La comunidad parroquial de Tafalla les ha preparado una merecida despedida que tendrá lugar este próximo domingo, con una misa que se celebrará a partir de las 12.30 horas en la parroquia de San Pedro. Unas horas antes, sobre las 8.00 horas, los miembros de la Asociación de la Aurora les cantarán junto a la puerta del colegio una aurora alusiva.
La ausencia de nuevas vocaciones y el necesario relevo generacional entre las monjas son los motivos por los que las religiosas se han visto obligadas a tomar la decisión de trasladarse a centros y residencias que esta misma congregación dispone en otras localidades. En los tiempos de mayor apogeo, el colegio San José-Hijas de la Cruz llegó a tener en Tafalla más de una quincena de religiosas que atendían y ofrecían diferentes ciclos educativos a decenas de niñas y niños de la ciudad, pero en estos momentos únicamente tres monjas están residiendo en el colegio tafallés y las tres están en condición de jubiladas desde hace varios años, por lo que ya en su día decidieron ceder la responsabilidad de la educación a un completo equipo de profesoras, centrándose ellas en labores de gestión y de administración del colegio y en el mantenimiento de las distintas dependencias de la casa, ubicada entre el paseo Padre Calatayud y la calle República Argentina.
Las tres monjas que en estos momentos permanecen en el colegio de Tafalla son sor Pilar Isabel, de 82 años de edad y con 47 años de estancia en nuestra ciudad; sor Villar, de 78 años y con la experiencia de 14 años en el centro tafallés durante dos épocas (vino a Tafalla por primera vez en el año 1994, estuvo cinco años y fue trasladada a la localidad de Los Arcos, donde permaneció durante cuatro años, para regresar de nuevo a Tafalla donde ya lleva otros nueve años); y sor Esperanza, la más joven de las tres con sus 71 años de edad, los 18 últimos con residencia en Tafalla. Las tres religiosas recordaban con cariño a sor Magdalena Isabel, una monja de 91 años de edad, que estuvo en el colegio de Tafalla durante 65 años y que fue toda una institución, ya que por ella pasaron varias generaciones de alumnas que la recuerdan con cariño.
124 años en la ciudad La congregación de las Hijas de la Cruz mantiene su presencia en Tafalla desde el 22 de octubre del año 1888. Según relata el Padre José Beltrán en su libro de Historia de Tafalla, publicado en el año 1919, para levantar el colegio que se cedió a las Hijas de la Cruz fue necesario derribar previamente "el vetusto y desmantelado Cenador del Rey, situado en los jardines del antiguo Palacio Real", y una vez construido el nuevo edificio fueron llamadas las religiosas, que a su llegada a Tafalla "fueron recibidas en la estación por un gentío inmenso que las aclamaba como ángeles bienhechores. El municipio les otorgó una subvención de 25 pesetas por cada profesora". En un principio se instalaron en Tafalla seis monjas, que "comenzaron impartiendo la enseñanza graduada en tres ciclos o grados, además de una escuela de párvulos, otra para niñas mayores y clases especiales para señoritas", señala el autor del libro.
A lo largo de más de un siglo han ido cambiando a su vez los métodos de enseñanza y los planes pedagógicos, pero en el colegio han tenido siempre como valores supremos la formación integral de las personas y las cualidades cristianas. Durante varias décadas en el colegio San José se han impartido los ciclos de Parvulario, Enseñanza Primaria y Bachiller Elemental. En el año 1994 se produjo un cambio importante al formalizar un acuerdo de colaboración con el colegio de los Padres Escolapios, mediante el cual el colegio San José se hacía cargo del ciclo de Educación Infantil y los Escolapios de Primaria y Secundaria. Vistos los buenos resultados, este acuerdo se renovó de nuevo en el año 2004 y desde el inicio de este nuevo curso 2012-2013 son los Escolapios los que han asumido la gestión integral de ambos centros, manteniendo la denominación del colegio San José para el alumnado más pequeño y la misma plantilla de profesorado.
labor social Hay que destacar también las enseñanzas que han impartido las monjas en especialidades como labores y costuras, artes y manualidades y cursillos de secretaría y administración. A todo ello hay que añadir la colaboración en las dos parroquias de Tafalla en tareas de catequesis, grupos de cantos, de liturgia, de colaboración con grupos como Cáritas y con asistencia a indigentes y a familias necesitadas. "Nos da mucha pena el irnos de Tafalla, pero es algo que veíamos venir, porque no tenemos gente más joven que nos sustituya y así lo tenemos que aceptar", manifestaba con resignación sor Pilar Isabel, que acudirá a Fuenterrabia como nuevo destino.
Por su parte, sor Villar y sor Esperanza, que son primas carnales y que serán trasladadas a Fuenmayor, se congratulaban por las muchas felicitaciones que están recibiendo estos días. "Los vecinos nos paran y nos muestran los mejores deseos. Nos estamos sintiendo muy queridas y esto nos satisface enormemente. Han sido muchos años de relaciones personales muy estrechas con muchísima gente y eso nos va dejar un gran recuerdo", señalaban, al mismo tiempo que nos adelantaban que en la misa de despedida estarán acompañadas por varias monjas destinadas en Tafalla en épocas anteriores.