garínoain/barásoain. Para los que no conozcan esta curiosa tradición, la fiesta consiste en nombrar obispo a una niña o a un niño menor de 13 años del municipio, que vestido como tal y acompañado por el resto de chavales del pueblo, van recorriendo en comitiva las calles de la localidad entonando la típica canción de San Nicolás a la par que piden limosna de casa en casa. Los jóvenes de 13 años, denominados mandones, también cumplen su función, la de custodiar las limosnas que más tarde invertirán en una gran cena.
En esta ocasión, la suerte, encarnada en el as de oros de la baraja española, convirtió en obispillo de Barásoain a Óscar Ezcurra Silanes, de 9 años, quien acompañado por otros 16 jóvenes, fue el encargado de encabezar el nutrido grupo desde las diez de la mañana. Sin embargo, el madrugón les jugó una mala pasada, y es que muchos vecinos aprovecharon que ayer también se celebraba el Día de la Constitución para descansar y para levantarse, lógicamente, más tarde de la cama. "Están todos dormidos y no abren", explicaron visiblemente molestos los chavales, a la par que apuntaron que "menos mal que vamos a estar pidiendo hasta la hora de comer". Eso sí, todos coincidieron en subrayar que "la gente mayor es la que mejor se porta con nosotros".
En Garínoain, por su parte, el azar recayó en Asier Compaired López, de 9 años, quien dijo sentirse "muy ilusionado" de poder vestir el atuendo de obispillo y de proseguir así con esta bonita tradición, trasmitida de generación en generación. "Es toda una experiencia", dijo uno de sus acompañantes con una sonrisa cómplice.
En este caso, los chavales fueron más allá, y tras pedir limosna por Garínoain visitaron otras localidades como Sansómain o Benegorri. "Por la noche, cuando regresemos, contaremos historias de miedo y daremos sustos a los vecinos", desvelaron emocionados los 22 jóvenes, quienes también destinarán el dinero a darse una buena comilona en la sociedad del pueblo.
la matanza del gallo Tras un día de descanso, Asier Compaired volverá a enfundarse mañana a primera hora el atuendo de obispo para representar la matanza del gallo, fiesta coincidente con el Día de la Inmaculada Concepción.
La escenificación comenzará a eso de las 12.30 horas, una vez hayan finalizado los actos religiosos. Será entonces cuando el obispillo, con un gallo atado a su bastón, se colocará frente a la iglesia mientras que el resto de chavales, con los ojos tapados, entonan diversas coplas que repasan los diferentes sucesos o cotilleos ocurridos a lo largo del año. Mientras esto sucede los jóvenes golpearán simbólicamente con una espada de madera al gallo.