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Un acogedor alto en el Camino

Abre en mañeru ‘el cantero’, un albergue de peregrinos con 26 plazas y bar habilitado en una espectacular y enorme casona del siglo XVII

Un acogedor alto en el Camino

los miles de peregrinos que recorren Navarra cada año en su travesía hacia Compostela tienen desde hace unos días una excusa más para hacer un alto en el Camino a la altura de Mañeru. Allí, en pleno centro, acaba de abrir el segundo albergue del municipio, El cantero, ubicado en una espectacular casona del siglo XVII y que cuenta con ni más ni menos que unos 1.100 metros cuadrados, incluidas las distintas plantas, el patio y una enorme bodega. “Por ahora hemos habilitado unos 700”, explica Roberto Fernández.

Él y su pareja, la estellica Mariola Roa, se han lanzado juntos en esta aventura con la que están muy ilusionados. Y es que, tras “año y medio de obras” para restaurar tamaño edificio, -casi todo con sus propias manos-, y una importante inversión, ven por fin cumplido su sueño. “Rober es de Hoyo de Pinares (Ávila), pero ha sido muchas veces hospitalero voluntario y, curiosamente, nos conocimos en el Camino, así que parecía que estábamos destinados a esto. Lo habíamos hablado muchas veces y al final, un buen día, nos lanzamos para iniciar un proyecto juntos”, recuerda Roa, con una herencia familiar muy vinculada a la Ruta Jacobea.

Y es que, su padre, Antonio, junto a José Mari Jimeno Jurío y a Jaime Eguaras, realizaron en 1963 una histórica peregrinación a Santiago con un carro tirado por una mula, logrando revitalizar una ruta medieval que apenas entonces tenía repercusión ni peregrinos.

La elección de Mañeru tampoco fue casual. “Buscábamos sobre todo un pueblo pequeño para priorizar el trato al peregrino y lejos de las masificaciones que puede haber en otros sitios más grandes”, añade Fernández. También ese espíritu de ofrecer comodidades ha quedado plasmado en el diseño del albergue. “Por espacio, podríamos haber puesto decenas de camas, pero no queríamos eso. Y, por normativa, hubiera bastado con dos duchas y dos baños, pero pusimos cuatro para mayor comodidad de los huéspedes, que además tienen una cocina para poder prepararse lo que quieran y un espacio para lavar. Al final, hemos hecho lo que nos gustaría a nosotros que tuviera un albergue: agua caliente para todos, limpieza, comodidad y poder tomarte una cerveza o comer cuando llegas cansado”.

De momento son 26 las plazas de que se ofertan, distribuidas en tres habitaciones, aunque a futuro, en la segunda planta, planean habilitar habitaciones individuales con baño para aquellos peregrinos que quieran más intimidad.

El servicio de alojamiento se compagina además con el de bar, donde atienden los desayunos, a quienes quieren hacer una parada para tomarse algo durante la etapa y, por supuesto, a los propios vecinos de Mañeru. “Nos han acogido con mucho cariño desde el primer día, estamos muy, muy agradecidos y, además, este es un pueblo que siempre tiene vidilla, da gusto”, apunta Roa.

Así mismo dan cenas a los peregrinos a eso de las ocho de la tarde y, a medio plazo, la idea es abrir también un restaurante para todos los públicos aprovechando la espléndida bodega con la que cuentan.

El cantero abre todos los días de 7.00 a 22.00 horas, y en su diseño han tenido mucho tacto, sabiendo mantener la esencia y algunos elementos de un edificio con más de tres siglos de historia. Además, también han apostando por la sostenibilidad ambiental incorporando una caldera de biomasa.