El día 9 de octubre entregamos en el Ayuntamiento de Estella-Lizarra más de 700 firmas para solicitar la adecuación y mejora en la accesibilidad de las nuevas escaleras de Juan de Labrit. La alcaldesa asegura que es imposible poner rampas, argumentando que sería necesario construir hasta 46 rampas para salvar el desnivel. Estamos en el siglo XXI, nada hay imposible para la ingeniería y la arquitectura, solo hay que ser un poco sensibles con las necesidades de los demás, y poner un poco de imaginación, ¿es que acaso no se puede hacer un concurso de ideas haciendo hincapié en que la obra debe ser adecuada para la necesidad de personas con discapacidades? Podríamos poner el ejemplo de Portugalete, donde se solucionó con rampas mecánicas.

Soluciones hay si se quieren aplicar, pero es muy triste para las personas del barrio de Lizarra que el día en el que el ascensor está estropeado, y sucede con bastante asiduidad ya que ha estado fuera de servicio más de cuatro días seguidos además de en muchas otras ocasiones, no tengan forma de bajar al médico, a la compra o a pasear por la dificultad de los otros accesos.

En cuanto a las nuevas escaleras de Juan de Labrit el barrio no está nada contento con ellas, por eso se han recogido firmas, parece que no servirán de nada, aunque todavía hay solución si se quieren aplicar. En internet con solo poner en el buscador “rampas y escaleras integradas” tenemos varios ejemplos.

Solo nos queda a los vecinos y vecinas del barrio de Lizarra, a los usuarios de los juzgados y en general a todos los estelleses y estellesas que tienen que usar estas escaleras, el derecho al pataleo y sabiendo la poca sensibilidad que tiene este Ayuntamiento con sus conciudadanos, reflejarlo en las urnas en las próximas elecciones, buscando opciones más sensibles.

Florencio Tristán

Estellés y sufridor

Hablar del tiempo es tema recurrente en el ascensor, en la tienda del barrio o en la espera de los niños en el patio del colegio. En este otoño, este tema está tomando más actualidad debido a las temperaturas que estamos teniendo, más propias de otra época del año, el verano, del que, por cierto, este año hemos disfrutado poco. Por contra, estamos viviendo un otoño templado con largas tardes de sol que agradecemos por ejemplo los que tenemos hijos, ya que nos permite alargar juegos y diversión en la calle.

Tiempo de otoño en verano y de verano en otoño. ¿Rarezas, capricho del cielo o cambio climático? Lo desconozco, pero cuando menos, a mí me parece digno de alguna reflexión más profunda en torno a lo que todos podemos hacer por el Medio Ambiente.

M.P