pamplona - Son muchos los factores que influyen a la hora de elegir una vivienda, el valor de mercado, la ubicación de la promoción residencial, la urbanización del entorno, su calidad, pero también los servicios que ofrece el ayuntamiento al que pertenece, recursos que dependen, en un porcentaje importante, de los impuestos que se recaudan.

La contribución urbana es unos de los ingresos corrientes clave, sobre todo en ayuntamientos que carecen de otras fuentes de financiación a falta de polígonos industriales y comerciales. En el último informe de Comptos sobre el sector público local los impuestos directos representaban el 25% del total de los ingresos. Es el caso de ayuntamientos como Zizur Mayor, al que le han arreciado las críticas por la falta de dotaciones en los nuevos crecimientos urbanos (Ardoi), u que con un presupuesto de 10,5 millones cubre 3,8 millones de impuestos directos. De hecho, es uno de los ayuntamientos que mayor esfuerzo fiscal realiza con un catastro al día y un tipo impositivo alto (239,50 euros de cuota anual), algo que también ocurre a Berriozar (227,78 euros) o Noáin-Valle de Elorz (200,61 euros).

Pagando valores medios se sitúan los vecinos de Buztintxuri (141,65 euros de cuota anual), Nuevo Artica de Berrioplano (154,64), Lezkairu (entorno a 165 euros), Beriáin (151, 31) o la parte de Erripagaña correspondiente al Valle de Egüés (160) y Pamplona (168,63). Entre los más bajos, Erripagaña-Burlada (121,78) y Sarriguren (131). Pamplona y la Cendea de Galar son los ayuntamientos más desactualizados a la hora de radiografiar su patrimonio, que está muy lejos de los valores de mercado, lo que compensan con tipos impositivos muy altos. En realidad los ayuntamiento deciden un mismo tipo impositivo para todo el casco urbano y la decisión de subir o bajar es una decisión política que compete a su autonomía municipal. Según este estudio propio, Pamplona (0,3775), Noáin (0,2289) y Zizur Mayor (0,232) mantienen los tipos impositivos más altos. Y Galar con el 0,10 es el más bajo. El gravamen legal debe situarse entre el 0,10 y 0,50.

La crisis la mayoría de ayuntamientos de la Comarca de Pamplona han perdido para sus arcas los ingresos extraordinarios que llegaban de los ICIOS y plusvalías procedentes de la construcción. Si a esta situación se suma el cada vez menor peso en el reparto del fondo de la hacienda foral los impuestos propios se convierten en la principal fuente de sustento. Máxime cuando los ayuntamientos comarcanos se quejan del freno que ha supuesto este año la participación en el fondo de las haciendas locales. Esta ley fue aprobada con los votos a favor de UPN, PSN y PP y en contra de Bildu, Aralar-NaBai, I-E y Geroa Bai. Y fija en 200.688.073 euros la cuantía global del Fondo para 2015 quedó congelado y se estableció y una subida similar al IPC para 2016, que crecería en otro 2% si el PIB alcanzara ese porcentaje.

el caso de pamplona Pamplona es un caso especial por dos motivos. Por un lado, está a la espera desde hace muchos años de revisar su ponencia de valoración (la comisión técnica entre Gobierno -Hacienda y Administración Local- y Ayuntamiento para actualizar los valores siguiendo una compleja fórmula) lo que supone que el valor catastral de sus viviendas sea muy bajo. Tanto que no llegan ni a la mitad de los que valen las viviendas de municipios vecinos en muchos casos. Por otro lado, disfruta de la denominada Carta de Capitalidad lo que le permite disfrutar de una inyección adicional del Gobierno foral que este año será de 23,4 millones.

Los ayuntamientos que dejan aparcada la ponencia se ven obligados a subir de golpe los valores y jugar después con el gravamen para ajustar. Un valor catastral bajo no tiene ventajas por otro lado a la hora de vender esa vivienda. En Hacienda el pago del impuesto de transmisiones patrimoniales tiene en cuenta una valoración de mercado con el valor de otras operaciones en la zona, independientemente del valor escriturado que, a su vez, pueda referenciarse al catastral. Sí beneficia un valor bajo en el pago del impuesto del patrimonio, que ha elevado el mínimo exento a partir de este año a 800.000 euros.

El estudio comparativo del esfuerzo fiscal de los ayuntamientos ha sido elaborado por este periódico a partir de los datos catastrales de los diferentes polígonos fiscales en los que se divide un término municipal y aplicando después los tipos impositivos. La muestra, que analiza 13 polígonos diferentes, toma como referencia para homogenizar valores una vivienda tipo de 85 metros cuadrados construidos y recién construida (2015). La cuota resultante es la cantidad que viene a pagar el ciudadano en el nuevo sector residencial que haya elegido para vivir en concepto de contribución urbana. Aquellos ayuntamientos comarcanos que van revisando sus ponencias de valoración (se pueden consultar en internet) llegan a valores similares. Las principales diferencias vienen marcadas por el tipo de gravamen y, en algunos casos, porque se juntan un valor ligeramente más alto con un porcentaje impositivo superior.

Lo cierto es que la ley de Haciendas Local obliga a que la revisión de los valores catastrales se haga cada cinco años. La crisis por otro lado ha venido bien porque al devaluarse el precio del mercado de los inmuebles cuanto más tiempo se haya tardado en actualizar la ponencia menos se salta de algún modo los años del crecimiento, apuntan los expertos, los mismos que apuntan que la contribución en el Estado español (el IBI en el régimen común), en líneas generales, tiene mucho menos peso que en otros países europeos.

En el caso de las promociones de VPO la valoración catastral tiene un límite porque el valor de la repercusión de suelo viene marcado por ley y no puede ser superior. Hubo un tiempo en que las viviendas protegidas contaban con exenciones en el pago de este impuesto pero hoy en día pagan lo mismo que una vivienda libre.