PAMPLONA - “Creemos que todos tenemos cosas que enseñar a los demás”. En esa afirmación, en boca de David González Villar, se basa la filosofía de la asociación L&T (aprender y enseñar, por sus siglas en inglés) de Pamplona, compuesta por un grupo de jóvenes de entre 16 y 22 años con la que buscan promocionar la cultura y divulgar conocimiento general entre adolescentes y jóvenes. Su actividad se centra durante los meses de verano, pero este colectivo cuenta también con un programa de talleres sueltos durante el curso escolar. “Intentamos que sea una oferta diferente”, explica este joven, al cargo del colectivo.

L&T nació hace cinco años cuando los amigos David González Villar y Julen Urizar, por entonces alumnos del I.E.S. Plaza de la Cruz, optaron por diferentes módulos al empezar el Bachillerato: el primero se decantó ciencias y el otro, por letras. “A los dos nos gustaba mucho la rama del otro, así que empezamos a darnos como clases entre nosotros con los temas que más nos interesaban de asignaturas en las que no coincidíamos”, explica González. Poco a poco, este bis a bis se fue abriendo y acogiendo a los demás compañeros, hasta el punto de realizar diferentes actividades a pie de calle, como teatro. “Es un vicio enseñar a la gente que quiere aprender”, relata este joven de 20 años.

NOCHES TEMÁTICAS Durante el año, L&T se centra, prácticamente, en la organización de un grupo de teatro. A esta actividad se suma la programación, en la casa de la juventud, con la que ha estado ligada desde sus inicios, de algunas noches temáticas, dirigidas al público joven y que empezaron de la mano del colectivo Alter paradox. Después de la celebración de una Noche de la Ciencia, en junio, anoche fue el turno de la Noche del Terror, con ocasión de la festividad de Todos los Santos y Halloween. En ella, entre los socios y voluntarios, que formaron un grupo de 26 personas, disfrutaron de diferentes juegos de suspense, talleres de cocina en la que elaboraron figuras fantasmagóricas con frutas o sangre falsa, y un certamen de disfraces.

González Villar recalca que “si alguien quiere hacer una actividad, somos un medio para organizarla y hacerla”. Así se aumentaría una oferta cultural en Pamplona. “Desde que vivo en Madrid, comparo lo que ofrecen las dos ciudades y Pamplona está bastante bien, aunque siempre se echa de menos algo más, por eso estamos ahí”, señala.

Tal es así que desde hace tres años organizan una especie de campamento de verano al que llaman Escuela Libre. En ella, los socios (que han de tener entre 14 y 30 y pagar una cuota anual de 25 euros) proponen diferentes talleres, impartidos por ellos o por personas voluntarias expertas en la materia. Por ejemplo, este verano participaron una veintena de jóvenes y se ofrecieron cursos sobre física cuántica apta para todos los públicos, coro, meditación, historia de la música o un taller de voz dirigido a quienes trabajan con ella; así como conferencias impartidas por voluntarios externos como Nuevas formas de aprender, ¿es suficiente la innovación tecnológica?, a cargo de una profesora de castellano en Washington. Todos gratuitos o con un coste simbólico “que nunca ha pasado de un euro”.

MIRAS DE FUTURO La razón por la que su actividad es más bien estival es que una parte de la decena de socios de L&T estudian fuera de Navarra, entre ellos David, que cursa Física en una universidad madrileña. Allí, conoció otras mentes curiosas a las que contagió la filosofía de L&T, hasta el punto de tener un par de socios que no son de Navarra ni residen en ella. Una primera acogida que les está animando a ampliar las fronteras del colectivo. “Ahora estamos en el proceso de aceptar el cambio de estatutos para convertirnos en una asociación estatal”, subrayó González.