Blanca Urabayen, la poeta de los sentimientos
La escritora estellesa publica su tercer libro, ‘Relatos y música en el Camino de Santiago’
estella-lizarra - Los libros y la música inundan el domicilio de esta poeta estellesa nacida en Villamayor de Monjardín, amante de la cultura en todas sus vertientes. Pianista, escritora autodidacta y asidua participante en distintos foros y círculos sobre cultura, historia y arte, Blanca Urabayen Galdiano acaba de publicar su tercer libro, Relatos y música en el Camino de Santiago, en el que dedica sus obras a su familia, a Estella, a Villamayor de Monjardín y a temas diversos. Este trabajo sigue a los que ya ha publicado anteriormente, Alrededor del monte Deyo, en 1995, Besos de otoño. Relatos y poesía, cuatro años después. El nuevo libro se ha presentado en la Casa de Cultura de Estella-Lizarra, con la asistencia de numerosas personas que quisieron acompañar a la autora. Blanca Urabayen agradeció a los asistentes su apoyo y acompañamiento.
Su inquietud por expresar lo que le sale de dentro le viene desde niña, aunque empezó a escribir públicamente, como ella misma define, a raíz de la prematura muerte de su marido.
Sus inquietudes culturales se han visto acrecentadas por todos los años que lleva asistiendo a los cursos que imparte el Colectivo Cultural Almudi de Estella-Lizarra. Todavía hoy, a sus 84 años, acude tres días a la semana a clases de poesía, literatura e historia del arte. “Empecé con Ángel de Miguel, después en la Universidad para Mayores Francisco Yndurain y también con Salvador Gutiérrez Alcántara y Alberto Alceldegui”, recuerda Blanca Urabayen.
Precisamente, su libro está dedicado “a Don Salvador Gutiérrez Alcántara, por sembrar en el alma de quienes asistimos a sus clases la semilla fecunda de la poesía”, según reza la dedicatoria de esta obra. Además, Alberto Alceldegui firma el prólogo de este libro y Ángel de Miguel la contraportada.
Con este libro, Blanca trata de reflejar el cariño que siente por Estella-Lizarra, por Villamayor de Monjardín, por su familia, hijos y nietos y por sus amigos. Asimismo dedica un capítulo a su amiga fallecida Eli Luquin. “Todo lo que he escrito ha sido con sentimiento. Me inspiran las cosas que me llegan. Hay que sentir, si no no hay poesía”, asegura.
Por eso, el día a día le sugiere temas sobre los que escribir. “Por ejemplo, tengo poesías muy bonitas, como Grito de mujer o La luna en la esquina. Durante los años que viví con mi marido en Madrid, ésta última me la inspiró una pobre prostituta que solía estar cerca de nuestra calle y a la que la gente insultaba al pasar. Yo no lo podía entender”, recuerda.
En su nueva obra, que la propia Blanca Urabayen ha querido que sea “muy familiar y muy pequeña”, tiene un sitio amplio el Camino de Santiago. “Desde hace muchos años soy amante del Camino. Mi pueblo es Camino de Santiago”, comenta en referencia a Villamayor de Monjardín. Asimismo, en el trabajo, la autora dedica a Estella-Lizarra sonetos y acrósticos. En el libro hay sitio también para la música y la Edad Media también para la literatura. “Un relato se inspira en el sueño que una estellesa, que soy yo, tuvo de que Quijote y Sancho llegaban a Estella y la recorrían”.
En la obra hay además pasajes en torno a personajes importantes como Miguel de Eguía, Fray Diego de Estella o Ramón María del Valle Inclán “que dedicó a Estella su segunda Sonata de invierno”, recuerda Blanca Urabayen.
Asimismo, esta autora reserva un lugar importante al papel de la mujer en la Cultura y la literatura. “Hablo de la mujer y de lo reprimida que ha estado. Siempre he tenido mucha sensibilidad con este tema, pero siempre con respeto”, afirma.
Sobre su formación, Blanca Urabayen recuerda cómo influyó en sus inquietudes culturales su tío materno Fermín Galdiano, religioso marianista en Madrid que visitaba durante los veranos a la familia. “Estaba en el Colegio del Pilar de Madrid. Era un sabio, catedrático de primera enseñanza y fue quien me encaminó a mí. De siempre me gustaba mucho la poesía y los cuentos, las revistas de moda o de corazón no me llamaban la atención”, recuerda Blanca Urabayen, que añade que su formación se completó con la música. “Por mi tío ya sabía algo de solfeo, y después comencé con el piano, ya que a los 9 años empecé a ir de Villamayor a Luquin al colegio de las monjas de San Vicente de Paúl”.
Con su libro, pretende plasmar todas esas vivencias e inquietudes, aunque no desea grandes reconocimientos e incluso dudó en publicarlo o no. “Me ha gustado cultivarme, pero no me gusta hacer ostentación de ello. Prefiero la humildad a la soberbia”, asegura.