pamplona - No andan tan desencaminadas las abuelas cuando dicen que el frío es bueno para la piel. La ciudad va a llegar estos días a 10 bajo cero, y parece que el mundo se viene abajo, pero el poder del frío, mejor dicho, su efecto terapéutico, está ya contrastado desde que hace décadas los japoneses, y después los rusos y los países del Este, desarrollaran las técnicas de la crioterapia. Y en esto no se andan con tonterías, porque someter el cuerpo a casi -180 grados centígrados por un breve espacio de tiempo, “entre 90 segundos y 3 minutos”, tiene sus beneficios.

Dos hermanas pamplonesas, María y Elena Zozaya, han retado a las bajas temperaturas de estos días y quieren hacer del frío su modo de vida. De hecho, hoy ponen en marcha una novedosa idea en el II Ensanche (plaza Blanca de Navarra, 10), una clínica Krio Bio, la primera de toda Navarra y una de las poquísimas de todo el Estado. ¿En qué consiste? Ofrecen la criosauna, que se basa en la exposición breve y controlada del cuerpo a temperaturas extremadamente bajas: “Introducir el cuerpo durante un corto periodo de tiempo en un gas extremadamente frío proporciona importantes efectos”, explica María Zozaya, informática de gestión, y que ahora se ha metido de lleno en este proyecto empresarial.

“Yo hace seis años trabajé para Caja Navarra en la gestión de bases de datos”, afirma María Zozaya, quien añade que en plena crisis, “por aquí no había mucho trabajo en este campo y llevaba tiempo queriendo salir de la rueda”. De ahí que empezaran a pensar en una idea: “Conocimos la crioterapia por mediación de un médico de la CUN interesado en este sistema como tratamiento de la obesidad”, precisa María. Ella, con 29 años, y su hermana Elena, de 26, titulada en Enfermería, vieron entonces la oportunidad: “Contactamos con la marca rusa Krion y nos permite la exclusividad en Navarra durante un año”. La inversión ha sido de miles de euros y “sin respaldo familiar no hubiera sido posible”, opina. Así funciona: “La exposición se realiza en una cabina de un metro de diámetro, con el usuario de pie. El cliente introduce todo su cuerpo en la sauna a excepción de la cabeza y, si lo desea, los brazos”. ¿Se puede soportar el frío? Según detalla María, “son sesiones muy cortas, de tres minutos como máximo, dependiendo de la persona”, y la sensación que se experimenta “es de frío seco superficial, sin llegar a sentir frío intenso ni malestar”. Para curiosos, Cristiano Ronaldo y Jorge Lorenzo tienen su propia criosauna, dado el efecto “que tiene en los deportistas, ya que acelera los procesos de recuperación tras esfuerzos físicos y aumenta el rendimiento”, puntualiza.

“ESTIMULA ENDORFINAS” A 180 grados bajo cero “el frío extremo pero superficial hace que el cuerpo reaccione, estimulando endorfinas, activando el sistema inmunológico y haciendo que la sangre llegue mejor y más enriquecida a los órganos vitales, y desencadena en nuestro cuerpo un proceso que es analgésico, antiinflamatorio, regenerativo y antidepresivo”. De hecho, según añade, “los resultados son perceptibles desde la primera sesión, ya que tiene una capacidad de anestesia de unas 5 horas”.

Unos 50 euros cuesta la sesión, aunque su precio se abarata según el número de sesiones. María Zozaya señala que la crioterapia usa el frío para “patologías de dolor crónico y/o relacionadas con la salud”. Porque, además de deportistas, su efecto es constatado contra “artritis, fibromialgia, eczemas y dermatitis, entre otras patologías”, y está su efecto estético, para quienes quieran bajar de peso: “Una sesión quema 500 calorías”.

Krio Bio, que acaba de abrir en el II Ensanche, el barrio del que las hermanas Zozaya son vecinas de toda la vida, completa su oferta con el Miha-Bodytec, el ya famoso chaleco, que “entrena todo el cuerpo de forma simultánea”, lo último en tratamientos de fitness, y un sistema de radio frecuencia facial.