uharte arakil. En el programa de Cuatro emitido el pasado domingo también se destacaba la iconografía de la imagen de San Miguel de Aralar, única en la cristiandad. El arcángel, en vez de ser representado alanceando al demonio o pesando las almas en una balanza, como es habitual, aparece como el portador de la Santa Cruz.
Se trata de un relicario de plata sobredorada de unos 70 centímetros realizado en 1756 para sustituir otro anterior. En su interior alberga los restos de la antigua imagen de madera y un lignum crucis o reliquia de la cruz de Cristo. La creencia tradicional considera que su origen está relacionado con la milagrosa aparición del arcángel que narra la leyenda de Teodosio de Goñi, e incluso que fue encargada por él mismo reproduciendo la imagen del arcángel que se le apareció en la cumbre de Aralar.
"Recuerdo que la primera vez la vi no pude por menos que asociarla al todo el cúmulo de extraños fenómenos ovni que se han producido en la zona. La imagen luce una perfecta escafandra que cualquiera podría identificar con las que cubren los modernos astronautas" escribió Juan García Atienza en su libro La guía de España mágica, tal y como recordó Iker Jiménez en Cuarto Milenio.
Más prosaico se mostraba el presidente de la Cofradía de San Miguel, José Mari Ustárroz. "La figura original es de madera. En su día viajaba sobre un sitial y hacía miles de kilómetros y se estaba deteriorando. Por ello se decidió recubrirla con plata dorada. En el pecho tiene otro ovalo transparente a través del cual se ve la figura original", señaló. Asimismo, apuntó un nuevo enigma. "Es una madera desconocida", observando que podría datar del siglo VIII.
Por otro lado, Ustárroz recordaba que el ángel es centro de una de las corrientes devocionales más populares en tierras navarras y guipuzcoanas, visitando durante tres meses cerca de 300 localidades, principalmente en la Comunidad Foral. En todas ellas es recibida por numerosos fieles, siguiendo un cuidado ritual en el que se bendicen los campos lau haizetara, proclamando los Evangelios a los cuatro puntos cardinales.
La efigie fue robada por lo menos tres veces, según recordaba Ustárroz, quien fuera monaguillo de don Inocencio Aierbe, capellán de Aralar durante 56 años. "Por la noche se soltaban perros para guardar el lugar", observó. "Uno de los robos ocurrió a finales del siglo XVIII. Sus autores fueron ajusticiados en el portal de la Taconera, y sus brazos fueron expuestos en la ventana del ábside izquierdo", afirmó el presidente de la cofradía.