atada de pies y manos me hallo, sin poder de crítica política, plegada a los mandatos de la Junta Electoral que ha establecido que hoy vivamos una jornada de reflexión o, lo que es lo mismo, que alguien le meta de una vez una pedrada a los megáfonos de los coches propagandísticos y silencie para siempre el coñazo musical con mensaje vota, vota, vota...Que, efectivamente, votas, pero con b, cuando en el instante en el que, después de comer, a punto de dar la primera cabezada de los diez minuticos de reglamentaria siesta y el león de la 2 le va a dar matarile a la cebra despistada de la manada...Justo en ese preciso momento, pasa el buga de turno con la sinfonía de cassette de los 80, desafinada y toca pelotas. Y botas, pero del sofá y jurando en mandarín. Así, dos semanas sin descanso. Te atacan cuando menos te lo esperas, pa grabarte a fuego la consigna. Por ejemplo, si estás hablando por el móvil: Date por jodido y considera la conversación llamada perdida porque el sonido del coche te anula todas las capacidades, la auditiva, la de comprensión y la de la contención nerviosa. Por eso supongo yo que lo de la reflexión tiene algo que ver con este invento con tan pocas probabilidades de inclinar la balanza hacia una u otra alternativa política. Son como la disco-móvil de las fiestas de los pueblos, pero sin gracia ni ritmo. Igual le podían dar una vuelta a la idea y ajustarla un poco más a eso, la disco-móvil, añadiendo a la comitiva un camión de San Miguel, el de la cerveza, no el de los altares. Te ibas a reir tú del poder de convocatoria del flautista de Hamelín. El primero que haga suya esta medida, se lleva de calle la alcaldía, la presidencia y la beatificación, si es necesario. Y lo de la jornada de reflexión acabaría siendo día de resaca, con sus paranoias y eso, con esa lucidez del día después que vamos a necesitar para el día de antes. Porque la cosa está apretada y porque no nos lo han puesto, verdaderamente, nada fácil con esta campaña de fotos simbólicas, comparecencias por la mañana, visitas por la tarde, notas de prensa cada máximo tres minutos, mítines a la caída del sol y sobresaltadas sobremesas. Es parte del juego democrático, hay que aceptarlo, pero a partir del lunes, como tengo el teléfono de todos los candidatos, no va a dormir la siesta ni dios. Lo prometo.
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