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Maribel García: una vida dedicada a los niños

Maribel García: una vida dedicada a los niñosFoto: d.n.

tudela. A Maribel García Rubio (Corella, 12 de septiembre de 1950) no le ha hecho falta tener niños para quererlos como si fueran suyos y no duda en señalar que hubiera dado la vida por cada uno de los pequeños que han pasado por sus manos en la guardería María Reina de Tudela, en la que ha desempeñado la labor de educadora durante casi 36 años hasta su reciente jubilación. Desde muy joven tuvo claro que quería que su vida estuviera ligada a la enseñanza. Su sueño era ser maestra, pero las circunstancias le obligaron a comenzar a trabajar con sólo 13 años en la pastelería de Zuazu. Detrás del mostrador permaneció más de ocho años, pero esta corellana, la pequeña de siete hermanos (tiene una melliza), tenía claro que aquello no era lo suyo y comenzó a buscarse la vida en el campo donde quería realizarse como profesional y como persona. Realizó las pruebas para entrar en María Reina, que abrió sus puertas en el curso 1974-1975, y, aunque no formó parte de la plantilla inicial, a los meses ya estaba al servicio de los niños. "Entonces, el trabajo que desempeñábamos no tenía nada que ver con el de ahora porque en aquella época primaba el aspectos asistencial sobre el educativo", reconoció.

CARIÑO COMO ALIMENTO En esta más de tres décadas el centro ha evolucionado (comenzó siendo propiedad de las monjas, paso a manos de Caja Navarra y ahora depende del Ayuntamiento) y la educadora, ya prejubilada, también lo ha hecho, "me he tenido que ir reciclando porque sino te quedas desfasada". Sin embargo, lo que no ha cambiado durante todo este tiempo es el cariño que esta corellana, afincada en Tudela desde hace muchos años, le ha dedicado a las numerosas generaciones de niños que han pasado por sus manos. A ella, como reconocieron los padres el día de su despedida de las aulas (el 27 de enero le tributaron un homenaje en María Reina), le ha tocado lidiar para que los niños coman bien, vayan al baño o aprendan a caminar, pequeños pasos propios del aprendizaje. Maribel García tiene claro que no puedes suplir a una madre, pero "intentas por todos los medios que el niño se sienta bien: protegido y querido, para después enseñarles valores. Cuando llegan a nuestras manos no saben compartir, ni relacionarse, ni respetar al resto de niños".

Es una fiel defensora del abrazo o achuchón porque "el período de adaptación se hace duro. Llegan y no nos conocen y hay que conseguir que se sientan seguros y queridos por las educadoras del centro". Maribel García está convencida de que los niños le han dado a ella mucho más durante todos estos años de lo que ella les ha podido ofrecer. "Para mi una de las cosas mas gratificantes es que me paren por la calle personas a las que tuve de niño en clase y te digan que todavía se acuerdan de ti porque eso significa que les has dado cariño. Si no fuera así no te identifican, pero si lo hacen es porque tienen un grato recuerdo de ti. Y es que cada día he dado el 100% por ellos y si he podido dar más no me ha importado porque la ilusión de mi vida era trabajar con niños. Durante estos 36 años me he sentido completamente realizada y no me ha importado dedicarles un montón de horas".

El 27 de enero fue su último día en las aulas y los padres le tributaron un homenaje que Maribel no esperaba. "La despedida resultó emocionante y todavía lloro recordándolo. Sólo puedo dar gracias a todos los padres porque para mi fue una compensación muy grande", confesó. También elogió a sus compañeras porque "para que un centro infantil como María Reina funcione todos debemos remar en la misma dirección y el ambiente que se respira en el centro es inmejorable".

Aunque no ha dicho adiós a las aulas de manera definitiva (durante cinco años deberá ejercer durante tres meses), su vida ha cambiado de manera radical y admitió que le está costando adaptarse a estar sin niños. "Las mañanas se me hacen duras, pero intento aprovechar el tiempo para hacer otras cosas como viajar o realizar deporte".