ir a la villa de Cáseda es una oportunidad estupenda para embullirse en una sinfonía patrimonial. Ya, al aparecer a la vista, atrae con su imperioso perfil altanero y enjuto. Y llegado al fielato geográfico del grueso río Aragón, éste se cruza con gentil anchura sobre un ciclópeo y hermoso puente de 9 ojos y 200 metros de largura. Junto al de Tudela, pasa por ser el de mayor envergadura de la Navarra medieval. Y de obligado cumplimiento es citar la iglesia parroquial de Santa María de gótico tardío (siglo XVI) y que cuenta con dos joyas renacentistas: una de sus dos portadas de fina traza plateresca y el gran retablo romanista del genial escultor guipuzcoano Juan de Ancheta.

El término de Cáseda se encuentra en la Merindad de Sangüesa, tiene una superficie de 86 km² y se sitúa en un cerro a orillas del río Aragón a 435 metros de altura. Limita con Aibar y Sangüesa al norte, Peña y Sos del Rey Católico al este, Carcastillo por el sur y Gallipienzo por el oeste. En la actualidad su población ronda el millar de habitantes.

además de san zoilo Mas la ocasión nos hace extractar el ánimo, por indicación de la periodista local Loreto Iriarte, hacia la ermita de El Calvario, edificio situado en otro alto al oeste de la villa y a 1 kilómetro de distancia. La ermita de El Calvario está dedicada a San Felipe y Santiago. Es la otra ermita de Cáseda. Aunque con personalidad propia, para muchos su existencia está ensombrecida por la conocidísima ermita, también casedana, de San Zoilo de Córdoba. La historia de San Zoilo, su arquitectura gótica y sus detalladas y narrativas pinturas merecerían otra más amplia instrucción.

A la ermita de El Calvario se accede por una rampa de hormigón. Arriba, junto a la empinada ladera, mirando su entrada al sur, dando la espalda a Cáseda y en un entorno salpicado de olivos, se encuentra esta bien cuidada, extraña y enigmática capilla. Es un edificio de 17 metros de largo y 5 de ancho. Su forma rectangular solo se ve alterada en su lado norte por un suave ábside que invita a pensar que su origen pudiera situarse en el románico rural navarro. El primer testimonio de su existencia data de 1717, año en el que el ermitaño de este lugar, Miguel Daingo, apadrinó en la parroquia de la villa a un niño. Su buen estado de conservación se debe a la profunda restauración a la que se vio sometida por el ayuntamiento y los vecinos de la villa en auzolán en 1981. Desde esa fecha, y solo durante varios años, se celebró el primer domingo de mayo una romería del pueblo a esta ermita. Lo que sí mantiene una fiel continuidad es la antigua tradición de que el pueblo celebre cada Viernes Santo un Via Crucis matutino (de 9 a 10 de la mañana) haciendo las pertinentes paradas en las estaciones penitenciales que están señaladas en el recorrido con sus preceptivas cruces, en este caso metálicas y de buen porte. En esta procesión, un nutrido grupo de vecinos acompañan hasta El Calvario al Cristo de la parroquia de Santa María y a una simpática representación del gallico, el ave de corral que cantó después de que San Pedro negara a Jesucristo tres veces.

En el colorido y nutrido altar de la ermita destacan, entre otras pinturas y objetos, un fino Cristo crucificado y una Dolorosa.

Junto a la ermita hay un Sagrado Corazón de mediados del siglo XX, al estilo, tiempo y promoción del que hay en Sangüesa. También junto a El Calvario se halla un antiguo depósito de agua que en su día dio el privilegio a los casedanos de que su pueblo fuera uno de los primeros de Navarra en contar con agua potable.

fortificación Poco o nada se sabe del origen de El Calvario. Falta documentación en Cáseda e investigación en los archivos oficiales (Gobierno de Navarra y Arzobispado). Un reto. El documento más interesante nos lo aporta Nati, trabajadora del Ayuntamiento de la localidad. Se trata del plano de la Comandancia General de Ingenieros del Ejército del Norte en el que El Calvario aparece arquitectónicamente detallado como una fortificación de las Guerras Carlistas. En concreto, el plano dota al edificio con otro tramo horizontal de cerca de 10 metros al sur formando una T. Se cree que también fue cuartel francés durante la ocupación en la Guerra de la Independencia.

El que esta ermita ha tenido varios usos lo demuestra la diferencia en sus puntos de luz: las saeteras existentes responden más a un edificio religioso del medievo, mientras que las aberturas horizontales hablan más de aspilleras para fusileros.

En cualquier caso, lugar, este de El Calvario, incierto pero bello. Y cálido por el cariño con el que lo cuenta Rafael, Atilano.