Joaquín Ciga dice adiós tras 151 años
En los próximos días cerrará sus puertas al público uno de los establecimientos históricos y señeros del corazón de la ciudad: Joaquín Ciga. Desde 1859, en su emplazamiento en la plaza del Ayuntamiento, ha acercado a los pamploneses la moda textil para el hogar.
El clásico establecimiento de la plaza del Ayuntamiento se despide durante estos días de su fiel clientela tras 151 años de historia, de manera discreta, mediante una sencilla tarjeta colocada a pie de escaparate en la que se expresa el "agradecimiento y reconocimiento por la confianza depositada en la que ha sido su casa y sin la cual no hubiera sido posible tan larga andadura". Han sido cuatro las generaciones de la familia que han creado y mantenido el prestigio de este establecimiento señero del Casco Antiguo pamplonés.
En el año 1859 fue Nicolasa Mayo (hermana del chocolatero Pedro Mayo) la que impulsó la apertura del comercio dedicado a acercar a los pamploneses la moda textil del hogar. Casada con Joaquín Ciga, delegó el puesto en el hijo de ambos, Marino Ciga Mayo y este pasó el relevo a su sobrino, Joaquín Ciga Irurzun. El hijo de este y de Maritxu Unzu (de la saga familiar de los conocidos almacenes Unzu),Joaquín Ciga Unzu, ha sido el último eslabón de la cadena y ha tenido que tomar la decisión de poner fin al negocio familiar ante su inminente jubilación y la falta de relevo generacional.
Estos días las despedidas de los clientes vienen aderezadas con una dosis de recuerdos de otra época que demuestran el cariño mutuo que procesan entre la familia de comerciantes y los clientes. "Mi padre era una persona con carácter muy abierto y jovial. Conectó muy bien con personas de todo tipo de ideología y nacionalidad", señala Joaquín Ciga Unzu.
políglota y romántico En 1950, colocaron una placa en el escaparate, todavía hoy recordada por muchos pamploneses, en la que se leía On parle français, English spoken, Euskaraz mintzatzen da. "Todavía hay amigos y clientes que me recuerdan como anécdota aquellas placas expuestas en el escaparate", afirma su hijo. Además de contar con un gran don de gentes, el padre era muy aficionado a la fotografía y plasmó su refinado gusto estético en todos los artículos que vendía en su comercio. "Mi padre transmitió el gusto por la estética al comercio y se diferenció del resto por la especializacion en sus artículos. También era un gran amante de la naturaleza y de las fibras naturales. Tal es así, que uno de los artículos más mimados fue la manta de lana, comercializada con la marca Bildotxa. El valor añadido de la especialización lo diferenció del resto"; asegura su hijo.
El legado que Joaquín Ciga Irurzun dejó fue recogido y mantenido por su descendiente que ha conservado, junto a sus empleados que se han mantenido fieles a la idiosincrasia del comercio, la calidad en sus artículos y una clientela fiel a esta casa, señero del Casco Antiguo. Los productos con el sello de Joaquín Ciga han vestido hoteles, navieras, centros clínicos... Los días de este mes serán la última oportunidad para aquellos que quieran comprar en el comercio centenario. Joaquín Ciga Unzu dice sentir cierta nostalgia contenida en el momento del final de tan largo trayecto. Recuerda como, con el paso de los años, la propia forma de vender ha cambiado. "Antes la venta era más sosegada, más personal. La relación comercial con el cliente se convertía en verdadera amistad. Hoy en día la cosa ha cambiado porque el ritmo de vida es diferente", apunta Joaquín.
ciudad-comercio Mirando al futuro y para mantener vivo el Casco Antiguo de Pamplona, Joaquín Ciga Unzu, considera imprescindible una ley de comercio responsable y equilibrada. "Las nuevas formas de distribución comercial nos obligan a convivir al sector de comercio tradicional con las grandes superficies. Estamos en un momento en el que si no hay una ley de comercio equilibrada y responsablemente bien articulada podemos romper el binomio ciudad-comercio y una ciudad sin comercio es una ciudad muerta", afirma.
Joaquín asegura además que hay un sector importante de la población amante de comprar a cielo abierto. Se trata de personas a las que les gusta hacer de la compra algo lúdico y prefieren "callejear" que meterse en un centro comercial. Los miembros de la Asociación de Comerciantes son firmes defensores de la necesidad de mantener viva esta forma de compra en el Casco Antiguo para que el corazón de la ciudad no muera. "Es encomiable el trabajo que está haciendo la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo para mantener el pulso de la zona. Si nos miramos en el espejo de otras ciudades, no tan lejanas a Pamplona, nos falta mucho camino por recorrer. Si bien con la peatonalización se ha mejorado en algunos aspectos se han cometido errores graves, como por ejemplo no haber empleado los materiales adecuados en la pavimentación", lamenta Ciga, quien añade que "el grado de atractividad del corazón de la ciudad dependerá en gran medida del nivel de cultura y exigencia de los estamentos municipales y de la propia ciudadanía".
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