TUDELA - El verano es más verano gracias a las celebraciones patronales de cada localidad e indudablemente, las fiestas no serían fiestas sin las charangas, que recorren buena parte de la geografía española con su alegría y buen humor.

“Es vivir entre el trabajo y la juerga”. Así define el trompetista corellano Miguel Gil el mundo de estas agrupaciones musicales, que durante los meses estivales multiplican sus actuaciones. Las charangas en general suelen estar formadas por pocos miembros, alrededor de la decena, y los instrumentos que más habitualmente se pueden observar son el bombo, la caja, la trompeta, el saxofón, el bombardino, el trombón y el bajo o helicón. Las canciones que se eligen, por lo habitual, dependen del momento y del lugar. Pero en un buen repertorio nunca falta una ranchera, un pasodoble o los típicos pasacalles. Tampoco fallan los temas más actuales, “arreglados” para poder interpretarlos.

Uno de los grupos que durante la temporada veraniega carga sus instrumentos en los maleteros de los coches y se traslada “de fiesta en fiesta”, como reza el título del primero de los tres discos que ha grabado en sus 18 años de historia, es la Txaranga Riau Riau. Este conjunto se creó en el invierno de 1996 “con el deseo de formar una charanga compuesta por músicos de la zona de la Ribera”, tal y como explican en su página web www.riau-riau.es. Actualmente, la mayoría de sus integrantes originales continúan con el proyecto, que está formado por personas de Tudela, Cintruénigo, Corella y Fitero, aunque también cuenta con un músico de la localidad aragonesa de San Mateo de Gállego.

Esta charanga ha participado en numerosas fiestas y celebraciones, como el título de liga que el Portland San Antonio ganó en León en 2005, donde no dudó en llevar sus instrumentos desde la localidad zamorana de Benavente (lugar en el que se encontraba amenizando las fiestas) para animar al equipo de balonmano navarro.

Aunque, sin duda, su actuación más mediática tuvo lugar en la famosa casa de Gran Hermano en el año 2002, el día que expulsaron al cirbonero Jacinto y al que acompañaron tras su salida. “Solo dos grupos han actuado en la sala vip de Gran Hermano; nosotros y Estopa”, comenta con una sonrisa Manolo Frías, componente de esta charanga.

trabajo detrás Una de las opiniones más extendidas sobre el mundo de las charangas es que todo es jolgorio y farra. “Tu trabajo se ejecuta cuando los demás se lo están pasando bien y, aunque en muchas ocasiones sea divertido, no quita que sea un trabajo”, explica Gil, quien señala que muchas personas piensan que “te vas de fiesta y eso no es así”. David Jiménez, trombonista de la Txaranga Riau Riau, muestra la misma opinión: “tienes que pasártelo bien, porque al final, si tu estás gozando mientras tocas, la gente que lo escucha también. Hay que involucrarse en la fiesta, pero hay que saber hasta qué punto”.

Otra de las características de una charanga es la responsabilidad de tener que divertir a un grupo de personas que están en un ambiente festivo. Frías, con muchos años de experiencia en el sector, explica que “siempre tienes que estar pensando qué hacer en el minuto siguiente, y luego en el siguiente; y así sucesivamente para que la gente siga enganchada al espectáculo y siga respondiendo”. “También tienes que controlar los tiempos, porque en ocasiones el responsable de la charanga está también de fiesta y no se entera. Al final hay que estar al tanto de todo”, añade.

El trabajo de un charanguero, al contrario de lo que pueda parecer, se realiza también durante los meses de invierno, cuando hay que ensayar y preparar todo el repertorio. Para Jiménez, “realmente parece fácil coger un instrumento y salir a tocar, pero no es así, lleva un gran curro detrás”. En el mismo sentido, desde la Txaranga Riau Riau comentan que “el trabajo ya viene hecho en invierno; en verano solo queda escenificarlo en las calles”.

Relaciones personales La convivencia entre los miembros de la banda influye en el resultado final. En opinión de Frías, “la charanga es un grupo de personas y cuanto mejor está, más funciona. Muchas veces es más importante hacer un buen grupo, que incluso los elementos puramente musicales”. Gil reconoce que “hemos estado viviendo en literas ocho o diez personas compartiendo un baño y al día siguiente en un hotel con una habitación para uno solo; la convivencia es muy importante”.

Pero no solamente las relaciones entre los miembros de una misma agrupación son fundamentales, también hay que saber relacionarte con la gente que te rodea cuando sales a tocar. En la Txaranga Riau Riau bien lo saben. “Hay que estar en contacto con el público, saber sus gustos musicales, qué tipo de ambiente llevan”, subrayan. Y es que no es lo mismo un lugar que otro. “Hemos actuado en el cohete de Arguedas por la mañana durante cuatro horas y luego por la tarde otras cuatro horas en Ólvega (Soria) sin repetir ni una sola canción”, matiza Frías. Tampoco es lo mismo actuar en un acto que otro: el repertorio de una charanga tiene que estar preparado para una procesión, para una tarde de toros, o para un pasacalle nocturno.

Aunque si por algo se distinguen los que están metidos en este mundo es por conocer gente de multitud de lugares. “Cuando vas a una localidad con la charanga sueles estar unos cuantos días, no es como una orquesta que solo vas unas horas. Entonces, acabas haciendo muchas amistades que suelen durar incluso años después de haber ido a tocar”, sentencian.