La familia Urrutia cumple 50 años detrás del mostrador de su carnicería en Irurtzun, medio siglo de grandes cambios manteniendo la filosofía de la casa, calidad de la materia prima y la atención al cliente, según señala Íñigo Urrutia, segunda generación en este oficio iniciado por su padre, Miguel Urrutia. Nacido en Lekunberri hace 75 años, comenzó de chaval, con 12 años, ayudando a un carnicero de su pueblo, Luis Urreaga. Allí aprendió a manejar el cuchillo. "Me gustó el oficio", confiesa Miguel Urrutia. Lo debía hacer bien, ya que tres años después se fue a trabajar a la fábrica de embutidos de Mina, en Huarte. "Estuve otros tres años y me llamaron para ir a la carnicería de caballo de la calle Calderería", recuerda.
La siguiente oferta fue en San Sebastián, donde le propusieron hacerse cargo de una carnicería. Lo dejó en 1958 para incorporarse al servicio militar. "Fui de voluntario porque quería ponerme por mi cuenta y así me quitaba el tema de la mili", apunta Miguel Urrutia. A su vuelta a Lekunberri, en 1961 abrió su primera carnicería, junto a su casa natal. Tres años después llegó la de Irurtzun. En 1969 se casó con Esther Ollo, de Beasoain, con la que tuvo seis hijos, de los cuales dos le han cogido el testigo, Íñigo y su hermana Ana, al frente de la carnicería de Lekunberri.
crisis En estos 50 años han vivido crisis económicas y también sanitarias, como la de las vacas locas, que tuvo especial incidencia en su negocio, con un descenso importante de la venta de carne de ternera. Con esta nueva crisis, también ha caído la venta de este animal. "Ahora lo que más se vende es pollo y cerdo", afirma Íñigo Urrutia, de 40 años, 23 como carnicero. "La crisis se ha notado sobre todo a partir del cierre de Inasa. Hay mucho desánimo", observa.
Padre e hijo destacan que en los últimos años se ha incrementado la venta de embutidos, principalmente txistorra y chorizo. De su buen hacer dan fe diferentes reconocimientos, entre los que sobresale el primer premio del Concurso de Chorizos Caseros Villa de Bilbao, en 2006.
Los Urrutia elaboran la misma txistorra que hace 50 años. "La receta es igual. Lo difícil es conseguir la misma materia prima. Es posible gracias a que para su elaboración utilizamos cerdos criados en semilibertad en San Juan de Pied de Port", señalan. De la Baja Navarra llegan abiertos en canal hasta Irurtzun, donde son despiezados para convertirse en txistorra, chorizo, birika, salchichón, morcilla o jamón. Para ampliar la producción, en el año 2000 habilitaron un obrador. Los productos de Urrutiaenea se pueden degustar en restaurantes de Euskadi, Madrid, Barcelona o Zaragoza.