, en una llamada a los medios. “No vamos a pagar 55.000 dólares a una entidad que trabaja para Trump para participar en un proceso amañado por él. Nevada no es ni ha sido nunca nuestro objetivo”, rubricó. Imagino que algunos votantes republicanos de nuestro estado estarán algo descontentos con estas palabras.

En suma, Haley participó en las primarias del martes y Trump campeó en el caucus del jueves sin encontrarse en un debate que es la verdadera esencia del proceso electoral. Luego se pelearán por los delegados del estado dentro del partido. Pero Trump tiene otro frente en el que lidiar: el ámbito legal.

Norma Anderson, republicana de 91 años, fue la primera mujer en presidir la cámara de representantes y el senado del estado de Colorado. Cuando hace tres años presenció por televisión el asalto al capitolio desde su casa, llevó el caso ante los tribunales. Exigió que se aplicase la 14ª enmienda a Trump. Según la “cláusula de descalificación”, una persona que haya participado “en una insurrección o rebelión” contra la república no es elegible para un cargo público, si bien el Congreso podría, por un voto de dos tercios de cada cámara, eliminar tal discapacidad. Históricamente, esta disposición se utilizó para evitar que se presentarán candidatos confederados al congreso o a la presidencia de la república tras la Guerra Civil. Sólo se ha aplicado en ocho ocasiones desde la década de 1860.

El caso más reciente ocurrió hace dos años, cuando la legitimidad de un comisionado del condado de Nuevo México fue invalidada por participar en los hechos del 6 de enero de 2021.

Según Anderson, “los redactores de la sección 3 de la 14ª enmienda de la constitución en la década de 1860 fueron muy claros al entender que esta cláusula no sólo se aplicaba a los antiguos confederados, sino que serviría como escudo para proteger la constitución en el futuro”. Jason Murray, su abogado, ha subrayado que no se trata de un fósil legal y obsoleto, sino que forma parte de la constitución. A pesar de todo, es muy poco probable que los tribunales impidan a Trump presentar su candidatura. Somos muchos los que creemos que hay que dejar que las ideas compitan en las elecciones, en lugar de prohibir el debate en los tribunales.