“La firma del convenio dio estabilidad y convenció a la compañía de que era una planta de futuro”
El pasado 6 de noviembre la planta de la empresa SCA en Allo inauguró su nuevo almacén de distribución internacional. La inversión de 18 millones se suma al crecimiento del empleo en una factoría que vive un buen momento
ALLO. Corren buenos tiempos para la antigua papelera de Allo, hoy propiedad de la multinacional sueca SCA. La reciente inversión de 18 millones de euros en un almacén de última generación se suma al crecimiento del empleo en más de un 50% en los últimos dos años con la instalación de nuevas líneas de producción tras centralizar buena parte de la actividad de converting que se realizaba en sus plantas de Sant Joan de Mediona (Barcelona) y de Carmona (Sevilla). La plantilla ha crecido mucho en estos últimos años después de tiempos convulsos. “Hemos pasado de 257 a unos 400-410 empleados”, explica el director de planta, el navarro Juan Pablo Gallego. Este vecino de Lerín, que lleva ya 23 años trabajando en Allo, once como responsable, destaca el importante papel que han jugado todos los trabajadores para que la planta tenga un gran futuro por delante.
¿Es su momento más feliz como director de la planta?
Hay muchos pequeños momentos buenos que dan mucha felicidad, pero hoy es un día especialmente feliz para todos y cada uno de los empleados. Hemos sido capaces de aunar esfuerzos y de conseguir que una compañía tan importante como SCA haga una inversión de 18 millones de euros y, sobre todo y ante todo, que se haya creado tanto empleo.
¿Cómo lograron que SCA apostara por Allo y no por otras plantas?
El cambio sustancial fue que toda la fábrica, toda, remara en la misma dirección. Cuando SCA vino (en 2012) me dio un mensaje bien claro: “Allo será lo que vosotros queráis que sea. Os daremos todos el apoyo, os intentaremos ayudar en todo lo que podamos, pero si queréis seguir adelante y ser una de las fábricas europeas con mayor volumen tiene que ser por vosotros”. En ese sentido, tanto los sindicatos, que han sido claves, como todos los trabajadores han ido en la misma línea que la dirección. Eso nos ha servido para mejorar nuestros ratios de productividad. No olvidemos que allá en 2013 todos hicimos un gran esfuerzo y los trabajadores firmaron un convenio colectivo que dotaba de estabilidad a la planta hasta 2016, incluido. Eso fue clave para convencer a la dirección de que esta era una planta de futuro.
¿Es ya la esta planta más importante de SCA en el Estado?
Ahora mismo Allo y Valls (Tarragona) son las más importantes. Somos equivalentes y, lejos de competir, nos ayudamos para que los clientes y consumidores salgan beneficiados.
Con una marca tan potente como Colhogar, la compañía siempre había sido reacia a producir otras marcas, pero las cosas han cambiado mucho...
Históricamente siempre producíamos Colhogar, pero los hábitos del consumidor han ido cambiando, y los fabricantes no podemos estar al margen. Ahora tenemos esa dualidad. Por un lado, la gran venta de una marca paraguas como Colhogar (de las que más está creciendo en el sector de las marcas); por otro, se nos abrió otro mercado con la gran relación que tenía SCA con Eroski y Mercadona, de la que somos interproveedor. Son clientes estratégicos.
¿Qué porcentaje producen de sus marcas y cuál de otras?
Son datos internos, pero sí puedo decir que los volúmenes son complementarios. En tiempos de crisis las marcas de distribución ganan peso; cuando la economía va mejor las marcas tiran más hacia arriba.
Una instalación tan moderna, tan automatizada, ¿crea empleo?
No genera más empleo, pero sí un empleo muy especializado y de calidad. Y, sobre todo, lo que nos da es mucha mayor velocidad de respuesta, que el cliente no espere. Además, al estar automatizado siempre tienes más control sobre el producto y este tiene más calidad, porque casi no se manipula y, por tanto, no se deteriora. A eso hay que sumar la seguridad, siempre sabes dónde tienen el producto y, si hay un problema, sabes dónde está cada palé. El almacén no ha creado empleo en sí, el foco de generación de puestos de trabajo ha estado en las líneas de producción.
¿Se esperan nuevos aumentos de plantilla a corto-medio plazo?
SCA siempre está buscando nuevas formas de crear riqueza y mejorar su cadena de suministros. Nos encantaría crear más empleo, pero para eso tenemos que demostrar que somos una fábrica que va mejorando; si conseguimos ser más competitivos, a futuro habrá opciones de crear empleo, y de calidad. Porque capacidad productiva tenemos (la hemos doblado), y somos una de las cinco mayores plantas europeas del sector del tisú dentro de la compañía.
En esta planta, además, producen su propio papel...
Aquí, a partir de celulosa, hacemos también las bovinas, la materia prima, y esa es una de las ventajas competitivas de la planta. Tenemos un gran volumen de converting (servilletas, rollos de papel higiénico, de cocina, pañuelos o faciales), pero también clientes de bovinas y exportamos al grupo materia prima a fábricas de Holanda, Alemania...
Una de las curiosidades de SCA es que tiene sus propios bosques...
La gente que nos hemos integrado en SCA hemos descubierto algo muy característico de la compañía: un nivel de transparencia que quizá en otras empresas no tienen; dicen las cosas de adulto a adulto. Y otra característica es la sostenibilidad, muy metida en el ADN de la empresa. Nació hace cien años como compañía maderera y para SCA sus bosques son su niña mimada. La planta consume celulosa de sus bosques, gestionados de forma sostenible. Además, en los últimos años hemos reducido también mucho el consumo de agua y a la mitad los residuos que se generan por empleado. Son aspectos que se cuidan mucho.
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